La tecnología se podría definir como el conjunto de conocimientos que han sido creados y utilizados por el hombre para mejorar su vida en el planeta tierra. Esta tecnología ha ido mejorando continuamente y, cuando ha sido disruptiva, es decir, cuando ha desplazado y sacudido lo conocido hasta ese momento, entonces ha provocado un giro brusco en la evolución humana. Inventos como las herramientas agrícolas, que permitieron el fin de la vida nómada; la bombilla, que nos dio el control del ciclo diario; o la imprenta, que facilitó la conservación del conocimiento; han supuesto un antes y un después en la historia de la humanidad. Pero actualmente asistimos a un fenómeno de cambio todavía más acusado; la confluencia en el tiempo de varias tecnologías disruptivas, lo que nos hace pensar que la sociedad del futuro será muy diferente a lo que conocemos hoy en día. Y es que, sin duda, resulta realmente sorprendente mirar hacia atrás y ver cómo la tecnología ha cambiado profundamente nuestra vida en pocos años.
Tenemos otra forma de aprender
Antiguamente solo una pequeña élite tenía acceso a las oportunidades educativas. El coste de los libros, y la necesidad de tener que desplazarse o vivir cerca de los centros de aprendizaje para obtener una educación, ha sido una barrera, muchas veces infranqueable, para una parte importante de la sociedad, principalmente en los países más pobres o con menos servicios públicos. Hoy en día hay cantidades masivas de información en internet: libros, audios, imágenes, videos, podcasts, y además existe la posibilidad de obtener algunos títulos oficiales de forma online. Gracias a la tecnología, la democratización total del conocimiento y del aprendizaje está cada día más cerca.
Otra forma de trabajar
Los trabajadores de hoy son más productivos que nunca. Además, resulta más fácil trabajar juntos, gracias a las herramientas de comunicación online con personas que no están físicamente en el mismo lugar, usando tecnología de videoconferencia y compartiendo documentos con herramientas basadas en la nube como Google Drive. Las oficinas ahora son más abiertas, y se han hecho populares los espacios de coworking para los trabajadores autónomos que no tienen una oficina propia. Tampoco es necesario ya vivir en el lugar en el que se trabaja. Pero esta flexibilidad que ha aportado la tecnología, que nos permite trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momento, también tiene sus efectos negativos, pues hoy en día resulta más difícil separarse del trabajo y desconectar para descansar.
Otra forma de comprar
El comercio electrónico ha cambiado radicalmente nuestro hábitos de compra, y cualquiera que haya comprado online sabe el motivo: selección de productos amplia pero fácil de buscar; precios buenos y fáciles de comparar; las recomendaciones de otros compradores anteriores resultan muy útiles; las devoluciones suelen ser gratis; y además supone un ahorro importante de tiempo y otros gastos adicionales como el aparcamiento o el desplazamiento. Esta tendencia, junto con el hecho de que la lealtad de los clientes se ha desplomado y los compradores cambian de marca a un ritmo sin precedentes, obliga a los vendedores a buscar e interactuar con los clientes a través de multitud de canales: tienda física, sitios web, redes sociales, blogs, Apps, juegos online, y en un futuro no muy lejano, también en el Metaverso. Es evidente que las tiendas físicas son muy importantes para la sociedad, pues generan numerosos empleos y son más respetuosas con el medioambiente gracias al comercio de cercanía, pero si no son capaces de ofrecer alguna experiencia adicional y diferente, los clientes progresivamente se irán pasando a la comodidad de las compras online.
Otra forma de fabricar y hacer negocios
El impacto de la tecnología, la robotización y la automatización en la fabricación ha aumentado exponencialmente la tasa de producción, y ha ayudado a las fábricas a realizar tareas repetitivas, peligrosas o complejas de una manera más simple y rápida. La comunicación entre clientes y proveedores ahora es más fluida e inmediata, y además han surgido nuevas oportunidades de negocio para las empresas en el ámbito de la transformación digital de nuestro entorno y en el uso de los datos.
Otra forma de divertirnos y relacionarnos
Ahora se puede acceder a películas y contenidos web desde casi cualquier sitio y en cualquier momento del día, lo que ha ampliado las posibilidades de ocio. Además, los juegos online y las redes sociales han roto las barreras de distancia que impedían una diversión entre amigos a cientos o miles de kilómetros de distancia. La forma de relacionarnos también ha cambiado de manera sustancial, ahora podemos conectar con cualquier persona a través de una aplicación social sin tener que salir de casa, o reservar un vuelo y un hotel en todo el mundo para viajar al día siguiente.
Otra forma de vivir y cuidarnos
En un mundo cada vez más plagado de enfermedades crónicas, la tecnología IoT y las aplicaciones de salud nos permiten ahora poder monitorear nuestros hábitos y ser más conscientes de nuestro estado de salud. Aunque también es cierto que la comodidad inherente a las nuevas tecnologías ha vuelto al ser humano más perezoso y dependiente, con un estilo de vida a veces excesivamente sedentario, y en ocasiones poco flexible cuando la tecnología a la que nos hemos acostumbrado no funciona.
Si bien la tecnología ha tenido algunos impactos no deseados en la sociedad de forma global, como el aumento de la contaminación, el agotamiento de los recursos o el aumento de los problemas de salud, definitivamente ha habido más impactos positivos en la sociedad que impactos negativos. A medida que nos adentremos en el futuro, con el desarrollo acelerado de las nuevas tecnologías, tendremos cada vez más y más poder para transformar nuestro entorno, pero debemos ser conscientes de que a medida que aumenta nuestra capacidad de crear y construir, en la misma proporción crecerá nuestra posibilidad de aniquilar y destruir. Es momento, por lo tanto, de establecer un equilibrio sabio, consciente y responsable, entre tecnología y sociedad.
