Entrevista | Miguel de la Fuente Enviado especial de TVE a Ucrania

“Me temo que lo peor aún está por venir”

“A los ucranianos les puede más el orgullo que el miedo: “Defender, defender y defender sin perder ni un palmo de terreno”, ese ese es su lema”

Miguel de la Fuente, cámara al hombro, durante una de las evacuaciones de los refugiados.

Miguel de la Fuente, cámara al hombro, durante una de las evacuaciones de los refugiados. / TVE

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

Cuando, en 2014, las tropas rusas invadieron Ucrania y tomaron Crimea en un abrir y cerrar de ojos, Miguel de la Fuente (Ourense, 1961), cámara de Televisión Española, ya estaba allí. Y también estaba allí cuando en febrero de hace un año se inició esta guerra que ha involucrado a todo el mundo. De los últimos doce meses, la mitad de ellos los ha pasando cubriendo la información del conflicto, yendo y viniendo, pero también haciendo otros trabajos. De hecho, ahora está hospitalizado en Madrid, sufriendo las consecuencias febriles de la picadura de un insecto venenoso, “mosquito hembra embarazada” por más señas, que le atacó tras cubrir la reciente visita de los Reyes a Angola, al adentrarse en un poblado de Luanda. “Ya ves -nos dice- no me alcanzaron las balas, pero sí los mosquitos”. Su cuerpo, evidentemente, no está preparado, de momento, para regresar a Ucrania, pero su cabeza no piensa en otra cosa: “En primavera, volveré otra vez”.

–¿Qué cambios ha apreciado en esta guerra de Ucrania desde que comenzó hasta hoy?

–Quienes aprecian mejor la diferencia son los propios ucranianos. Cuando llegamos la primera vez, en febrero del año pasado, la guerra no estaba localizada en ningún punto determinado y todos la estaban sufriendo. Sin embargo, a través de las normas que se aplicaron después de la primera oleada de bombardeos, Zelenski se propuso, y lo consiguió, que se abrieran todos los negocios y que se pusiesen en marcha todos los servicios, de manera que la gente empezó a hacer vida normal. Fue en Kiev, sobre todo, donde antes y más se notó este cambio: Kiev, la capital, representaba, a la vez, un doble papel: el de la vuelta a la vida cotidiana y el del lugar del “descanso del guerrero”, esto es, de los combatientes que pelean en primera línea. A día de hoy, puede decirse que el país funciona así, como en Kiev, en todas aquellas zonas que no están tocadas por el frente de guerra porque, entre otras razones, en éstas ya no queda población: sus habitantes se han desplazado, se han marchado de Ucrania o residen en casas de familiares. Y todos ellos, eso sí, siendo muy conscientes de que la guerra está ahí, pero procurando hacer una vida normal. Ya no es como al principio, cuando faltaban alimentos, medicamentos… cuando comer una vez al día, cualquier cosa, era todo un lujo. Ahora en Kiev abundan locales donde se sirve comida rápida y hasta restaurantes abiertos donde puedes comer casi lo que quieras.

–¿Y en primera línea de combate?

–Ahí también hay diferencias, pero en este caso te hablo de nuestro trabajo como periodistas. Porque antes nos dejaban acercarnos más a estas zonas pero, ahora, si no te ven como una persona de confianza, no te dejan, se han vuelto muy meticulosos, y así cada vez es más difícil que te lleven a los puntos calientes. Nosotros, el equipo de TVE, tenemos una traductora que nos consigue buenos contactos y gracias a eso podemos acceder a lugares de primera línea pero, eso sí, rara vez nos permiten que permanezcamos allí más allá de quince minutos filmando o haciendo entrevistas. Por nuestra seguridad y porque corren más riesgo de ser detectados por el enemigo.

Miguel de la Fuente, enviado especial de TVE a Ucrania

Miguel de la Fuente, enviado especial de TVE a Ucrania / TVE

–Es cierto que la posición bélica de Ucrania ha mejorado pero, tras un año de guerra, ¿cómo está la moral de los ucranianos?

– Por lo que yo he visto, la moral está muy alta, tanto la de los civiles como la de los combatientes. Por lo que respecta a los civiles, porque comprueban que la razón está de su parte, que tienen muchos países aliados que les ayudan, que reciben visitas de altos mandatarios occidentales… Eso les anima muchísimo. Y en el frente, los soldados lo tienen clarísimo: “¡Aquí estamos para ganar o morir!”, te espetan.

–Sin embargo, se avecinan tiempos duros. Ya se anuncia una poderosa ofensiva rusa en primavera.

–Sí, claro. Y por eso yo temo que lo peor aún esté por venir. Cuando el deshielo permita el desplazamiento de los carros de combate, las cosas se van a complicar. Yo no sé cuál de los dos bandos tomará primero la iniciativa, si los rusos o los ucranianos, pero en cualquier caso van a pegarse muy duro entre sí. Y, después de eso, cuando el verano acabe, allá por octubre o noviembre, ya veremos cómo queda el escenario.

Miguel de la Fuente, enviado especial de TVE a Ucrania

Miguel de la Fuente, enviado especial de TVE a Ucrania / TVE

–¿Y los ucranianos no tienen miedo de esa más que probable, e inminente, ofensiva rusa?

–La temen, obviamente. Han visto misiles destruyendo edificios enteros y matando a familias completas pero, a fin de cuentas, entienden que Putin va a hacer lo que ha venido haciendo hasta ahora. Y, además, les puede más el orgullo que el miedo. “Defender, defender y defender sin perder ni un palmo de terreno”. Ese es su lema, para eso se han venido preparando desde hace años.

–Quien más y quien menos sospechaba de los crímenes de guerra cometidos por los rusos, pero ahora que los ha denunciado la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, la acusación toma un cariz muy serio. Usted mismo ha presenciado el resultado de masacres de la población civil…

–Lo he visto, sobre todo en Izium, una ciudad pequeña en la región del DonBás que estuvo tomada por los rusos durante seis meses. Al marcharse de allí los rusos, se descubrieron decenas de fosas con más de 450 personas muertas. En este tema del genocidio, los ucranianos lo están documentando todo, porque están obsesionados con mostrar al mundo lo que les ha pasado a ellos. Y quieren hacerlo bien, le dan mucha importancia, para que se confirmen de una manera científica, sin errores y con todo el rigor, los crímenes que los rusos han cometido.

Miguel de la Fuente, enviado especial de TVE a Ucrania

Miguel de la Fuente, enviado especial de TVE a Ucrania / TVE

–¿Usted cree, como temen algunos expertos, que la “euforia” ucraniana les lleve a invadir territorio ruso?

–Eso nadie lo puede saber, pero yo digo lo que veo, y lo que veo es que los ucranianos están muy lejos de pensar en eso porque viven al día y, todo lo más, no ven más futuro que la inminente ofensiva rusa de primavera. Para ellos, está muy lejos todo lo demás. Y aún en caso de victoria, o inicio de negociaciones de paz, a mí me parece que lo que exigirían sí o sí los ucranianos es retomar la soberanía de toda la región del DonBás.

–Y la de Crimea?

–Yo estuve en Crimea en 2014 y me consta que allí se dan unas circunstancias muy especiales, porque en esa zona sus habitantes están más ligados a lo que era la URSS y hoy Rusia. De hecho, los rusos la tomaron en dos días, así que pienso que los ucranianos no lo incluirán como un punto de la negociación. Claro que ésta es una opinión muy personal. De todas formas, reitero, lo que sí tengo claro es tras la primavera y el verano próximos, las cosas no creo que sigan igual.

–¿Qué escena le ha impactado más desde que cubre esta guerra?

–En este oficio hay que procurar que los impactos emocionales no te duren mucho, porque sales de una y te metes en otra, y luego en otra, y así sucesivamente….Pero, para responder a tu pregunta, yo me que quedo con aquellas escenas del tren en las que se acumulaban cientos y cientos de personas intentando salir del país a poco de que empezara la invasión rusa. Era gente que estaba ya destrozada, madres con niños en los brazos reclamando y protestando, gritando “¡yo no me quiero ir de aquí , por qué me tengo que ir, por qué dejar mi familia y mi casa!”. Era desolador ver a tres mil personas esperando un tren que parecía que nunca llegaba y, cuando llegaba, desesperándose por conseguir subirse a él mientras se despedían entre lágrimas del marido, del padre, del hijo…

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