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"Compañeiros" de Vaamonde

Suso Vaamonde tocando la guitarra junto a unos "compañeiros". Archivo

Entre finales de 1975 y principios de 1976 circuló clandestinamente entre Galicia y Portugal una modesta cinta-cassette que, bajo el título de “Loitando”, podemos considerar el primer álbum del cantautor gallego Suso Vaamonde. Había sido grabada en unos estudios de Barcelona y estaba constituida por una docena de canciones entre las que se incluían temas propios, adaptaciones de piezas populares y tradicionales gallegas, poemas musicalizados por Suso de los poetas Celso Emilio Ferreiro, Darío Xohán Cabana y Manuel Álvarez Torneiro y, ahí vamos, una más, “Compañeiros”, que venía a ser la adaptación de la que Chicho Sánchez Ferlosio había dedicado a Julián Grimau, dirigente comunista fusilado en Madrid en 1963, considerado el último ejecutado por el franquismo por delitos cometidos durante la guerra civil tras un consejo sumarísimo en el que se le acusó y condenó aduciendo “rebelión militar continuada”.

Los orígenes de la canción arrancan ese año 1963, cuando el cineasta francés Frédéric Rossif estrena la película sobre la guerra civil española “Mourir à Madrid” (“Morir en Madrid”) con una banda sonora que se compiló en un single, en cuya cara A aparecía la canción “Mourir à Madrid” (original de Maurice Jarre, padre de Jean Michel Jarre) y en la B “Coplas de la defensa de Madrid” y “El paso del Ebro”. También en 1963 Ferlosio había grabado en Suecia un disco que obtuvo tal repercusión en Francia que sus canciones (aunque nada tenían que ver con la película) se incorporaron a un LP posterior de la banda sonora del documental. Es en ese disco en el que aparece “Canción de Grimau”.

En su traducción al gallego, Vaamonde respetó la letra de Sánchez Ferlosio, pero creó una estrofa más, la última, en la que citó, además de a Julián Grimau, a Moncho Reboiras, fallecido en circunstancias todavía no aclaradas, así como a Xosé Humberto Baena, Salvador Puig Antich y Ángel Otaegui, tres de los fusilados a raíz de la última sentencia de muerte del régimen, junto a José Luis Sánchez Bravo y Jon Paredes. También menta, y la verdad es que no acertamos a saber porqué, al pintor Reimundo Patiño, que vivió hasta 1985.

En cualquier caso, sepan que aquellos fusilamientos, de los que el próximo martes se cumplen 47 años, se produjeron “al alba” del 27 de septiembre de 1975, menos de dos meses antes de la muerte del dictador. Porque Franco, sí, murió matando.

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