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Vivir con rencor
A menudo encuentro personas en la consulta en casos de duelo por rupturas sentimentales que, años después, siguen con profundos sentimientos de ira y odio, con consecuencias nefastas para la autoestima de la persona y con muchísimo sufrimiento personal causado mayoritariamente por una emoción: el rencor
Si tuviéramos que definirlo, efectivamente, es una emoción, algo que sentimos y no un estímulo, es decir, es algo que no está pasando fuera en ese momento sino dentro de la persona. Las emociones tienen una utilidad; en este caso, el rencor manifiesta la queja por un agravio, ofensa o abuso hacia la persona con deseos de venganza por ese daño, pero probablemente el rencor es la menos funcional de todas ya que perjudica a la persona en muchas variantes de su vida. A pesar de esto, de entrada no tiene nada de patológico, no es un trastorno ni mucho menos una enfermedad mental.
Un exceso de esta emoción en conjunto con otras variantes sí se convierte en un trastorno llamado “trastorno de la personalidad paranoide”. Las personas con este trastorno son desconfiadas, y piensan que “todo el mundo” trata de engañarlas o reírse de ellas; de pequeños gestos o frases construyen en su cabeza patrones repetitivos de pensamientos rumiativos, que aparecen una y otra vez con gran sufrimiento para la persona.
Uno de los problemas fundamentales de este trastorno es que tienen relaciones sociales negativas, tienden a aislarse y finalmente a alejar a todas sus amistades y familiares, dándose en ocasiones el efecto “profecía autocumplida”. Os pongo un ejemplo:
María está separada desde hace años de su pareja y desde el inicio de la ruptura manifestó a su entorno social que la dejarían sola, haciendo comentarios maliciosos como: “Si total tú nunca me llamas, prefieres quedar con otra gente antes que conmigo”. Obviamente, para su entorno escuchar constantemente este tipo de reproches no es agradable, por lo que con el tiempo se cansan y se van alejando progresivamente cumpliéndose la profecía inicial de que se quedaría sola.
En pareja, este tipo de personalidad y conducta tienen efectos demoledores, y se hace muy compleja la convivencia. Son personas con una tendencia extrema a la discusión y a la pelea, y a todo esto se le añaden las dudas y los celos, sienten que les están engañando o siendo infieles.
Cualquier respuesta no esperada o negativa por parte de su pareja se convierte en una confirmación de sus sospechas y paranoias. El pronóstico de las parejas en las que una parte padece este trastorno no tiene buen pronóstico, tarde o temprano acaban teniendo problemas graves y en la mayoría de las ocasiones es inevitable la separación.
La guerra del rencor se combate con el perdón; el perdón es sanador para la persona, no es necesario que sea un acto real o directo, muchas veces la persona a la que tenemos que “perdonar” está muerta o ausente.
Como hemos dicho, el rencor en sí no es una patología, pero el Trastorno de la Personalidad Paranoide que contiene esa emoción sí lo es. El tratamiento de este tipo de trastorno es básicamente psicológico; se pueden aliviar los síntomas ansiosos, los nervios y los momentos de crisis con psico-fármacos como antidepresivos y ansiolíticos, y en los últimos tiempos parecen eficientes para algunos síntomas los antipsicóticos de segunda generación, pero esto no ayuda a mejorar los síntomas principales. Una terapia psicológica sostenida en el tiempo, con voluntad y consciencia para el cambio, y confianza en el o la terapeuta son las claves para aliviar el sufrimiento de estas personas y quienes les rodean, hasta el momento sólo la terapia basada en el cambio de pensamiento y comportamiento ha sido útil para esta ansiada mejoría.
Es interesante reflexionar que muchos problemas que concebimos como familiares, de pareja, etc., provienen de este tipo de trastornos, hacer una buena evaluación y meditar sobre la importancia de los cuidados personales y de salud mental nos ayudarán a tener una mejor percepción general y ser más felices.
Como siempre, te agradecemos este ratito de lectura, os dejamos nuestro contacto en www.saludplacer.com y nos vemos en la próxima, ¡placeres!
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