Entrevista | Dolores Redondo Escritora

“Me siento la escritora más querida del país”

“En mis novelas, como en mi vida, la luz la ponen el amor y la amistad”, comenta la autora, que recrea en su última novela los crímenes de John Biblia, el asesino del támpax, y lo sitúa en Bilbao los días previos a la riada que asoló la ciudad en 1983

Dolores Redondo en una calle de Bilbao.

Dolores Redondo en una calle de Bilbao. / Carlos Ruiz

Cautivó a más de tres millones de lectores con su trilogía del Baztán y la atormentada inspectora foral navarra Amaia Salazar, llevada al cine entre 2017 y 2020 en tres adaptaciones cinematográficas actualmente disponibles en Netflix. En 2016 publicó Todo esto te daré, la novela Premio Planeta más leída de los últimos tiempos, y en 2020 regresó al universo del valle de Baztán con La cara norte del corazón, que se convertirá en un serie de la factoría Hollywood. Ahora Dolores Redondo (Donostia- San Sebastián, 1969) aumenta su obra, traducida a 38 idiomas en todo el mundo, con Esperando al diluvio (Destino), donde recrea los crímenes de John Biblia, uno de los asesinos más legendarios del Reino Unido, y el Bilbao de los días anteriores a la riada que destrozó parte de la ciudad en agosto 1983.

– En “Esperando al diluvio”, plantea una hipótesis sobre lo sucedido con John Biblia, el asesino del támpax, que mató a tres mujeres entre 1968 y 1969 en Glasgow y nunca fue identificado ni capturado, ¿qué sabía de él y por qué se decantó por llevarlo a su nueva novela ?

– Aunque en España sea menos conocido, en Reino Unido es una auténtica leyenda y ha inspirado muchas novelas, no tantas como Jack el Destripador, pero viene siendo una figura del estilo. En enero de este año la BBC estrenó el documental “La casa de John Biblia”, es decir, es historia viva. Se supone que debería de tener veintitantos años cuando cometió sus primeros crímenes y en todo este tiempo nunca se ha dejado de buscarle. En los 90 se detuvieron a varios sospechosos de ser él pero fueron descartados; en los 2000 hasta se desenterró a un criminal fallecido en prisión y se le sometió a pruebas de ADN. Tienen sus retratos robots de varios testigos que le vieron, de hecho la hermana de la tercera víctima pasó parte de la noche con ellos y les acompañó un tramo en el taxi de regreso a casa. Su modus operandi fue llevarse a tres mujeres de la misma discoteca, las tres con la menstruación en ese momento, violarlas, estrangularlas y tirar sus cuerpos en la calle rodeadas de compresas y támpax. La policía escocesa se dio cuenta de que tenía un gran depredador en la ciudad en unos años en que aún no se manejaba el concepto de asesino en serie. Ahora se sabe que si un asesino en serie deja de matar es por tres motivos: o ha muerto, ha entrado en prisión por otro delito o ha huido a otro país, Y es partir de ahí donde yo construyo la posibilidad de que hubiera venido a Bilbao porque entre el Reino Unido y los principales puertos españoles siempre ha habido un constante tráfico de mercancías.

– Y lo trae al Bilbao del año 1983, el de la riada que destrozó parte de la ciudad y causó más de una treintena de víctimas mortales.

Me apetecía contar la historia de ese diluvio. Justamente ese año había pasado el verano en Galicia y regresaba en el tren a cargo de unas personas conocidas en mi primer viaje sola. El tren se detuvo lejos de Bilbao porque la riada se había llevado las amalgama debajo de las vías, que quedaron al aire. La destrucción era bíblica; me impactó ver prendidas en las copas de los árboles cosas que había arrastrado el agua: un colchón, un pijama de bebé, guantes de trabajo, un bidón... Pensé que mi casa también había sido destruida, no podía saberlo porque eran los ochenta y no había teléfonos móviles, pero afortunadamente no había pasado nada donde yo vivía. Por otra parte, yo tenía una deuda de gratitud con Bilbao porque desde mi primera novela ha sido la ciudad que más premios me ha concedido, más cariño me ha dado y más homenajes me ha hecho. Luego con el éxito se unieron otras ciudades, ahora me siento la escritora más querida del país, o una de las más queridas.

–  Eran tiempos convulsos marcados por la reconversión naval, las drogas, el terrorismo de ETA.

– Ese Bilbao que retrato podría ser perfectamente Vigo, Ferrol, Cádiz o cualquier gran puerto con siderometalurgia y astilleros tan potentes, con ese ambiente de trabajo, contaminación, ruido, todo aquello que barrió de un plumazo la reestructuración naval. A Bilbao le sobrevino la riada que pudo haber sido su cataclismo y la obligó a reinventarse, a renacer como un cisne después de ser un patito feo. Eran los años de una democracia en pañales que acababa de sufrir un intento de golpe de estado, en el País Vasco había tensión policial y la presencia de ETA, en esos días previos a las fiestas las batallas campales que se formaban al intentar poner una bandera de España en un edificio oficial era el constante en las portadas de los periódicos. Mi novela, aparte de una ficción detectivesca, es un crónica de aquellos días, de cómo estaba un país do del que afortunadamente no queda nada, como la heroína que se llevó a varias generaciones, aunque hay rumores de que en ciertos lugares está volviendo.

– ¿Y entre tanto gris de aquella época dónde sitúa la luz?

– Una cosa que sabían hacer muy bien en los 80 era divertirse; en Bilbao había una vida nocturna, que me consta que también tenía Vigo, maravillosa. Proliferaban la prostitución, el juego, las loterías, las discotecas y ese ambiente era un escenario perfecto para poner a John Biblia. La luz en la novela, al igual que en mi vid, la pone el amor y la amistad. Y hay otra luz maravillosa que no puedo dejar de nombrar que es la radio, por donde te llegaba la música y a la cual llamabas para pedir que te dedicaran una canción, lo cual me ayuda en la novela a tejer un romance. La radio es fundamental siempre que hay una gran catástrofe porque es lo único que se mantiene en pie cuando se va la luz y fallan los teléfonos. En 1983 fue todo un descubrimiento para mí, tenía catorce años y conocía través de ella la música que se estaba haciendo en todas partes. Por cierro, Galicia era pionera, con muchos grupos y muchas ganas de innovar.

Actuación de Siniestro Total en la "Movida viguesa", el 7 de marzo de 1984.

Actuación de Siniestro Total en la "Movida viguesa", el 7 de marzo de 1984. / Magar

– Usted se define como escritora de tormentas, ¿establece alguna metáfora entre el diluvio climatológico que le espera a ciudad de su novela y la propia muerte inminente del detective protagonista, afectado por una enfermedad terminal?

– Por supuesto. Esperando al diluvio, el título, no hace alusión a la riada, porque nadie la esperaba, sino que representa el fin del mundo del protagonista, que sabe que va morir. Se llama Noah, Noé en inglés, y como el personaje bíblico, llega en barco y tiene una corazonada o una voz que le dice lo que tiene que hacer. Deteriorado y enfermo, dedica los últimos días de su vida intentando atrapar al asesino porque es lo que ha hecho siempre y es lo que único que dará sentido a su vida y a su muerte. La climatología adversa me encanta para mis novelas, tanto la externa como la interior de los personajes. Me gusta someter a mis protagonistas a esa presión porque, igual que de la Tierra salen diamantes, del interior de las personas sometidas a presión surge crecimiento e incluso en los últimos días de su vida Noah va a aprender a vivir, va a encontrar la amistad y le va a aparecer en la lontananza el amor.

"Al estar traducida a 38 lenguas me he dado cuenta de que pese a la diferencia de culturas a todos nos dan miedo las mismas cosas”

– En su investigación para esta historia le sorprendió la teoría de que el asesino hubiera sido víctima de abusos en la infancia, ¿explica este hecho su comportamiento criminal?

– Sería muy aventurado y horrible decir algo así porque hay muchas personas víctimas de abusos, males y guerras que no son agresores, sino todo lo contrario, les repugna la violencia y se dedican a defender a los débiles. Es la tónica general y el caso de mi personaje Amaia Salazar Salazar (la inspectora de homicidios de la Trilogía Baztán). La historia de John Biblia nos sirve también para ver cómo ha ido avanzando la criminología. En sus primeros crímenes los policías escoceses pensaban que el asesino había ligado con sus víctimas, les propuso tener relaciones sexuales, ellas se negaron porque tenían la regla y las mató por eso. Es un razonamiento muy básico con poco fondo psicológico y habla del poco conocimiento que esos hombres tenían de la naturaleza de la mujer. Con la entrada de mujeres en la Policía, la visión cambia y pensaban que ellas sí accedieron a tener relaciones sexuales pese a tener la regla. Hoy en día se ve clarísimo que era un asesino en serie. Al disponerme a ficcionar los crímenes –los tres reales los relato con los datos que se tienen– me vi en la obligación de hacer el planteamiento desde lo que hoy sabemos de criminología, así que se lo planteé a un psiquiatra experto en abusos sexuales y me dijo que alguien tan joven matando con esa fijación y brutalidad había sido víctima de abusos. No justifico con ello su conducta, pero si planteo que el hogar debe ser el lugar donde siempre nos sintamos a salvo desde la infancia, y también cuando somos adultos, nunca puede ser el lugar donde recibimos el mal porque de la clase de amor y de miedo que vivimos en nuestra casa de pequeños vienen los comportamientos que vamos a reproducir el resto de nuestra vida.

– La incluyen dentro de la “Euskadi Noir” y en Galicia también se habla de una saga de autores de novela negra, ¿cree que ese género es cosa del Norte?

– También pertenecería a la “Galicia noir”  porque situé la novela del Premio Planeta (“Todo esto te daré”) en Galicia. A mí esas etiquetas no me gustan. El concepto noir no existe, los franceses no llaman así a su novela negra. Mis novelas están mestizadas con otras cosas que las hacen más interesantes que el simple hecho de un policía persiguiendo a un criminal, me voy más a la psicología y a la parte histórica, no me dejo etiquetar. Y eso de ser del norte es relativo, yo que vendo y publico en 38 lenguas cuando voy a Suecia me llaman escritora del sur. Cuando El guardián invisible empezó a publicarse en tantas lenguas me dio mucho vértigo y le preguntaba a mi editor: ¿van a entender esto que sucede en el valle navarro de Baztán, que hace alusión a la mitología, a la brujería y a conceptos tan locales?, ¿lo van a entender en Vietnam y en Israel? Me he dado cuenta de que somos más parecidos de lo que pensamos, pese la diferencia de culturas, nos dan miedo las mismas cosas. En todos los países se preocupan por sus hijos cundo salen, y todo son capaces de entender las emociones que siente una madre o un padre. El miedo es universal y antiguo; desde el principio de los tiempos la mitología no hace más que intentar defendernos de ese parte oscura que no conocemos, la que surge cuando llega la noche. Por eso conectamos, no tiene que ver con el norte, sur, este u oeste, sino con que tenemos la misma piel y el mismo corazón.

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