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20 años museo MARCO

Veinte años a la vanguardia del arte

El Museo de Arte Contemporáneo de Vigo cumple sus dos primeras décadas de vida como una de las locomotoras culturales de la ciudad

MARCO: Veinte años a la vanguardia del arte. FDV

El 13 de noviembre de 2002, el mismo día en que el petrolero “Prestige” naufragaba frente a Fisterra con 77.000 toneladas de fuel-oil, se inauguraba en Vigo el Museo de Arte Contemporáneo en la céntrica calle comercial Príncipe, en el edificio que había sido sede de la cárcel y los juzgados de Vigo.

Decenas de representantes de la vida política, social y cultural de la ciudad participaron ese día en la visita inaugural, pues el museo no abrió al público en general hasta dos días después. Mientras el entonces alcalde Lois Pérez Castrillo proclamaba el nuevo espacio como “locomotora cultural” y “referente para la regeneración urbana”, la directora del nuevo espacio, Carlota Álvarez Basso, explicaba la vocación del museo de atender tanto al arte gallego como a las tendencias del arte actual en el contexto internacional. A esa doble misión respondían las dos exposiciones inaugurales: “Atlántica: Vigo, 1980-1986”, una muestra colectiva de la generación de artistas que modernizaron el arte en Galicia en los ochenta, y “Cardinales”, que mostraba obras de artistas internacionales relacionadas con las ideas de reclusión, vigilancia y control junto a los diseños originales del filósofo británico Jeremy Bentham sobre el concepto de “panóptico”, el que inspiraba el modelo del edificio construido como prisión en 1880, cuyo esquema fue respetado por el proyecto arquitectónico de remodelación llevado a cabo por el equipo de arquitectos formado por Manuel Portolés, Francisco Javier García- Quijada y Salvador Fraga. Dicho proyecto llevaba gestándose desde 1994, atendiendo a la demanda de dotar a la ciudad más poblada de Galicia de un centro de arte contemporáneo.

Inauguración del centro en 2002. Cameselle

Una antigua prisión

Precisamente el pasado del inmueble y su significado para la memoria visual de Vigo ha estado presente como elemento inspirador en proyectos del museo. Unos meses antes, las jornadas de puertas abiertas “El hilo de Ariadna”, que incluían un recorrido por todo el edificio, mostraban en el salón de actos una serie de fotografías de Manuel G. Vicente sobre el estado del inmueble antes de la remodelación, con imágenes tomadas en noviembre de 1999. A lo largo del tiempo, el MARCO ha acogido obras de numerosos artistas que tomaron como punto de referencia la historia del edificio y su nuevo uso para llevar a cabo propuestas site-specific: algunas de ellas fueron la instalación de Tania Bruguera “Trabajo socialmente útil”, en la que reproducía las celdas originarias de la planta baja, o la exhibición por parte de la artista alemana Maria Eichorn de una carta de un preso en la cárcel de Vigo escrita a su pareja en 1937 antes de ser ejecutado. Asimismo, desde el área de documentación del museo llevan a cabo un proyecto de recopilación de testimonios de personas que hayan tenido experiencias en la cárcel y juzgado.

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Viaje en el tiempo a bordo del MARCO Hilda Gómez

Los años en que el MARCO estuvo dirigido por Carlota Álvarez Basso – desde un año antes de su apertura hasta junio de 2005 – fueron los de creación de un equipo estable, con los departamentos de exposiciones, comunicación y didáctica, gerencia, dirección y documentación. Se creó la Fundación MARCO, entidad responsable de gestionar las actividades y presidida por la propia dirección del museo, en cuyo patronato estaban el Concello de Vigo, la Xunta de Galicia, la Diputación de Pontevedra y Caixanova, a los que en 2005 se incorporó el Ministerio de Cultura. En 2012 se produjo la salida de la entidad financiera y del organismo provincial, el cual en la actualidad colabora con el centro apoyando la presencia femenina en las exposiciones. 

Vista del edificio del MARCO, ubicado en la antigua prisión y juzgados de la calle del Príncipe. Cameselle

A falta de una colección permanente, el MARCO ha basado su programación en exposiciones temporales, que durante la etapa inaugural fueron de carácter colectivo y temático, una especie de creación de marca que contaba con presupuestos más gruesos que en la actualidad y mayor proyección internacional, para irse conjugando con el paso del tiempo con muestras de artistas individuales. La materia prima de las exposiciones ha sido desde su inauguración no solo esculturas, pinturas y fotografías, sino también performances, videoarte, instalaciones y otras propuestas artísticas.

Vanguardias gallegas

La revisión de las vanguardias gallegas ha sido una de las líneas expositivas constantes en el centro de arte contemporáneo. A la exposición inaugural del colectivo Atlántica le sucedieron otras como “La creación de lo necesario. Aproximaciones al diseño del siglo XX en Galicia” (2004)”, “Diáspora. 10 artistas gallegos en el exilio latinoamericano. 1830-1970” (2005), “Virxilio Viéitez” (2011), “Francisco Mantecón. Pasión y cálculo” (2015), “Luis Seoane. Retrato de reojo” (2015), “Mujeres del silencio. De Maruja Mallo a Ángela de la Cruz” (2016-2017), “Ánxel Huete. Una revisión crítica” (2017), “Manuel Colmeiro. Espacios y encuadramientos” (2020), “Din Matamoro. La mirada encendida” (2021-2022) o “Francisco Leiro. El antropomórfico”, expuesta desde el pasado mes abril hasta enero de 2023

Una de las obras de la exposición “Luis Seoane. Retrato de reojo” (2015). Marta G. Brea

En esa misma línea también se le ha ido dando espacio a las nuevas generaciones de artistas gallegos que han encontrado en el MARCO un lugar donde exponer sus obras. Eso ocurrió en 2006 con “Urbanitas”, que recorría el arte gallego en ese momento, y tiene su ejemplo más reciente en “Future Stories”, una exposición de diez artistas recién graduados de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Vigo que estará en el museo hasta el próximo 8 de enero, fruto de una beca de la Fundación MOP (una iniciativa cultural de Marta Ortega Pérez).

Obras de la exposición de Francisco Leiro, actualmente en el MARCO. Ricardo Grobas

Durante la etapa en que Iñaki Martínez Antelo fue director del MARCO (noviembre de 2005 a enero de 2017) introdujo las exposiciones de artistas individuales, combinándolas con las colectivas y temáticas que organizaba su predecesora en el cargo. La muestra “7+1. Project Rooms” marcó en 2008 la transición de los proyectos colectivos a los solitarios porque por primera vez se le daba un espacio a cada autor. Un año después Santiago SierraJorge Barbi eran los primeros nombres que presentaban sus propuestas a nivel individual, algo que hasta el momento solo había hecho el arquitecto César Portela en 2004 con motivo de la consecución del Premio Nacional de Arquitectura.

Los aniversarios

Los aniversarios del MARCO inspiraron exposiciones especiales de gran calado. Así, en 2007 un total de 34 artistas gallegos e internacionales ocuparon todo el espacio expositivo, incluido el edificio anexo, con la muestra “Tiempo al tiempo” que conmemoraba los cinco años de vida del museo. En el décimo aniversario se aprovechó la coincidencia con la efeméride del hundimiento del petrolero “Prestige” para programar “La ballena negra”, una muestra que conjugaba obras de arte con material documental sobre la mayor catástrofe ecológica sufrida por Galicia en el siglo XXI.

Piezas de Mark Dion para “La ballena negra” (2012) M. G. Brea

Otras propuestas destacadas en la historia de este espacio de arte contemporáneo fueron la estadounidense  “The last picture show. Artistas que hacen uso de la fotografía. Tendencias conceptuales de 1960 a 1982” (2004), en una etapa anterior al crisis financiera en la que el MARCO contaba con grandes presupuestos, “El medio es el museo” (2010), un proyecto colectivo en torno la idea de la función que debe cumplir un centro de arte contemporáneo, o “Martin Creed. Obras” (2011), en la que el artista británico llenó las salas de la planta baja del museo con más de 50.000 globos azul celeste, registrando un récord de visitas al MARCO.

A la proyección internacional del centro de arte vigués contribuyeron, además de las exposiciones realizadas en la etapa inaugural y años posteriores, el premio para jóvenes comisarios nacido como iniciativa del MARCO en 2006, al que se le unió el FRAC Lorraine de Francia en 2009 y el noruego SKFM en 2014, cuya última convocatoria se celebró en 2016.

El punto negro en la historia de este espacio artístico se produjo desde enero de 2017 hasta febrero de 2019, cuando el museo se queda sin director y dimite la jefa de exposiciones, Agar Ledo. La instalación corría el peligro de perder el prestigio conseguido y convertirse en algo diferente a lo que pretendido desde sus inicios. Así lo explicaba el crítico, comisario e historiador de arte Carlos Bernárdez en el artículo “O MARCO está baleiro” publicado en el suplemento FARO DA CULTURA. La contestación de una parte del sector cultural de la ciudad hace que la situación se reconduzca y desde la llegada de Miguel Fernández Cid a la dirección, en marzo de 2019, el museo retoma su trayectoria.

Aparte de la actividad expositiva, el MARCO ha albergado y continúa acogiendo una importante programación paralela. Así, el salón de actos es sede de cursos, conferencias, conciertos seminarios y talleres, ya sea por iniciativa del propio centro de arte como por cesión a otras entidades. Destacan los cursos de historia del cine y el programa educativo de arte dirigido tanto a escolares de 3 a 18 años como a público familiar, asociaciones, grupos con necesidades específicas, estudiantes de bellas artes y ONG. Recientemente se ha iniciado un programa en colaboración con la asociación AFAGA de familiares de enfermos de alzhéimer que se concreta en talleres artísticos dirigidos a niños, personas aquejadas por esta enfermedad y sus cuidadores.

Taller de arte para niños y afectados por alzhéimer Marta G. Brea

Un bastión importante en las actividades paralelas es la Agrupación de Amigos do MARCO, entidad presidida por Daniela Serrano desde 2003 hasta recientemente y llevada ahora por una comisión gestora. Sus socios disfrutan de descuentos en museos integrados en l a Federación Española de Amigos de los Museos, visitas guiadas a las exposiciones del MARCO y organizan ciclos de actividades extramuros del centro.

Un apartado importante es la labor divulgativa mediante publicaciones y catálogos de las exposiciones y la función formativa que desempeña el espacio acogiendo personal en prácticas de las universidades de Vigo y Santiago. Una función menos conocida para el público es la de conservación y custodia, ya que en el MARCO están almacenadas obras del Museo Quiñones de León y los fondos del Archivo Fotográfico Municipal.

Presente y futuro

La configuración de usos de los espacios y usos ha ido cambiando durante la trayectoria del MARCO y preocupa a la actual dirección, empeñada en dar visibilidad al museo para que el paseante por la calle del Príncipe detenga la vista en el museo. La remodelación del vestíbulo principal, al que se le dio mayor transparencia y visibilidad, incluida la librería reabierta, continuará con el próximo arreglo del edificio anexo, que alberga el laboratorio de arte y que pretenden llenar de actividades que revitalicen la plaza trasera del edificio.

Respecto a la línea expositiva, Manuel Fernández Cid señala que su intención es ofrecer el mismo tratamiento y espacio a todos los artistas, ya sean noveles o consolidados. Sobre estos últimos pretende ofrecer perspectivas diferentes a las ya conocidas por el público. La publicación de catálogos es otra de sus prioridades como herramienta para prolongar las exposiciones una vez clausuradas, promover su itinerancia por otros centros de arte y como medio para fomentar el intercambio bibliográfico con otras instituciones.

Actualmente el museo cuenta con un presupuesto anual de poco más de un millón de euros, de los cuales el Concello aporta 860.000 , la Xunta 100.000 y el Ministerio de Educación, 50.000. Con esa cantidad sufraga, además de toda su actividad y los salarios del personal, el mantenimiento de un edificio de 11.000 metros cuadrados. “Entiendo que el MARCO requeriría de más apoyos que el municipal. Vigo lo merece por su importancia como ciudad, y el museo, por su trayectoria”, manifiesta Fernández Cid, quien valora que el centro esté gestionado por una fundación, algo por lo que luchó mientras fue director del CGAC (Centro Galego de Arte Contemporáneo).

La incorporación de nuevas obras a la media docena que conforman la colección del museo se tratará en los próximos meses en el patronato de la fundación.

Para conmemorar este 20 aniversario, el centro inaugurará el 10 de noviembre la exposición “Process 148” de artistas e investigadores en residencia en la Academia de España en Roma y desde el viernes 11 hasta el domingo 13 irá escalonando un serie de actividades para públicos de todas las edades, tales como la presentación del catálogo de la exposición de Leiro, performance, un taller de arte urbano, lecturas en salas y talleres infantiles.

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