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¡Abran pista al circo gallego!

El espectáculo circense contemporáneo bebe de diferentes disciplinas escénicas para convertirse en un arte que mezcla sorpresa, emoción, dramaturgia, humor y poesía. Los nuevos profesionales, cada vez más presentes en teatros y en la calle, piden ocupar el lugar que merecen

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Momento del espectáculo DROP, de Pista Catro, dirigido por Pablo Leboreiro. Rubén Vilanova

El circo itinerante que viajaba por pueblos y ciudades instalando una carpa y llamando la atención de los habitantes con desfiles por las calles, entrega de boletos a la salida de los colegios y el reclamo de animales feroces que prometían espectaculares números ya forma parte del pasado. Ese formato clásico, que aún persiste pero más actualizado y sin “bestias” domadas, dio paso a finales del siglo XX y principios del XXI a una fórmula más contemporánea que en Galicia se acuñó bajo el término Novo Circo. Se diferenciaba del convencional en varios aspectos: “El negocio familiar que se transmitía a través de generaciones fue yendo a menos al aparecer escuelas y otros lugares de aprendizaje. Los nuevos artistas formados en esos espacios, muchos de ellos en la Circus Space de Londres, que tiene categoría de enseñanza universitaria, introdujeron un nuevo concepto de espectáculo que juega más con la construcción dramática, la carga emotiva, la danza y la sensibilidad poética. A eso se le llamó nuevo circo, que se alejaba también de la estructura clásica en la que un presentador sobrio acompañado del humor de los payasos iba dando paso a una sucesión de números”, explica José Expósito, presidente de Circo Red, la federación española de profesionales de circo, y gerente de Pista Catro, la compañía de nuevo circo más veterana de Galicia, con 16 años, y la de mayor envergadura, al tener cuatro socios y cincuenta artistas colaboradores en sus espectáculos.

Dos décadas después, los profesionales ya no hablan de Novo Circo, sino de circo contemporáneo. “Antes los artistas destacaban solo por el dominio de la técnica en la que se especializaban. Era lo que atraía al público, que buscaba asombrarse. Hoy en día el artista, independientemente del espacio en que se forme y las disciplinas que escoja, está más preparado a nivel actoral, en movimiento del cuerpo e incluso en el ámbito empresarial. Son artistas dúctiles e híbridos que, del mismo modo que ejecutan sus técnicas con el cuerpo buscando la espectacularidad, intentan emocionar a través de la poesía y la dramaturgia; y ahí es donde está hibridando con la danza y otras artes escénicas”, relata Bélem Brandido, directiva de la Asociación Profesional de Circo de Galicia (APCG), entidad que reúne a unas trece compañías, lo que representa el 70% de las existentes en Galicia, y a más de 25 profesionales.

Clowns, antipodistas (acróbatas que realizan ejercicios de destreza con los pies), trapecistas que realizan números aéreos en telas, equilibristas, malabaristas, especialistas en rueda cyr y acróbatas conforman el retrato de los actuales artistas circenses en Galicia. En general emplean el humor, el clown, como hilo conductor que une todas las disciplinas y como herramienta para narrar lo que quieren trasmitir al público.

El perfil más común de compañía existente en Galicia es unipersonal o de dos personas que realizan espectáculos de pequeño formato concebidos para llevar con facilidad allá donde se les contrate. “Son espectáculos autónomos, de manera que el artista lleva todo lo necesario y solo le hace falta el espacio y la toma de corriente para representar su número”, comenta Bélem Brandido.

El dúo Duelirium en “Vértigo”. Rubén Vilanova

Duelirium, compañía IO, Desastronauts, Circo Chosco, Cirkote, Patty Diphusa, Manicómicos, Isla Letriska, Ikigai, Catropés, Asacocirco, Sempre Arriba, Xampatito Pato, compañía Antón Concheiro, Cirkompacto y Manicómicos son algunas de las compañías que ofrecen más de una veintena de espectáculos actualmente en cartel de la promotoras Culturactiva y Productora de Soños, esta última ligada a Pista Catro y que además de producciones propias distribuye espectáculos de otras compañías.

El circo de calle o en pequeñas salas es el más habitual y se sustenta por administraciones locales, provinciales o autonómicas así como por asociaciones y comisiones de fiestas que deciden contratar un espectáculo ajustado a su presupuesto.

“Hay mucho subvencionado por la administración pública, tanto en teatros como en calle. La gestión privada es escasa y aún cuando vas a teatros a tratar de financiar tus espectáculos en taquilla, necesitas las ayudas a gira que ofrecen las instituciones, ya que el riesgo es tanto que es muy difícil que los artistas jóvenes puedan asumir esos costes”, sostiene Bélem Brandido, que además de directiva de la APCG es socia y productora de Pista Catro. Precisamente esta compañía es una de las pocas que realiza espectáculos de gran formato, junto a Pablo Méndez, más volcado en eventos que en salas.

Cuerpo de bailarines, acróbatas y el ilusionista Martín Varela para el espectáculo “Inventio”. Vanessa Rábade

Un ejemplo de gran producción que se está gestando en la actualidad es “Inventio”, un espectáculo de circo, ilusionismo, danza y música que recorrerá Galicia, Portugal y otras partes de España desde septiembre a enero, con actuaciones ya cerradas en quince teatros y auditorios. El mago ferrolano Martín Varela, a través de la promotora Thinking Up, está al frente de este proyecto inspirado en el Camino de Santiago y que cuenta con el apoyo del Xacobeo y la Xunta.

De la parte circense se encarga Jorge Miquel, un apasionado y estudioso del circo con experiencia en proyectos circenses de corte tradicional. Formado como malabarista desde los 12 años en la ya desaparecida escuela de Circo Fusión de Ferrol, Miquel, ferrolano de 30 años, considera que “Inventio” es un espectáculo de Novo Circo. Es danza, pero no solo, acrobacia pero no solo, malabares pero no solo y música pero no solo. Se trata de poner las tres artes escénicas en una coctelera y agitarla, pero no mucho”, explica. Sobre el escenario, seis artistas circenses - aro aéreo, cintas áreas, equilibrios en el suelo con el cuerpo y sobre botellas, bicicleta acrobática y alambre de funambulismo- se irán sucediendo y compartiendo espacio con 40 personas, entre ellas un cuerpo de bailarines y el ilusionista Martín Varela, que hará de guía de un espectáculo que cuenta con la dramaturgia de José L. Prieto y la dirección artística de Suso Montero. “Algunos números serán más individuales, en otros momentos, pocos, se mezclan en escena varias representaciones: un aro aéreo junto a un número de magia, y danza al otro extremo del escenario. Se trata de potenciar las tres artes, no que ninguna eclipse a la otra”, dice.

Desastronauts con “Losing Grip”

Otra fórmula de autogestión que se probó con éxito en Galicia y funciona en Gran Bretaña, en ciudades como Londres o Edimburgo, es ofrecer espectáculos en lugares públicos recaudando lo que el público quiera aportar. Esa era la filosofía y manera de financiarse del movimiento que dio lugar al “Festival de Gorra” en Santiago, que vivió sus años de gloria a principios de siglo pero decayó con la crisis de 2008 y resulta difícil de llevar a cabo tras la pandemia porque “poca gente lleva ahora dinero en efectivo”, explica Bélem Brandido, quien destaca que “el circo viene de una supervivencia y reinvención constantes, cuando vienen las crisis ya estamos acostumbrados a ellas y encontramos la manera de actualizarnos y resistir”.

La época dorada del Novo Circo Galego se vivió a finales de los 90 y los primeros años del siglo XXI. “Coincidió una generación de gallegos que se había formado en Inglaterra, como Pablo Reboredo, uno de los fundadores de Pista Catro, que arrastraron a Galicia a otra gente de fuera que veía que aquí había movimiento, la administración apostaba fuerte por el nuevo circo, se llegó a hacer una producción -”Kamikaze”- con el Centro Dramático Galego, con Cristina Domínguez, y Galicia ( Santiago, Pista Catro y Circo Nove, la escuela que derivó de esa compañía) llegó a ser referente en Europa, incluso por encima de la Central Circ de Barcelona”, recuerda Bélem Brandido.

Las Sincronacidas en su show “Ohlimpiadas”

Salas compostelanas como La Nasa y, en menor medida, Galán, contribuyeron a la eclosión de los entonces nuevos formatos circenses. “Te daban la oportunidad de ponerte delante del público cuando nadie te conocía, cuando estabas empezando; ahora los artistas no tienen la oportunidad de adquirir esa veteranía y salen a la calle sin esa experiencia”, explica Brandido. De esos espacios alternativos, “casi más desobedientes”, salieron numerosos artistas de la música, el circo y la interpretación, pero también del maquillaje, vestuario, escenografía, caracterización y otras profesiones vinculadas con las artes escénicas.

“Galicia es un polo importante dentro del circo en España, pero las comunidades con más peso son Cataluña y Andalucía”

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En la actualidad “Galicia es un polo importante dentro del circo en España, pero las comunidades con más peso son Cataluña y Andalucía”, indica José Expósito, presidente de la federación estatal Circo Red.

La semilla de esos años dorados en Galicia generó demanda en el público y en jóvenes que siguieron la estela de esos precursores y hoy continúan renovando el circo en Galicia. “Hoy en día puedes ver espectáculos de calidad muy currados prácticamente en cualquier sitio; antes, cuando yo empezaba, tenías que hacer kilómetros”, considera Jorge Miquel, que vivió durante su infancia y adolescencia ese nacimiento del nuevo circo en Galicia.

Xampatito Pato en su espectáculo Só

Las compañías con más proyección actual fuera de las fronteras gallegas son Xampatito Pato, cuyo espectáculo “Só", que combina los malabares con el humor, Circo Chosco, un referente en humor, circo y acrobacias con pinceladas de conciencia social y reflexión en sus espectáculos, Sempre Arriba, la compañía de la artista multidisciplinar gallega Marta Iglesias, que combina interpretación con técnicas clown y acrobacia aérea, y Pista Catro. Ésta última tiene actualmente seis espectáculos en cartel, de los cuales el más demandado fuera de Galicia es “Orquesta de malabares”, un proyecto de orientación comunitaria y colaboración con el territorio que aúna en un espectáculo a siete malabaristas con 50 músicos, estos últimos componentes de las bandas locales de los lugares a los que van a actuar. Desde 2018 ese número ha recorrido diferentes localidades de Galicia y el resto de España, llegando incluso a Inglaterra y Turquía.

“No es fácil salir de España con un espectáculo. Hace años con “Encontros” recorrimos Europa, Australia y Estados Unidos. Era un montaje fácil para girar, solo tenías que trasladar a dos personas y dos maletas con los malabares y vestuario”, explica José Expósito.

“Cada vez el circo es más potencia y tiene más visibilidad, no solo en la calle sino en teatros. Es el arte escénico que más engancha con el púbico joven, no hay más que ver las redes sociales y plataformas paras saber que las nuevas generaciones piden risa, emoción y sorpresa, ingredientes que les da el circo”, manifiesta Bélem Brandido, quien considera que la clave pasa por obtener “el merecido apoyo institucional para situar al circo en el lugar que le corresponde no como un arte menor, sino como la potencia que ofrece más posibilidades de enganche para que los nuevos públicos vayan a los teatros”. “A las administraciones les reclamamos continentes, espacios de formación y apoyo económico. La formación reglada ya vendrá después”, añade.

Espectáculo “4 segundos” de la Compañía IO

Aparte de Anden 38 en A Coruña y Gothic Circus en Pontevedra, dos academias que ofrecen cursos de clown, malabarismo y acrobacias, el principal espacio de formación en Galicia es Circo Nove, vinculado a Pista Catro y ubicado en Santiago. Cuenta con artistas y profesorado formado a nivel internacional que imparte clases de todas las disciplinas circenses además de preparación física a dos perfiles de alumnos: los que quieren iniciarse en una afición y los que desean de hacer ello su profesión. A esos últimos los preparan para que luego vayan a las escuelas de carácter profesional en otras partes de España o de Europa, como Londres y más recientemente Oporto.

Precisamente la formación es una de las inquietudes que llevó a Circo Nove a crear el encuentro anual De 10, donde además de exhibición de espectáculos foráneos que por sus peculiaridades no se pueden ver en los escenarios habituales, se busca la transmisión de conocimientos en la comunidad circense a través de la innovación. En la próxima edición, la séptima, que tendrá lugar en Santiago en noviembre, pondrán en marcha con el centro de investigación La Grainerie de Touluse laboratorio para trasladar técnicas y valores circenses a las empresas convencionales. “El trabajo en equipo, la coordinación, el equilibrio o el riesgo son componentes del circo que se pueden trasladar a profesionales de otras ramas”, indica Expósito.

A falta de un gran lugar de encuentro o certamen que aglutine las artes circenses en Galicia, salvo el mencionado De10, el Festiclown y el Manicómicos, ambos centrados en el clown, el circo gallego cuenta cada vez con mayor espacio en festivales de teatro como el MIT de Ribadavia o la Mostra de Teatro Cómico de Cangas, donde Pista Catro estrenará su próxima obra, “Paxaros no cabo”, el 1 de julio.

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