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La nueva cara gallega de moda

La viguesa Matilda Boyce, de 16 años, es modelo de marcas como Benetton, Mango, Bershka, Pull&Bear o Sfera

Matilda Boyce posa en el área de skate y bicis de Vialia en Vigo. José Lores

Su imagen aparece en autobuses, metros, tiendas de moda, catálogos, carteles y pantallas publicitarias de varias ciudades de Europa así como en las webs y redes sociales de las marcas de moda para las que ha posado. Es rubia, aunque en invierno su color de pelo se vuelve castaño pardo, de ojos azules y unas facciones que bien podían haber sido esculpidas por su abuelo, el artista Juan Oliveira, autor de “Los Caballos” de la Plaza de España de Vigo, entre otras obras. Matilda Boyce de Oliveira, viguesa nacida en Londres, donde solo residió sus primeros seis meses de vida, e hija de un inglés y una viguesa, es a sus 16 años una de las modelos más demandadas por las firmas de ropa más conocidas entre las adolescentes. Mango, Benetton, Bershka, Pull&Bear, Sfera y Les Coyotes de París la han elegido para presentar sus prendas en fotos y vídeos comerciales.

Esta alumna de primero de bachillerato en el Instituto Los Rosales II de Vigo combina desde hace casi dos años sus estudios y vida normal de adolescente con sesiones de fotos en Madrid, Barcelona, A Coruña, Italia y Portugal. Todo comenzó en noviembre de 2020 cuando la poderosa agencia Uno Models, con sedes en Madrid y Barcelona, le propuso trabajar con ellos después de haberle hecho una entrevista y una sesión de fotos acordada durante los meses de confinamiento. Ya le habían echado el ojo porque se la había recomendado el fotógrafo de moda Cristian Pena, quien unos meses antes de la pandemia la retrató para la firma de zapatos viguesa Maison Mangostan. Antes había participado junto a una amiga en una sesión de fotos no profesional organizada en Vigo por Bimba y Lola para el día de la madre.

“Da al fotógrafo lo que él quiere, dicen que tiene un toque especial, que con ella no se desecha ninguna foto, algo que también le pasaba a Claudia Schiffer” explica su madre, Blanca de Oliveira, que la acompaña a todos los viajes de trabajo – “es una ventaja de ser autónoma”, dice– y se autodenomina en broma Doña Ana, como la madre de la Pantoja.

Su primer posado no profesional, para Bimba y Lola. Ana Rodríguez

Uno Models, considerada como la agencia española con mayor proyección internacional, tiene desde entonces a Matilda en su “equipo”, en el apartado de “caras nuevas”, donde junto a su foto ponen su estatura, 1,68 centímetros, sus medidas (79 centímetros de busto, 65 de cintura y 92 de cadera) y su talla de calzado (una 38). Comparte firma de representación con modelos y actrices como Inés Sastre, Jaydy Michel, José Toledo, Laura Ponte, Blanca Romero y su hija, Macarena Gómez o Marta Hazas, entre otras.

Matilda Boyce en el Monte de A Groba para Maison Mangostan hace tres años.

Matilda Boyce en el Monte de A Groba para Maison Mangostan hace tres años.

“Las firmas contactan con la agencia y me piden a mí; la agencia me pregunta si me interesa, que normalmente es que sí, y se queda con un 20% de lo que pagan las marcas”, explica Matilda. “Normalmente me llaman con una semana o unos días de antelación, me ponen chófer, avión (o tren, si es en Coruña) y hotel, y suelo estar los días que dure la sesión, entre uno y tres, y el anterior y el posterior”, explica. “Lo compagino con los estudios pero se me acumula todo, sobre todo el año pasado los profesores se quejaban de que faltaba mucho y aunque llevo los libros para estudiar, al volver tengo que hacer todos los exámenes de golpe y las notas me bajaron un poco”, comenta. De todos modos no ha suspendido ninguna asignatura y cuenta con varios notables y sobresalientes.

Uno de sus trabajos más recientes para Les Coyotes de París, en Lisboa.

Una jornada de posado de fotografía suele durar desde las ocho de la mañana, hora en que empieza el maquillaje, hasta las cinco o seis de la tarde. “Hay días en que puedes hacer 20 prendas de ropa y otros 40”. De cara a un futuro, a esta joven viguesa le gustaría dedicarse plenamente al trabajo de modelo. “Es un trabajo fácil comparado con otros y está bien pagado, hay que estar agradecida porque no cualquiera puede ganarse en un día el sueldo de un mes”, comenta. Aun así tiene un plan B: “Si de mayor no acabo siendo modelo, igual estudio algo relacionado con el estilismo, en las sesiones de fotos me gusta mucho el trabajo que hacen los estilistas porque son los que organizan la ropa que va a llevar la modelo, cómo va a ser el peinado, cómo va a ir maquillada; van sacando las prendas que te tienes que poner y pueden de repente decidir cambiar de zapatos, por ejemplo. Son ellos los que deciden, no las marcas”.

En una sesión de Pull&Bear. Ana Rodríguez

La firma con la que más ha trabajado hasta el momento es Mango, que la tenía como imagen principal de su línea de moda teen (para adolescentes) junto a otras dos chicas. Estuvo posando para ellos desde noviembre de 2020 hasta  mayo de 2021. “Lo dejé porque me llamaban demasiado –iban dos veces al mes y en algunas ocasiones eran sesiones de tres días–. “Me cansé”, dice.

Trabajar de modelo no la ha cambiado. “Sigo siendo la misma persona, solo que ahora voy a hacerme sesiones de fotos y vuelvo a mi casa. De momento la gente no me reconoce por la calle, aunque en Madrid estaba toda emocionada grabando la pantalla en la que salía en un vídeo a la entrada de los cines de Gran Vía y supieron que era yo. Me dio un poco de corte”, dice con mucha naturalidad.

"Este trabajo no me ha cambiado, sigo siendo la misma de siempre, solo que ahora voy a hacerme sesiones de fotos y vuelvo a casa”

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Parece que sus amigos están más impactados con su trabajo. “Les dicen a todo el mundo que tienen una amiga modelo; a veces estamos de fiesta y estoy hablando con gente que acabo de conocer y viene alguna amiga y grita: ‘Eh, que esta es modelo, hizo Bershka, Mango,...’ Yo me quedo así, como diciendo: ¿y eso qué tiene que ver?”.

Para Mango Teen. Ana Rodríguez

Disponer de una cantidad de dinero propio inusual en la mayoría de los adolescentes no la ha llevado a derrochar. “Lo bueno de Matilda es que lo que le gusta no es caro, incluso va a tiendas de segunda mano, tiene muchos pares de vaqueros pero son de diez a veinte euros. Lo más caro que se compró fue un IPhone a un precio más barato de lo habitual, de segunda mano”, explica su madre. “Gasto el dinero muy rápido porque cuando estoy con mis amigos tomando algo, pago con tarjeta de crédito y no me doy cuenta de lo que gasto”, añade Matilda.

En una tienda Benetton en Madrid. Ana Rodríguez

Sobre sus gustos de moda, Matilda sí se considera una fashion victim, aunque los que la conocen bien no opinan lo mismo. “Tiene un estilo propio, no sigue la moda, viste diferente a sus amigas y siempre fue muy vintage”, dice la madre. “También caigo en las tendencias de Inditex, estoy cambiando de gusto”, aclara Matilda.

Estar activa en redes es una de las exigencias de su trabajo que le pide la agencia. “Tengo Instagram y a veces subo cosas de mis amigos y otras veces de mi trabajo de modelo, es algo importante porque las marcas te conocen a través de redes sociales y quieren saber cómo eres y a quién están contratando. Para mis amigos, subo mucho a redes; para la agencia, poco”.

En una sociedad en que las influencers triunfan entre el público adolescente y juvenil, Matilda no muestra ese interés por los nuevos ídolos del universo digital, ni, mucho menos, pretende serlo. “Me empieza a seguir más gente que no conozco, gran parte de ellos fotógrafos, maquilladores, profesionales del mundo de la moda. Una vez una chica entró y me dijo que llevaba mucho tiempo intentando localizarme, desde que me vio en una foto de Pull&Bear. Es muy maja”.

Luciendo unos pantalones de Pull&Bear. Ana Rodríguez

La exposición a redes sociales que conlleva el trabajo de modelo no preocupa a la madre de la menor. “Matilda es muy cabal; enseguida bloquea a quien le haga un comentario desagradable. Es madura y eso a mí me da una tranquilidad bestial”. “Hay mucho bicho raro en Instagram y no solo gente de mi edad, a veces hay hombres de 25 años intentando ligar conmigo y yo les digo que podrían ser mi primo, que tiene tres hijos”, comenta Matilda, quien asegura que no ha notado un aumento de pretendientes desde que se dedica al modelaje comercial. “De hecho, el chico con el que estoy ahora me dice que al principio pensaba que sería una borde y una creída porque, según él tengo todos los papeles: rubia, ojos azules y modelo”.

En un autobús de Madrid como imagen de Benetton.

La modelo preferida de Matilda es Kate Moss, tal vez por influencia de su madre. Y sigue a otras famosas como Kendall Jenner y las hermanas Bella y Gigi Hadid. “Dado en la agencia en que estoy, además de modelo comercial, podría hacer pasarela, aunque por mi estatura lo mas probable es que no la haga, y series de televisión. Justo hace una semana me pidieron que mandase un vídeo para una serie en que querían a una rubia de ojos azules, pero a mí ese tema no me gusta mucho, estoy más cómoda en la fotografía”.

Sin embargo, ya hizo sus pinitos en la interpretación antes de comenzar a posar como modelo comercial. En el especial navideño de 2019 del programa de la TVG Land Rober encarnó la infanta Leonor leyendo un discurso y participó en sketches junto a Roberto Villar, Luis Zahera y María Castro.

A la entrada de Mango en Londres.

En estos dos últimos años se ha ido formando sobre la marcha en los propios shootings fotográficos. “En el primer trabajo para Mango, me preguntaron cuánto tiempo llevaba posando porque lo hacía muy bien: Les dije que un mes y se sorprendieron”, apunta Blanca de Oliveira. “Intento saber cómo quiere el fotógrafo que pose; si me dice que me ponga divertida, a divertirse; y si me dice seria, pues a ponerse seria”, dice Matilda, que es de las poquísimas adolescentes españolas que participa en las sesiones fotográficas de su agencia.

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