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Jorge Candán y Pilar Barros, los Cousteau gallegos

Los dos buceadores, pareja en la superficie y en el fondo marino, llevan más de dos décadas mostrando la fauna y la flora subacuática en imágenes y documentales que les han llevado a ganar tres campeonatos del mundo de cine submarino, siete de España y uno de Europa

Jorge Candán y Rosa Barros en la superficie con su equipo de inmersión. Y varias imágenes de los fondos marinos. Cedida / ©JJCANDAN

Iris, la protectora del arcoiris y la Tierra en la mitología griega, recibe el encargo de los dioses de vigilar el comportamiento de los hombres en el mar con la condición de no ser descubierta por ellos. Durante siglos el ser humano cuida el ecosistema marino y vive en contacto con él respetando su equilibrio natural, pero en pocas décadas esa armónica relación da un giro y la ambición del hombre acaba apagando los colores del mar. La diosa no acepta la nueva situación e interviene enviando su rayo para devolverle las tonalidades, acción por la que recibe el castigo de las divinidades, que la encierran en un mazmorra en el fondo del mar. Pero el espíritu de Iris permanece en algunos hombres, aquellos que trabajan para recuperar los colores del mar: ONGs, activistas, científicos, niños y mayores.

Ese es el guion de “Iris”, documental por el que la pareja de gallegos Jorge Candán y Pilar Barros acaban de ganar el Campeonato de Europa de Vídeo Submarino celebrado en Madeira dos semanas después de alzarse con el campeonato de España en Cabo de Palos con el mismo guion pero imágenes diferentes, captadas en los lugares donde se celebraba cada competición. En ambos encuentros lograron medallas de oro en las categorías de película con inmersión editada y vídeo sin edición. Se convertían así en siete veces campeones de España y subían por primer vez a lo más alto del podio europeo en su primera participación en el certamen, un año después de proclamarse campeones del mundo, algo que Candán y había conseguido en solitario en otras dos ocasiones, las únicas en las que se presentó, en 2010 y 2019.

Jorge Candán (Vigo, 1968) y Pilar Barros (Pontevedra, 1969) son pareja en el fondo del mar y en la superficie. Viven en Boiro, donde ella es profesora de Educación Física en el Instituto Praia Barraña, y forman parte del Club Náutico Boiro- Marina Cabo de Cruz. Son padres de dos gemelos de diez años, los cuales “aún no tienen edad para meterse en el buceo seriamente”, comenta Candán, aunque “uno de ellos apunta maneras; dice que de mayor quiere ser como papá”, añade Pilar Barros. Por el momento el próximo verano esperan iniciarlos en “caza foto sub”, una especialidad deportiva consistente en hacer fotos al mayor número de peces bajo el mar en un tiempo cronometrado, que ella ofrece como alternativa a sus alumnos que suelen practicar pesca submarina con sus padres. “Así cambian el fusil por la cámara”, dice.

Barros y Candán con las medallas del europeo ©JJCANDAN

Una vida entre inmersiones

La vida de esta pareja transcurre entre inmersiones y estancias en superficie. Él suele bucear una vez cada dos o tres días y combina las expediciones subacuáticas con el trabajo en su productora de vídeo donde realiza trabajos de divulgación de la naturaleza terrestre y subacuática, lo cual requiere muchas horas de estudio, edición y guion además de mantenimiento de las cámaras submarinas. “Estamos en el agua todo lo que podemos”, manifiesta Candán. Pilar aprovecha los fines de semana que puede para entrenar y no se pierde las citas de los campeonatos de vídeo submarino, pues participan en parejas de buceo. “Ella se encarga del control de las inmersiones, la búsqueda de animales y la seguridad en el buceo; yo hago el guion, la grabación y el montaje”, explica Candán.

Como binomio llevan veinte años juntos, desde que se conocieron en un concurso de fotografía submarina en el que ella hacía de modelo del fotógrafo Juan Cuetos y él concursaba con sus imágenes.

Jorge Candán y Rosa Barros en la superficie Cedida

Jorge Candán fue primero un apasionado de la fotografía, desde chaval captaba con su cámara todo lo fotografiable fuera del agua. Luego comenzó a bucear. “Mis primeras inmersiones fueron en la ría de Vigo, me pasaba el día en Cíes, que fue mi patio de juegos, cuando aún no era parque nacional y había muy poca gente. Iba incluso en invierno”. Un premio en un concurso de foto submarina le llevó hace más de veinticinco años a dejar su trabajo fijo y apostar por convertir su pasión en su medio de vida, algo que ha conseguido. Lo de cambiar la foto por el vídeo llegó al abrir su productora audiovisual, aunque continúa considerándose fotógrafo.

Pilar Barros se acercó al buceo al acabar la carrera de INEF en A Coruña y hacer su primer curso de submarinismo, tras el cual comenzó con inmersiones lúdicas con amigos y centros de buceo hasta que se convirtió en ayudante de un fotógrafo submarino, se topó con el que hoy es su marido y empezó a ayudarle. “Siempre me gustó el deporte en contacto con la naturaleza, en el Club de Montaña de Pontevedra y luego en el Fontiñas de Santiago hacía expediciones y escalada; también hacía travesías de piragüismo y bicicleta de montaña”.

Relatos mitológicos

Para Candán, una de las claves por las que consiguen triunfar en las citas nacionales e internacionales a las que se presentan radica en la parte del guion. “Solemos hacer cosas poco realistas o no tan técnicas, es decir, relatos abstractos, historias recreativas, narraciones basadas en la mitología...”. Precisamente la última, la de “Iris”, se le ocurrió estando en Eurodisney con sus hijos, cuando vio una atracción en la que hacían fotos del iris del ojo y se puso investigar sobre la diosa Iris.

La música que emplean en los documentales son otro de los detalles que cuidan con mimo, y que “puede expresar un sentimiento mejor que una imagen”, dice Candán, quien selecciona él mismo las melodías o las encarga al compositor arousano David Morales. Con la locución sucede lo mismo. “La voz que le pongas al documental puede estropear el guion o mejorarlo”, de ahí que cuente con un doblador habitual al que ha llegado tras un largo proceso búsqueda.

Una nécora en los fondos marinos de la Isla de Rúa. ©JJCANDAN

Candán y Barros son una rara avis en Galicia. “Aquí, por desgracia el tema de divulgación es escaso, casi nulo. Igual que en España: hay poca tradición de documentales de naturaleza. En Francia después de Jacques Cousteau, se siguió manteniendo la tradición; en Inglaterra, la BBC hace documentales de naturaleza del más alto nivel mundial; en EE UU está National Geographic, pero en España tuvimos a Félix Rodríguez de la Fuente, que abrió una puerta que se cerró tras su muerte. Y es una pena porque España está rodeada de mar; Galicia tiene dos mil y pico kilómetros de costa, tenemos un ecosistema alucinante que divulgar y eso sería importante económicamente para las pesquerías y gastronomías”, expresa el campeón mundial.

El tiempo de trabajo que hay detrás de un documental varía en función de su temática. Los que muestran el comportamiento animal “te pueden llevar hasta un año entre grabación de imágenes y edición para una película de 30 minutos; los más sencillos un mes”, relata Candán. Después de treinta años sumergiéndose en los fondos marinos, confiesa que el mejor truco para captar la conducta de la fauna marina es la paciencia. “Picasso decía que cuando le llegara la inspiración que le encontrara trabajando. Yo digo que cuando llegue el comportamiento de un animal que me pille debajo del agua. Y eso es cuestión de horas de buceo, experiencia y conocimiento biológico”.

Pasar tantas horas bajo el agua no les ha mermado su capacidad de sorprenderse con lo que se encuentran. “Aunque con el tiempo lo que ves se vuelve más habitual, aún no tenemos conocimiento de todos los comportamientos que se producen. Siempre hay algo que te asombra y te refresca la ilusión. Galicia tiene un ecosistema muy rico y con gran cantidad no ya de especies, sino de individuos; da mucho juego”, sostiene Candán.

Una raya adulta en las ría de Vigo. ©JJCANDAN

Pilar Barros coincide y añade que aún les queda mucho por mostrar en sus trabajos: “El mar es infinito; hay campos incluso en Galicia en los que no hemos hecho nada, como es el de los cetáceos. Yendo un poco hacia afuera de las rías te puedes encontrar tiburones o las orcas que ahora están tan de moda, hay mucho bicho grande y también pequeño por mostrar”. Esta buceadora confiesa que prefiere encontrarse bajo el agua a un tiburón que un arroaz, al que “le tendría más miedo porque hacen cosas que no entendemos, pueden estar jugando, experimentando o contactando con el ser humano y te pueden hacer daño porque su forma de interactuar es salvaje y son bichos gigantes. El tiburón sé que va escapar al ver al humano”.

El fascinante pulpo

De toda la fauna que ha tenido la posibilidad de captar con su cámara, Jorge Candán elige como más fascinante al pulpo, una especie muy presente en el ecosistema gallego. “Lo he grabado reproduciéndose, peleándose, cazando,... Es impresionante la forma de moverse, impulsándose con sus brazos y también con el manto”. Barros se queda con los bosques de algas gallegos. “Las laminarias esconden una enorme riqueza, cuando buceas entre ellas sabes que te vas a encontrar sepias, pulpos, peces desovando...”.

Un alevín de raya en la ría de Arousa ©JJCANDAN

Y entre todos los trabajos que han hecho, Candán le tiene especial cariño a su primer documental, “Un mar de estrelas”, estrenado en 2003 en el Festival de Cine Submarino de Vigo. “Lo hice con poco conocimiento técnico pero llevó muchos premios y me abrió puertas poder vivir de esto”, relata.

El relax es la sensación más destacable que se experimenta al bucear, tal y como destaca Pilar Barros. “No hace falta tener una gran condición física, incluso a gente que le agobia meter la cabeza bajo el agua, cuando consigue sumergirse pierde el miedo a ese abismo, a esa oscuridad que piensa que se va a encontrar. Disfrutas al contemplar un ambiente que no es el tuyo, ves cosas muy bonitas y sientes que flotas, que todos tus movimientos son muy suaves”.

La huella humana

La cruz de la moneda es la contaminación, los efectos de la acción humana en los fondos marinos. “En cada inmersión que hacemos, nos encontramos algo fabricado por el hombre: plásticos, redes, bicicletas, lavadoras... Es una pena porque llega un momento en que ya lo normalizas, ya no te parece raro encontrarte una bolsa”, asegura Candán. Para su pareja “lo más triste son las montañas de lodo bajo las bateas. Habría que limpiarlas porque están saturando las rías; si el mar te está dando un beneficio, tienes que cuidarlo y si se te cae un aparejo, recógelo”.

Una centolla en la Ría de Arousa ©JJCANDAN

Tras haberse sumergido en muchos lugares del océano Atlántico, el Cantábrico, el Mediterráneo, el Mar del Norte o el Mar Rojo, Candán escoge las aguas gallegas, que “tienen el inconveniente de la falta de transparencia y su temperatura fría y la ventaja de su enorme riqueza”. Barros no lo tiene tan claro. “Soy friolera, me gusta el calorcito de otros mares”.

Por ello está encantada con el destino donde se celebrará el próximo campeonato del mundo, probablemente ya en 2023, y sede por concretar entre dos opciones: Cuba o Filipinas.

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