Mujeres fuera de serie

La editora insumisa

Silvia Bardelás es la creadora de De Conatus, una editorial valiente e innovadora que busca nuevas voces más allá de las modas y cuyos autores no dejan de ganar premios. Escritora, traductora y filósofa, la viguesa ha escrito varias novelas y ahora está embarcada en un libreto para ópera

Silvia Bardelás, en la biblioteca de su casa de Madrid

Silvia Bardelás, en la biblioteca de su casa de Madrid / DAVID CASTRO

Amaia Mauleón

Amaia Mauleón

Silvia Bardelás (Vigo, 1967) confiesa que nunca se sintió cómoda en las modas ni en las lecturas fáciles. Desde niña, tenía inquietudes diferentes que la empujaban a indagar en busca de nuevas herramientas que le ayudaran a descifrar el mundo. Doctora en Filosofía, escritora y traductora, Silvia es, junto con Beatriz González, la promotora de De Conatus, una editorial que prescinde de los lugares comunes y saca a la luz a autores con voces auténticas e innovadoras como la de Joshua Cohen, su primer descubrimiento, que este año ha recibido el Premio Pulitzer por “Los Netanyahus”.

Silvia es la mayor de tres hermanos. Su madre les contaba cuentos todas las noches pero, a los 3 años, le pidió que le enseñara a leer para poderlo hacer ella misma. También empezó muy pronto a escribir sus pensamientos.

Silvia Bardelás de niña en el Castro de Vigo

Silvia Bardelás de niña en el Castro de Vigo

Sus padres, cuenta, eran muy distintos: él, promotor inmobiliario, le obligaba a pensar; ella, ama de casa, incentivaba su imaginación con los libros y el cine. “Mi padre me obligaba a reflexionar antes de tomar decisiones; luego, ya en el colegio, descubrí la filosofía y me pareció fascinante”, recuerda.

  • ¿Quién soy?

    “Una mujer a la que me gusta ir por libre y hacer en cada momento lo que creo que tengo que hacer”

Silvia nació en Vigo, pero sus padres procedían de Maside (Ourense). “Allí es donde realmente aprendí a vivir; era un pueblo muy abierto, donde hablaba con todo el mundo, mi familia contaba muchas historias y disfrutábamos de las palabras”, relata. Además, en verano el pueblo se llenaba de niños que venían con sus familias emigrantes desde México, Suiza, Francia, Alemania… Y a Silvia le encantaba ese mestizaje.

Quizás ahí nació su interés por los idiomas (es traductora de alemán, portugués e inglés). El alemán era su preferido ya que estudiaba música clásica y, más aún cuando empezó a acercarse a la filosofía, su conocimiento le resultaba muy útil.

“Pensé que era el mejor camino para conocer al ser humano y luego poder escribir mis novelas”

Estudió Filosofía con el objetivo de ser escritora. “Pensé que era el mejor camino para conocer al ser humano y luego poder escribir mis novelas”, explica.

Silvia quería salir de Vigo, donde, confiesa, “sentía que no encajaba; era la época de la Movida y a mí me gustaba la música clásica y Dostoyevski”. Estudió COU en Madrid, pero la ciudad tampoco fue lo que esperaba, así que decidió probar en la universidad de Pamplona. “Fue un aprendizaje académico muy intenso, pero el ambiente me asfixiaba por lo que conseguí acabar la carrera en cuatro años en lugar de los cinco oficiales para poder marcharme”, asegura.

En 1992 regresó a Madrid con la idea de realizar el doctorado y se apuntó a la Escuela de Letras. “Durante tres años aprendí de la mano de escritores muy interesantes lo que era la narrativa”.

Compaginaba sus estudios con estancias en Berlín, donde seguía mejorando su alemán. “Me entiendo bien con los alemanes porque culturalmente son muy puros. Dudaba entre quedarme en Alemania o regresar a Vigo, pero entonces conocí a Álvaro en Madrid y todo cambió; raramente uno tiene la suerte de encontrar a alguien que le apoya siempre y con quien conecta también a nivel intelectual”, agradece la escritora.

Silvia se casó y se instaló definitivamente en la capital, aunque reside varios meses al año en Nigrán y Vigo, donde viven sus padres. Colaboró en diversas editoriales como lectora y, al mismo tiempo, escribía sus propias obras. “Mi primera novela tenía una voz muy propia e intimista. Abordaba el hecho de que la salvación está en uno mismo y lo hacía con las Islas Cíes en el horizonte todo el tiempo, como metáfora del lugar al que los protagonistas deseaban llegar”, describe. La obra fue finalista del Premio Nadal, aunque no llegó a publicarse. “Justo cuando iba a firmar con Espasa echaron al editor y al final quedó ahí…”, cuenta.

Silvia confiesa que el mundo editorial que conoció no le convencía en absoluto. “En los años 90 buscaban autoras femeninas, que escribieran bien pero sobre todo que llegasen a un público masivo. Si escribías como yo, al margen de las modas, lo tenías muy difícil”.

También como lectora sufría esa crisis. “En aquellos años no encontraba novelas interesantes; ni en España ni fuera; se valoraba lo popular y el resto se consideraba elitista”, advierte.

“Las editoriales me decían que estaba muy bien escrito pero que se salía de los parámetros de lo que buscaban y, además, tocaba temas políticos”

Silvia escribió después un libro de relatos y recibió la respuesta que esperaba: “Las editoriales me decían que estaba muy bien escrito pero que se salía de los parámetros de lo que buscaban y, además, tocaba temas políticos”, recuerda con resignación.

Quedó también sin publicar.

Entre el año 2000 y 2003, nacieron sus tres hijos: Lucía, Claudia y Roque. Compaginó su crianza con el trabajo en editoriales, traducciones y la organización de premios. Y seguía escribiendo. Una etapa intensa pero que Silvia vivió con alegría. “Siempre he hecho las cosas que he querido, cuando he querido, por lo que no lo he sentido como un sacrificio”, asegura.

Su siguiente apuesta literaria fue la novela “Las Médulas”, en la que abordaba el individualismo de la sociedad. Comenzó a escribirla en castellano, pero durante el proceso, que duró varios años, decidió cambiar al gallego, “la lengua en la que había conformado mi sensibilidad”. Esta vez, la obra sí vio la luz en Galicia, en 2010 y de la mano de la Edicións Barbantesa, y más tarde la tradujeron al castellano.

La muerte de su ahijada inspiró a Silvia su siguiente obra, “Unha troita de pé” (2011), que también publicó Barbantesa.

Cuando llegó la crisis y todo se paralizó, la escritora viguesa decidió que era un buen momento para realizar su tesis, que versó sobre la Teoría de la Novela. “Fueron cuatro años de estudio en los que no paré de leer las novelas más importantes, por orden cronológico, para entender cómo nació la novela y los numerosos cambios que ha sufrido a lo largo del tiempo”. Logró un Premio Extraordinario.

Durante el desarrollo de la tesis, Silvia mantuvo largas conversaciones con su amiga de la infancia, Beatriz González. “Nos dábamos cuenta de que no había en el mercado novelas que nos gustasen y pensamos que podríamos ser nosotras mismas las que las buscásemos”, recuerda.

Silvia con Beatriz González, cofundadora de De Conatus, brindando en la recién pasada Feria de Frankfurt con el autor Kim De L'Horizon y Laura Merlé

Silvia con Beatriz González, cofundadora de De Conatus, brindando en la recién pasada Feria de Frankfurt con el autor Kim De L'Horizon y Laura Merlé

Y así fue cobrando vida De Conatus, una editorial valiente que concibe la lectura más allá de la evasión y el entretenimiento y busca libros innovadores y ambiciosos que reflejen nuestro mundo actual, al margen de los discursos dominantes. Las dos editoras han demostrado en estos cuatro años de vida del proyecto tener muy buen olfato a la hora de elegir a sus autores. Al primero que llamaron, Joshua Cohen, ha sido el ganador del Premio Pulizer de este año por “Los Netanyahus”. “Fue increíble, aún no teníamos nada publicado para mostrarle pero nos atrevimos a enviarle nuestro proyecto; le encantó y aceptó sin dudarlo”, recuerda.

También son las editoras de Jon Fosse en español. “Fuimos directas a él después de haberlo leído en inglés. Nos parecía imposible conseguirlo pero los derechos estaban libres y aceptó”, cuenta sobre la gloria de las letras noruegas y eterno aspirante al Premio Nobel.

Y siguen sumando éxitos: la semana pasada otra de sus autoras, Nathacha Appanah, recibió el Premio de las Letras Francesas 2022. Y también en los últimos días su autor Kim de l’Horizon ganó el Premio del Libro alemán por “Blutbutch”.

"Ojalá se dedicase tiempo en el colegio a la creación literaria; es la mejor forma de conocerse a uno mismo”

Por otra parte, Silvia es profesora de Creación Literaria y también la editorial cuida esta línea. “Queríamos crear una comunidad de lectores creativos, porque creemos que el lector interpreta y recrea cuando lee, y eso es también una forma de arte”, explica. Para fomentar este papel, han publicado tres libros de lectura creativa. “He trabajado con adolescentes y es impresionante lo que se puede conseguir cuando les enseñas a leer y escribir de forma creativa. Mis alumnos terminan disfrutando de Faulkner, Joyce y otros clásicos porque los entienden. Ojalá se dedicase tiempo en el colegio a la creación literaria, ya que es la mejor forma de desarrollar la comprensión lectora, el conocimiento de uno mismo y el interés por comprender el mundo”, reflexiona.

En el mundo editorial, advierte la autora, el machismo estaba muy presente y, opina, aún no ha desaparecido. “En mi familia siempre he estado rodeada de hombres maravillosos, por eso me chocó aún más descubrir que en el mundo literario y en la universidad me veían más como mujer que como escritora o filósofa y era tan complicado hacerme escuchar”.

"En el mundo literario y en la universidad me veían más como mujer que como escritora o filósofa y era tan complicado hacerme escuchar”

Derribando aquellos muros invisibles, Silvia ya ha logrado su propia voz y el éxito de De Conatus confirma su instinto. “Estamos muy contentas con lo que vamos consiguiendo y dispuestas a seguir buscando buena literatura que responda al nuevo paradigma que vivimos”, afirma. Y siguen innovando; este mes han inaugurado el Laboratorio De Conatus, “un espacio de creación literaria con cursos, crítica literaria, charlas para docentes…”.

Tras la publicación de su última novela, “Destempo” (2021), ahora Silvia está embarcada en un nuevo proyecto: un libreto para ópera. “Es un espacio que me permite escribir con mucha libertad”, asegura. Sus dos pasiones, la música y la escritura, en una sola obra con la que, seguro, Bardelás volverá a sorprender. 

Las pioneras: Emilia Pardo Bazán, la escritora adelantada

Retrato de Emilia Pardo Bazán. |    // MUSEO DE BELLAS ARTES DE A CORUÑA

Retrato de Emilia Pardo Bazán. / MUSEO DE BELLAS ARTES DE A CORUÑA

Educada en casa, Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 1851 - Madrid, 1921) comenzó a escribir pequeños relatos con apenas diez años. Su formación se basó en idiomas, literatura, historia y filosofía. No pudo asistir a la universidad porque estaba prohibida para las mujeres. Brillante novelista, poetisa, traductora, periodista, crítica literaria, editora y profesora universitaria, Pardo Bazán fue la primera mujer en presidir la sección de literatura del Ateneo de Madrid. Introdujo el Naturalismo literario en España, siendo el mejor ejemplo su novela “Los pazos de Ulloa”. Emprendió tres proyectos editoriales financiados por la herencia recibida de su padre: la revista Nuevo Teatro Crítico; la creación de La Biblioteca de la Mujer; y la edición de sus obras completas.

Defendió siempre la libertad de la mujer en una sociedad acaparada por el varón y fue una viajera empedernida, pionera en reivindicar el valor cultural de la gastronomía. 

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