Los viejos oficios: Carolina Cabrero, lámparas artesanas

Flores que dan luz

En el trabajo de Carolina Cabrero la naturaleza es la protagonista. Con las plantas de su propio huerto de Oza-Cesuras hace lámparas artesanales que iluminan los hogares con colores y formas únicas. Cada pieza que sale del taller Viola se personaliza al gusto de quien la adquiere

Es posible vivir rodeados permanentemente de naturaleza aunque no se viva en el campo o uno sea urbanita empedernido. Carolina Cabrero lleva las flores y las plantas a todos los ambientes, que ilumina de una forma muy especial. Esta artesana lleva más de dos décadas elaborando lámparas que dan luz como si estuviesen en el bosque llenas de vida. En su taller Viola las flores, tras secarlas y prensarlas, dan forma y color a cualquier estancia. Siempre de forma personalizada y única porque nunca puede haber dos piezas iguales.

Carolina vivió en Francia, donde aprendió la técnica del prensado. En 1995 se trasladó a vivir a Galicia donde abrió el Taller Viola en Oza-Cesuras, donde las flores son las protagonistas. A través de un trabajo lento, pausado y totalmente artesano cada obra se convierte en lámpara de techo, de sobremesa, de suelo o aplique de pared. Cada diseño se personaliza al gusto del cliente, que puede escoger las flores que más le inspiren e incluso cómo van a ir distribuidas.

Flores  que dan luz

Carolina recolectando flores de su huerto para las lámparas. / tallerviola.com

El primer paso del trabajo es la recolecta de las variedades, el secado y el prensado, algo que lleva su tiempo y hay que hacer en el momento adecuado para cada especie vegetal. Carolina no utiliza ningún tipo de tratamiento para las plantas, por lo que el color es el original una vez que se han secado. La hoja de geranio silvestre, el ginkgo, el arce japonés, la crocosmia –de un hermoso tono naranja–o la lobelia son algunas de las encargadas de la paleta cromática.

El material de soporte imita al pergamino y está homologado para su uso como lámpara, de forma que no se queme ni se deforme. Las flores se incorporan a la estructura por medio de cola aplicada con pincel y toda la superficie de la pantalla se recubre de una fina capa de celulosa para dejar protegidas las plantas.

Carolina pegando flores.

Proceso de pegado de los elementos naturales. / tallerviola.com

Las pantallas se venden sueltas en los modelos clásicos o como lámpara completa con pies que proporciona el taller. Los modelos de diseño se completan con piezas de madera que realizan otros talleres artesanales.

Carolina dice que hay tantos clientes como flores pero no se plantea la prisa en su trabajo. “Me gusta que el producto salga bien. La artesanía no conoce la prisa”, explica. Estas lámparas únicas con flores que dan luz las muestra en las numerosas ferias de artesanía a las que acude, y también a través de su página web y de las redes sociales. En tallerviola.com está todo el catálogo de piezas, que se personalizan y permiten vivir con un pedazo de naturaleza dentro de la casa.

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