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Juan Cruz Periodista y escritor

"Los políticos actuales llegan demasiado pronto al poder"

“La memoria de los que provocaron la guerra civil tiene muchos herederos que han tergiversado la bandera y la patria apropiándoselas y utilizándolas para golpear la Historia”

Juan Cruz. Alba Vigaray

Periodista y escritor de dilatada trayectoria en ambos territorios, Juan Cruz Ruiz (Tenerife, 1948), adjunto a la presidencia del grupo Prensa Ibérica al que pertenece este diario, será uno de los encargados de inaugurar la nueva temporada del Club FARO en un acto que se celebrará en el MARCO de Vigo. Y lo hará de la mano de su última novela “Mil doscientos pasos” (Alfaguara), una mirada a su propia infancia durante la posguerra española. Aunque, en su conferencia, den por seguro que se hablará también de otras muchas cosas.

–De la guerra civil todavía queda mucho por contar, pero ¿no es menos cierto que de la posguerra, y de la dictadura, todavía faltan muchos libros por escribir y publicar?

–Precisamente hace unos días, conversando con el historiador Ángel Viñas, que tanto ha escrito sobre la guerra civil, le preguntaba por qué no se empiezan también a hacer libros sobre la posguerra y, sobre todo, de cómo afectó a los niños, a los adolescentes, que crecieron en escuelas impropias aprendiendo doctrinas exacerbadas sobre la religión y la vida. Porque eso hizo un daño enorme en las escuelas, en las universidades, y lo hizo durante un período muy largo ¡hasta 1975, nada menos! ¿Qué enseñanza puede recibir un niño bajo un régimen de ese tipo y cuáles son sus consecuencias? Yo creo que habría que abordar en profundidad este asunto.

–Quedan muchos libros de historia y mucha literatura por escribir: ¿En ocasiones, hay más verdad en una buena novela que en un manual de Historia?

–Bueno, yo creo que Las ratas de Miguel Delibes o Un día volveré de Juan Marsé sirven más para la didáctica que la propia Historia, porque el escritor mira comportamientos contemporáneos, mientras que el historiador habla del pasado, de cómo el pasado se recuerda y tiene influencia en la vida actual, en la vida del que está leyendo. Y ambas son necesarias: la Historia y la Literatura, y las dos hacen mucha falta en el caso de nuestra posguerra.

"Los niños de la posguerra crecieron en escuelas impropias, aprendiendo doctrinas exacerbadas sobre la religión y la vida, y Ese es un tema que es preciso abordar en profundidad"

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–Usted pertenece a una de las últimas generaciones que puede dar testimonio directo de cómo era la España casi inmediatamente posterior a 1939. Al margen de otras consideraciones, ¿se propuso como una especie de obligación moral, de deber personal, escribir Mil doscientos pasos?

–Yo sentí el impulso de escribir Mil doscientos pasos porque el barrio que describo en el libro es un barrio muy pobre, que todavía existe, aunque muchos de mis amigos de aquella época ya no estén, y porque esa experiencia que formó parte de mi niñez y adolescencia nunca me ha abandonado.

–Es bueno que los jóvenes de hoy en día sepan como se vivía en aquella época, que se enteren de lo que significa vivir con miedo, un miedo que a algunos les duró toda la vida. ¿Cómo se supera o cómo ha superado usted aquel miedo que, cual lluvia, calaba en los huesos?

–En mi caso, yo creo que fue a través de mi compromiso político, si es que un periodista puede tener compromiso político, porque en realidad lo mío ha sido más un compromiso moral en favor de los que son humillados, de los que sufren persecución por lo que piensan, por su el sexo o por su manera de abordar el sexo, por su pobreza…Eso es lo que más me preocupa a mí de la sociedad, y de cómo la sociedad aborda la relación con los otros, porque “los otros” merecen siempre un respeto.

–Un nada desdeñable porcentaje de la sociedad española detesta que se publiquen libros sobre nuestra guerra, que se hagan películas, programas de TV... A algunos, los perdedores, le quedó el miedo pero ¿qué les ha quedado a los que ganaron: acaso un complejo de culpa?

–Es que a mí me parece que la memoria de los que cometieron la guerra, de los que la provocaron, tiene muchos herederos, muchas personas que han tergiversado la bandera y la patria apropiándoselas para sí mismos y utilizándolas para golpear la Historia. Y por eso la Historia se está contando mal, por culpa de ellos. Nuestra posguerra duró lo que duró porque los hombres que la produjeron quisieron prolongarla para siempre. Y, a tal punto, que ahora en España, paradójicamente uno de los obstáculos para que haya un Gobierno de centro-derecha o de derecha es que existe un grupo de presión ultra, representado por Vox, que quiere prolongar aún más la posguerra, lo cual es un riesgo, porque en las posguerras el que pierde siempre es el pueblo, el que menos tiene, el que menos está preparado.

–Desde ciertos sectores se cuestiona, y mucho, cómo se hizo la Transición. ¿Qué error cometieron quienes protagonizaron la Transición?

–A mí lo que me parece es que, en el lado de los errores, yo pondría más bien a los que ahora los denuncian. Porque no vivieron ese tiempo y, sin embargo, lo han calificado como si los que hicieron la Transición la hubieran hecho a su favor, cuando la Transición se hizo a favor del pueblo español, a favor de contar mejor la Historia, a favor de una reconciliación que tenía que ser lenta…¿Por qué razón Alemania, Francia, Inglaterra, Italia…tuvieron una transición nítida apoyada por todos?. Por el contrario, en determinados círculos de la derecha, la Transición en España se ha tratado como si hubiese sido “perpetrada” por un grupo de bandidos; esas personas todavía no han explicado a qué se ha debido su burla de la Transición. Eso sí, cuando llegan al poder, dejan de criticarla, porque entonces ya es “su” Transición.

"En determinados círculos de la derecha, la Transición en España se ha tratado como si hubiese sido ‘perpetrada’ por un grupo de bandidos”

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–¿Cuál cree que, a día de hoy, sería el resultado de un referéndum entre República y Monarquía? ¿O la monarquía acabará cayendo por sí sola?

–Eso va a depender de la propia monarquía. Tal y como están las cosas, el actual líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, tendría que ayudar a construir el futuro y no excitar el pasado.

–¿Y de qué modo lo está haciendo?

–Pues, por ejemplo, excitando el recuerdo de ETA, en lugar de hacer una apuesta por el futuro que le corresponde a la generación que manda ahora. Por el contrario, está legitimando una convocatoria al pasado que está haciendo daño al propio Partido Popular, al punto de que se ha acercado a quienes, además de reclamar el pasado, encima es que también quieren repetirlo.

–¿Quién detuvo el golpe de Estado del 23-F: el rey Juan Carlos o la prensa española?

–Es evidente que, en aquel momento, la prensa ayudó muchísimo, pero eso no hubiese bastado porque, entre otras razones, aquellos militares no leían la prensa. Pero el Rey era la máxima autoridad militar y, se podrá poner alguna traba, pero la eficacia con la que actuó fue absoluta. Les ordenó a los militares “¡Paren esto!” y los golpistas pararon. Y esa autoridad no la tenía la prensa que, eso sí, lo que hizo fue ayudar a que el Rey mantuviese esa postura. Por eso nosotros, los periodistas, no debemos tergiversar ni el pasado ni el presente para generar la idea de que el futuro está marcado por el “error” de la Transición.

–Además de a escritores y a gente de la cultura, usted ha tratado muy de cerca a muchos políticos, tanto de ayer como de hoy. ¿Confirma esa sensación que hay de que los políticos actuales, o la mayoría de ellos, tienen menor altura intelectual que los que protagonizaron la Transición?

–No me gustan las comparaciones, porque comparar es siempre aprovecharse de lo que ha pasado para ennegrecer lo que está pasando. Sí encuentro que, en los políticos de hoy, hay una falta de cultura, y una patente ausencia de lecturas. Los políticos de hoy llegan demasiado pronto al poder y lo único que estudian con respecto ese poder es cómo permanecer en él.

–¿Y desde el periodismo qué se hace contra eso?

–Desde el periodismo se está practicando una cierta tolerancia de la ignorancia. Y reconozco que eso nos está pasando factura.

–¿En qué medida su condición de periodista influye (o no) en su faceta de escritor y viceversa?

–En ambos oficios lo que tiene influencia por igual es el hecho de que provengo de una determinada familia y de una determinada educación. El periodismo es tratar de despejar dudas, de cuestionar las verdades absolutas. Yo vivo el mundo de las comprobaciones y aspiro a que el periodismo sea un instrumento de categoría democrática...Y, de paso, lo que hago es practicar la vida.

-Entre la nueva generación de periodistas es raro el caso del que dice que cursó Periodismo porque le gustaba escribir. ¿Es su caso?

–No, yo me metí en el Periodismo porque me gustaba la radio y quería ser una de esas voces que escuchaba. Aunque muy pronto me interesé por la prensa escrita, al punto de convertirla en parte de mi vida.

–Casi todos los periódicos tienen suplemento de cultura pero, ¿podemos encontrar buena literatura hoy en día en la prensa española?

–Sin duda ninguna. Hay periodistas que son escritores extraordinarios: Manuel Vicent, Manuel Jabois, Jorge Fauró, Inés Martínez… son gente que está pendiente de que el acento, es decir, la sintaxis, se convierta en música, aunque estén escribiendo sucesos.

–Y si le diesen a escoger entre Periodismo y Literatura ¿con cuál se quedaría?

–Yo me quedaría con los artículos de Manuel Rivas, con la novelística de Juan Marsé, con la poesía de Caballero Bonald, con la prosa de Carmen Laforet...

–¿Debemos resignarnos a la desaparición de la prensa de papel?

–Quizás sí. Pero ¿qué día, a qué hora? Eso no se sabe, y lo que sí es cierto es que si eso llega a ocurrir, dé por seguro que lo comunicará un periódico de papel.

 

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