Eso de la novela negra gallega…

novela nega galega

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Pedro Feijoo

Pedro Feijoo

Durante mucho tiempo, eso de la novela negra gallega y, sobre todo, su supuesto boom tuvieron en mí a un ferviente incrédulo (por no decir incluso uno de sus más escépticos detractores), tanto por lo que tenía que ver con la escena en general como, sobre todo, con la parte que me tocaba directamente. Porque, como en su momento advertí, intuía que todo aquello de la famosa explosión galaico-criminal no era más que un invento interesado que, cuando pasara de moda, iba a dejar a mucha gente encasillada, atrapada entre los barrotes de un carro al que se había subido sin tener en cuenta que en algún momento (no demasiado alejado en el tiempo, en realidad) ese mismo carro dejaría de moverse hacia ninguna parte. Y, desde luego, llegado ese momento yo no querría verme ahí. Sin embargo, y como advertían los Rolling Stones, no puedes tener siempre lo que quieres, como hace poco pude comprobar: por más que entonces me esforzase en decir, advertir y señalar que un servidor de ustedes nada tenía que ver con el supuesto Big Noir Bang, mi nombre quedó vinculado a aquella historia, a tal punto que hace poco he sabido incluso de iniciativas por completo ajenas a lo negro y criminal en las que mi participación suscitaba recelo porque, “claro, ¡es que lo de este chico es más la novela negra!”. Maldita sea mi estampa, señora…

Pero, sin embargo, debo admitir que la otra parte de mi conflicto –o sea, la de mi visión general de la cuestión– sí ha cambiado… Sigo pensando que, por la misma razón por la que es imposible hacer pajar de una sola paja, en Galicia no se puede hablar de una verdadera explosión de la res negra. Ni gallega en general, ni viguesa en particular, ni nada de nada. Porque sí, es absolutamente innegable que aquí tenemos grandes autores del género. Desde referentes indiscutibles como Domingo Villar o Diego Ameixeiras (a mi modo de ver, el auténtico doctor y poeta del género en Galicia), hasta nuevas voces para la actualización e incluso modernización del mismo, como Beto Luaces, Manuel Esteban o, muy notablemente, Álex Alonso y Arantza Portabales. Por supuesto, mi mala cabeza se deja ahora nombres a los que sin duda tendré que pagarles una ronda (o las que sean, que esta gente no se anda con bromas, y son todos ellos muy capaces de hacer que parezca un accidente) a la salud de mi mala memoria. Pero, siendo sinceros, tampoco tantos… Y ahí es donde está el problema: en que, para que haya movimiento, ha de haber quien lo promueva. Y, desde el mayor de los respetos… mira, tampoco éramos tantos en el pueblo.

Pero, entonces, se obró el milagro... Porque puede que no haya tanta oferta, pero, desde luego, los que sí respondieron fueron los de siempre: los lectores.

Al ruido generado por medios y editoriales vino el público, y, ahí sí, algo cambió. Sigo pensando que nunca hubo tal boom de la novela negra gallega, pero sé con certeza que ahora, después de tanto hablar de ella, sí existe su demanda. Solo así se entiende, por ejemplo, que incluso tengamos consolidado ya nuestro propio festival del género: este mismo fin de semana se celebró en Verín la quinta edición de las Xornadas de Novela Negra, un festival que nació gracias al encuentro de Domingo Villar con esos locos maravillosos que, como hormiguitas incansables, trabajan desde el Concello y, sobre todo, desde la Biblioteca Municipal de Verín. Cinco ediciones ya (más una virtual, motivada por la pandemia), en las que el Auditorio de Verín se ha venido quedando pequeño para escuchar tanto a especialistas de lo negro como, además, a profesionales del gremio “criminal”. No solo escritores, sino también inspectores, magistrados e incluso forenses se han dado la mano, los grilletes, los bisturís y lo que en cada momento haya surgido al amparo de estas jornadas, encuentros multidisciplinares que las convierten en únicas en Galicia y en toda una referencia en el panorama negro español. Este año, y tras el paso de grandes autoridades en la materia, como el excomisario Enrique León Calviño, la forense Berta Rodríguez, el sargento de la Guardia Civil José Luis Ferreiro, o los autores Sara Vila, Xoán Tallón y Mikel Santiago, las Xornadas se han vuelto a vestir de éxito (tanto que, con toda seguridad, a más de uno a estas horas todavía les durará la resaca. Créanme, conozco a esta gente, sé de lo que hablo…). Y todo, como siempre, gracias a los sospechosos habituales: los lectores. ¿Cuándo aprenderemos, de una vez por todas, que lo que de verdad nos hace grandes siempre es lo mismo? La gente. El resto… Bueno, el resto no es más que ruido.

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