Podría decirse que el pañuelo –o la pañoleta en su versión mayor– es la mínima expresión textil, la prenda más pequeña pero siempre necesaria. El pañuelo está ahí desde hace siglos, no sabe de modas y es todo un lienzo en el que cabe arte. Y con esa idea creó Xiana Cobo la firma que lleva su nombre y que tiene en los pañuelos y pañoletas su principal producción artesana, aunque también se ocupa de otros diseños y complementos. Manual, local, natural y consciente son los adjetivos que mejor encajan en su proceso de trabajo, que ha llamado la atención de marcas y revistas de moda.
A Xiana la pasión por el mundo de la artesanía le viene de niña porque ya entonces experimentaba haciendo pequeñas prendas con las que vestía a sus muñecas. Natural de Ortigueira, llegó a Santiago para estudiar Historia del Arte para, una vez terminada la carrera, proseguir su formación en la Escola de Arte Mestre Mateo en la rama de diseño de moda. Después de trabajar para diferentes marcas, empezó a definir la suya propia como diseñadora independiente en 2018, lo que le permitiría también desarrollar un estilo personal.
A Xiana el pañuelo siempre le gustó, lo considera “versátil” y condensador de todo lo que le atrae: el textil, la ilustración, el color…, además de las múltiples formas en las que se puede hacer uso de esta prenda. Se puede llevar en la cabeza, en el cuello, en los hombros, para evitar el sol o el frío o para complementar un vestido o un traje. Investigando su uso a través de los tiempos, esta diseñadora comprobó que el pañuelo, con sus diferentes tamaños, está presente en todas las culturas y en todas las clases sociales, puesto que se puede llevar como signo de distinción o servir como elemento protector de trabajo en el campo.
A esta artesana le inspira el mundo que le rodea: lo mismo la naturaleza y los bosques gallegos que el mar, los cuerpos celestes o la arquitectura o la escultura antigua o contemporánea. Para las piezas, que destacan por su originalidad, combina técnicas actuales –como la estampación digital– con otras tradicionales como la impresión manual, el bordado o el orillo de rulo.
Comprometida con una producción “consciente”, reutiliza los recortes de seda o de algodón para las etiquetas y busca la durabilidad de las prendas, lejos del concepto de “usar y tirar”. Tras el éxito de sus colecciones –Botánica fue la primera, inspirada en el medio natural gallego–, ya tiene en mente ir sacando piezas únicas en las que también se reflejen técnicas recuperadas de la tradición gallega. No serán series sino piezas singulares de las que solo habrá un ejemplar, con colores y dibujos únicos, tanto en pañuelos como en accesorios. Xiana aboga también por la colaboración entre artesanos para crecer en el proceso creativo.