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Mujeres fuera de serie

La voluntaria que sana al mundo

Nieves Turienzo, hasta hace una semana presidenta de Médicos del Mundo en España y ahora en la junta directiva, compagina la gestión de esta organización con su consulta en el Centro de Salud de Baiona. La viguesa persigue un sueño: la salud como un derecho universal.

Nieves Turienzo, junto a la oficina de Médicos del Mundo en Vigo. Marta G. Brea

La hostelería era el entorno natural de Nieves Turienzo. Sus padres y antes sus abuelos regentaron un conocido hostal en la calle Lepanto de Vigo, en el que ella y su hermano mayor pasaron muchas tardes durante su infancia. Pero Nieves sabía desde muy pequeña que ella no iba a continuar el negocio familiar porque tenía una vocación muy clara: quería ser médico.

Nieves Turienzo (Vigo, 1966) no solo es una doctora muy querida en todo el sur de Galicia, donde ha trabajado en numerosos centros de salud, especialmente en zonas rurales, sino que además ha sido hasta hace una semana la presidenta de Médicos del Mundo para toda España y ahora continúa su labor en la junta directiva. Una entrega absoluta en pro de una máxima: la salud como derecho universal.

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Las ganas de ayudar y el rechazo ante las injusticias son inherentes a la personalidad de esta viguesa. “Desde que tengo uso de razón, recuerdo a mis padres explicándome que todas las personas tenemos los mismos derechos y que debía de ayudar y respetar a todos por igual, sin fijarme en su raza, en su dinero ni en su profesión”.

Retrato de infancia de Nieves Turienzo

La viguesa destacó ya en el colegio Mariano y después en los Maristas como una gran estudiante. “Sabía que necesitaba muy buenas notas para estudiar Medicina, así que me aplicaba a fondo”, asegura.

“Para mí es la forma de medicina más cercana; me gusta conocer a los pacientes, a sus familias, y formar parte de la vida comunitaria”

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Con su excelente expediente bajo el brazo, entró en la facultad de Medicina de Santiago. Terminó la carrera y, aunque asegura que se le atascó el MIR, cursó un máster en Gerontología y, finalmente, la especialidad que deseaba: Medicina de Familia. “Para mí es la forma de medicina más cercana; me gusta conocer a los pacientes, a sus familias, y formar parte de la vida comunitaria”, describe.

Esta forma de entender la profesión pudo desarrollarla intensamente durante sus primeros años de trabajo, ya que estuvo destinada a ambulatorios de localidades pequeñas como Mos, Tomiño y Porriño. “A veces te conviertes un poco en policía de tus pacientes, especialmente yo que soy bastante pesada con el autocuidado”, admite riendo. En estos momentos, Turienzo tiene su puesto en el Centro de Salud de Baiona, donde sigue ejerciendo esta medicina de cercanía.

No satisfecha con esta labor, muy pronto Nieves se interesó por las ONG del ámbito sanitario. Fue en Médicos del Mundo, una organización con cuyos ideales asegura que coincide casi al 100%, donde finalmente fijó su mirada. “En 2003 la junta directiva que tenía en Galicia la organización se disolvió y no había previsión de continuidad. Empezaron a buscar a personas para que no desapareciera y un médico de Tomiño que me había enseñado mucho sobre la salud en las personas migrantes me animó a tomar las riendas”, relata la doctora. “Antes de que terminara el argumento para convencerme ya le había dicho que sí”.

“Las líneas de trabajo de Médicos del Mundo y su defensa de la sanidad pública y de la igualdad me atraían mucho y, además, yo quería hacer algo más que trabajar por un sueldo”, justifica la viguesa.

Nieves Turienzo

Así fue como, hace ya 18 años, Nieves dio sus primeros pasos en la organización y poco a poco fue ganándose la confianza de sus compañeros y adquiriendo nuevas responsabilidades. De 2009 a 2015 fue la representante de la delegación de Galicia y realizó una complicada tarea para hacer llegar sus necesidades a las administraciones: “Me pasaba horas en las consellerías y en los concellos… Me llamaban la voluntaria política”, cuenta. Tras esa etapa, se tomó un año más tranquilo en el que se centró en la formación de los voluntarios pero después sus compañeros la animaron a presentarse a las elecciones nacionales. Tras dos años como vicepresidenta y luego como secretaria general, en 2020 la viguesa fue la candidata más votada y se convirtió en la presidenta de Médicos del Mundo para toda España.

“La gestión del Covid fue realmente complicada, tanto en el ambulatorio como en Médicos del Mundo, ya que ni siquiera teníamos vuelos a los países en los que estábamos trabajando”

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Nieves accedió al cargo en noviembre de 2020, en medio de una complicada pandemia que azotaba al mundo y, especialmente, a los más vulnerables. “La gestión del Covid fue realmente complicada, tanto en el ambulatorio como en Médicos del Mundo, ya que ni siquiera teníamos vuelos a los países en los que estábamos trabajando”, relata. Tras meses muy duros y tener que tomar decisiones difíciles, llegaron las vacunas y comenzaron a ver una luz al final del túnel. No podía imaginar Nieves que esa pequeña luz pronto sería apagada por la mayor de las tormentas. “El peor día de mi vida fue el 24 de febrero de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania y comenzó esta terrible guerra. Barajábamos esta posibilidad, pero lo cierto es no creíamos que llegara a pasar… Nuestro principal objetivo fue poner al centenar de trabajadores que teníamos allí a salvo, pero fue complicado porque nadie quiere dejar atrás a sus pacientes y además en Ucrania nuestros programas están centrados en gente mayor”, describe.

En estos momentos, la doctora asegura que siguen muy preocupados. “El problema no es solo el conflicto en sí y los tres millones de refugiados que ha generado, sino que ha provocado que empeoren otros asuntos”, advierte.

La situación de Ucrania es uno de los principales focos en los que Médicos del Mundo está implicada en estos momentos, pero no pueden abandonar otros frentes en los que desarrollan sus proyectos. Nieves viajó el pasado mes de abril a Dakar para visitar un programa de lucha contra la violencia de género que desarrollan allí y planea visitar próximamente otros programas en Sudamérica, ahora ya como parte de la junta directiva, ya que su presidencia finalizó la semana pasada.

Una estructura de catorce agrupaciones autonómicas y más de 900 trabajadores -muchos en situaciones extremas como Ucrania, Sudán del Sur, Siria y Mesoamérica- exigía a la viguesa una enorme implicación. Nieves dedica unas cinco horas diarias a Médicos del Mundo, a lo que se añaden los viajes que realiza a menudo, especialmente a Madrid. Todo ello sin descuidar a sus pacientes a diario en el Centro de Salud de Baiona.

Nieves Turienzo, junto a la oficina de Médicos del Mundo en Vigo MARTA G. BREA

Este plan de vida deja un hueco muy pequeño para su vida familiar. Nieves lleva años renunciando a muchos fines de semana, a fiestas familiares o a salir con sus amigos. Una dedicación que es totalmente altruista, es decir, horas y horas de trabajo por las que no recibe ningún tipo de compensación económica. Sin embargo, salta a la vista que la llenan de satisfacción: “Sigo tan ilusionada como al principio; si no creyera en lo que hacemos, no estaría aquí”, destaca la doctora. 

Nieves agradece especialmente a su marido la comprensión que ha mostrado durante tantos años hacia su labor. “Él ha sido siempre el voluntario de la voluntaria. Sin su ayuda no habría podido implicarme de esta manera. Y también tengo que agradecérselo a mis hermanos, que han llevado el peso del cuidado de mis padres… Las mujeres solo podemos romper el techo de cristal si los hombres a nuestro alrededor nos apoyan”, asegura.

“Mis mayores satisfacciones me las ha dado el voluntariado; si no creyera en lo que hacemos, no estaría aquí”

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La doctora viguesa advierte que aún queda mucho camino que recorrer para que la sociedad realmente se conciencie sobre la necesidad de ayudar a los más desfavorecidos. “Cuando hay catástrofes España es muy solidaria, pero cuando pasa el momento agudo nos encontramos con una sociedad muy polarizada. Hay muchas formas de ayudar y yo siempre animo a la gente a hacerlo: mis mayores satisfacciones me las ha dado el voluntariado”, reitera.

Turienzo asegura que no ha sentido el peso del machismo durante el desarrollo de su profesión ni en la directiva de Médicos del Mundo. “Ninguna asociación es totalmente igualitaria, pero Médicos del Mundo se puso las gafas moradas hace mucho tiempo: aunque no sea buscado, la presidencia va alternando hombres y mujeres desde hace años”, asegura.

Pocas veces se encuentra Nieves con el lujo de disfrutar de unos días totalmente libres. Pero cuando esa oportunidad asoma a la puerta no busca grandes planes: “Lo que más deseo entonces es dormir 12 horas seguidas y pasear por las playas de Vigo, mi ciudad, de la que soy una completa enamorada”, concluye.

Las pioneras: Pilar Estébanez, impulsora de la medicina humanitaria en España

Pilar Estébanez en 2005 PACO CAMPOS

Pilar Estébanez (Palencia, 1951-Madrid, 2021) fue una persona clave en el desarrollo de la medicina humanitaria en España. Doctora en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid y máster en Salud Pública por la London School of Hygiene and Tropical Medicine, Estébanez había estado presente en la puesta en marcha de Médicos del Mundo en Francia y a comienzos de los noventa fundó la delegación española de la organización. Con el cambio de siglo emprendió nuevos proyectos humanitarios, que culminaron en 2008 con la creación de la Sociedad Española de Medicina Humanitaria, de la que fue presidenta hasta su muerte.

Buena parte de su actividad investigadora estuvo ligada al VIH/SIDA. Publicó dos tesis doctorales sobre esta enfermedad y numerosos trabajos científicos y fue reconocida con el Premio de Onusida (1998). En 2001 participó como “miembro especial” en la Asamblea de Naciones Unidas sobre el SIDA, además de en numerosos congresos internacionales.

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