“Ser modelo no es nada fácil. Va mucho más allá de posar delante de una cámara, ponerte unos tacones o unos zapatos y desfilar”, comenta Tania Pando, directora de la escuela y agencia Small Big Models, con sede central en Vigo y centros de formación en otras ciudades gallegas. Cuando pensamos en moda y modelos, nos imaginamos perfiles de personas perfectas, con unas medidas estándar y una estatura superior a 1,75 en las mujeres y 1,85 en los hombres. Nada más lejos de la realidad, salvo en el mundo de las pasarelas que piden maniquíes con esas características.
“Todo lo que vemos en TV, revistas, vallas publicitarias y hasta flyers de pequeñas empresas, colegios, marcas de alimentación... es moda. Y todos esos perfiles son modelos contratados para ser imagen”. Eso ha supuesto un cambio en el perfil de alumnado que acude a formarse en modelaje: niños, adolescentes, adultos y hasta personas de avanzada edad, aunque lo recomendable para quien pretenda hacer de la imagen su profesión es iniciarse cuanto antes.
“Ahora se buscan caras distintas, personalidades diversas, lo fundamental es expresar, que tu imagen transmita un mensaje que impacte, de ahí que quepan más prototipos de aspectos físicos y edades. Incluso si hay algo que te diferencia, tienes que potenciarlo”, explica Raquel Gamallo, formadora en modelaje e interpretación en la escuela que dirige en Pontevedra, Mi vida entre telas.
En definitiva, existen dos tipos de perfiles de alumnos que se forman como modelos. “Para pasarela, la edad y unas determinadas características físicas son los requisitos; para publicidad, tenemos desde bebés hasta ancianos porque hoy en día se pide cercanía, naturalidad”, resume Tania Ferreiro, profesora de pasarela en la escuela y agencia New Models de A Coruña, que también forma azafatas.
Las expectativas con las que acuden los alumnos a la escuela Mi vida entre telas son variadas. “Primero, quieren saber cómo funciona este mundillo, hay gente que viene para intentar mejorar su forma de ser, ganar en seguridad y empezar a hacer trabajos sencillos, aunque también tengo una chica que mide 1,85 y puede empezar a trabajar en pasarelas internacionales. Luego tengo chicas muy expresivas que estoy formando para el audiovisual. Con unas y con otras trabajo mucho la interpretación, el acting, les enseño cómo actuar en determinadas situaciones, interpretar determinadas circunstancias, lo que les hace ganar en seguridad y les vale para el resto de su vida, se vayan a dedicar a esto o no. Estudio las potencialidades de cada uno (también tiene algún chico), veo lo que puedo sacar de cada uno de ellos, que es muchísimo más de lo que piensan cuando llegan; les saco complejos”, relata Raquel Gamallo. El curso básico en su escuela dura tres meses e incluye formación tanto dentro como fuera del aula con un temario elaborado por la propia Raquel Gamallo y salidas al exterior para rodaje de videoclips y anuncios, sesiones en zonas de vestuarios de comercios locales y presentación a castings en diferentes establecimientos. “Tienen que saber enfrentarse a posar ante gente desconocida que les esté mirando porque, cuando vayan a trabajar, el fotógrafo no puede esperar tres horas a que le des una buen foto”, sostiene Raquel Gamallo.
En Small Big Models, la formación consiste en preparar al alumno, adulto o infantil para el mundo laboral en la moda, con el plus de trabajar con cada uno a nivel personal, abordando sus inseguridades, sus miedos y vivencias completamente distintas. “Para llegar a ser modelo tienes que exponerte, hablar en público, saber trabajar con grandes equipos de producción, gente desconocida para ti, conocer los medios en que te vas desenvolver. Con la competencia que hay en el sector y teniendo que pasar varios castings, lo más importante es tener confianza en uno mismo y saber transmitir. Y ahí es donde entra la escuela”, relata Tania Pando. Las clases del curso de modelaje, de un año de duración, se basan en pasarela europea (clásica y rítmica), pasarela latina, interpretación adaptada a pasalera, teatro adaptado a pasarela, montaje de coreografías, técnicas de casting, fotografía en estudio, protocolo en eventos, expresión oral, expresión escrita, correcto manejo de las redes sociales, medios y prensa, fitness, nutrición, cuidados de la piel, automaquillaje y relación laboral y contractual. “Nuestros alumnos deben entender, desde el primer día, que para ser modelo, la imagen es importante. Por eso tienen que asistir a clase uniformados y con el pelo recogido o suelto según se les vaya pidiendo. Esto rompe con el estilo de cada uno, les iguala en imagen y genera una rutina a seguir en esa transformación a modelo profesional que puede tener cada uno de ellos en su día a día”, explica Tania Pando, quien también ejerce de profesora junto a un fotógrafo, una coordinadora y un equipo de docentes externos que acuden puntualmente para impartir materias especificas.
En New Models, el curso dura seis meses con clases que se imparten los sábados por la mañana. “Desde que hacen el curso los ponemos a funcionar, si hay clientes que los piden, ya hacen sus primeros trabajos”, indica Tania Ferreiro. Además de clases de pasarela y modelaje para publicidad, imparten expresión corporal, una asignatura que imparte una actriz y suele encantar a los aprendices.
Las principales salidas laborales para un modelo que viva en Galicia son la fotografía y la publicidad, ya que las pasarelas son contadas y escasas. De ahí que las propias escuelas generen sus eventos para dar visibilidad a su alumnado. “Trabajar como modelo en Galicia es un complemento a otro trabajo, un plus económico que, si lo haces bien, puede ser una cuantía importante, no para vivir de ello. Nosotros nunca recomendamos a nuestros alumnos que se centren solo en el mundo de la moda, dejen los estudios o no busquen otras salidas laborales”, indica Tania Pando. Aun así, hay algunos que hacen de ello su profesión y se mudan a otras ciudades, eso sí, con la formación ya completa para poder triunfar en un mundillo donde hay mucha competencia. “Siempre les digo a mis alumnos que hay que estar continuamente formándose, yendo a castings, que ahora ya no son presenciales y puedes enviar por internet; si te mueves mucho, puedes llegar a vivir de ello, incluso teniendo en Galicia tu base y desplazándote a donde te requieran. Yo misma colaboro en Madrid con una empresa hispanoárabe que hace sesiones en Dubai”, comenta Raquel Gamallo.
Tener que “emigrar” no es algo de ahora. “Tanto las directoras de New Models, Olga y Montse, que desfilaron en las mejores pasarelas de Milán, París o Madrid, como yo misma, hemos tenido que movernos mucho”, explica Tania Ferreiro, que antes de trabajar como modelo se inició en certámenes de belleza: fue la representante de A Coruña en Miss España justo el último año que se celebró el concurso, en una edición polémica en la que le tocó compartir habitación con una periodista que se había infiltrado en el certamen representando a la provincia de Alicante.
En el caso de los niños, suelen tener mucho trabajo de pequeños, hasta los ocho o nueve años, en que son requeridos para fotos de modelos de primera comunión. Luego hay un parón hasta la adolescencia, etapa en la que algunos deciden retomar el mundo de la moda.
Las redes sociales repletas de influencers, instagramers y en general de personas que se ganan la vida con el mundo de la moda ha tenido una doble repercusión en las escuelas de modelos profesionales. Por una parte, “que una chica o chico pueda ganar dinero siendo ‘modelo’, simplemente por tener x seguidores en sus redes sociales, rompe con la importancia que tienen la formación no solo en moda sino en cualquier sector. Ser modelo es ser un ejemplo a seguir y para ello debes de tener conocimiento sobre varias cosas y trabajar a nivel personal. La psicología es importante en este mundo y el mensaje que queremos transmitir en nuestras redes, más”, argumenta Tania Pando, quien asegura que las redes sociales no han restado la afluencia de alumnos a su escuela. “Es más, hay muchos modelos de los que hemos formado que están ahora trabajando por toda Europa y sus redes sociales no están nada trabajadas. Me atrevería a decir que el cien por cien de mis alumnos cerraría sus redes sociales a cambio de ser modelos reconocidos”, añade Pando.
“Las redes nos han hecho mucho daño, incluso hay gente que trabaja gratis y me sorprende ver en desfiles cómo la persona que guía esos jóvenes les permite ciertas posturas prohibidas. Eso sí, cuando se trata de cosas importantes, los clientes acuden a nosotras, a las profesionales”, sostiene Tania Ferreiro.
“En mi opinión , en un principio se recurrió mucho al youtuber, a la típica persona influyente, pero ahora las bloggers importantes tiene sus propias marcas y cachés elevados, con lo que sí se recurre a caras menos conocidas que pueden llegar a mucho público incluso con sus propias redes de contactos”, opina Raquel Gamallo, quien tiene experiencia como blogger, trabajó como modelo en los 90, fue delegada en Galicia de certámenes de belleza, tiene formación en diseño y patronaje y se dedica también a organizar eventos.
En lo que sí coinciden todas es que el universo digital facilita el poder llegar más lejos sin moverse de casa, enviando los videobooks a través de internet.