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Mujeres fuera de serie

La actriz y militante de la vida

Berta Ojea, una de las secundarias más versátiles del cine español, compagina su trabajo como actriz con la organización de actividades para homenajear la memoria de grandes mujeres de la Historia. Además, milita desde muy joven en movimientos de defensa de los derechos de la mujer y, especialmente, de las actrices.

Berta Ojea, estos días en el Museo de Bellas Artes de A Coruña. víctor echave

Cantante de ópera, astronauta, santa y hasta empleada del mes. Berta Ojea soñaba muchas vidas de niña. Y encontró la mejor manera de hacerlas realidad: se convirtió en actriz.

La coruñesa es una de las secundarias con más personalidad del cine español, un segundo plano que, advierte, le ha servido para poder interpretar papeles muy diferentes y seguir trabajando al cumplir años, algo que muchas actrices principales, especialmente las que destacaron en la juventud por su belleza, ven truncado en la machista industria audiovisual.

Pero Berta Ojea tiene un papel aún más importante que no ha dejado de realizar en toda su vida: el de mujer comprometida, militante de diversas causas sociales y políticas, luchadora por la igualdad y, sobre todo, valedora de los derechos de las mujeres.

  • ¿Quién soy?

    “Una persona apasionada, con una enorme curiosidad y militante de la vida”

El espíritu valiente y emprendedor de esta mujer comenzó a forjarse en la casa de sus padres, Manuel y Fina. Creció de la mano de su madre, “una innata empresaria” que regentaba una tienda de ropa. Y de su padre, que nació y vivió en Cuba hasta los 21 años, fue educado de forma progresista e ingresó en la Guardia Civil de rebote. “Mi padre me enseñó a jugar al ajedrez, a disfrutar de la música y de las lecturas; mi madre me recordaba siempre la importancia de ser independiente y de ganarme la vida por mí misma, sin depender de nadie. Y ambos me inocularon la libertad de pensamiento”, recuerda la actriz, que agradece el “gran tesoro” de la educación que recibió de sus padres, “que me protegieron y a la vez me dieron mucha libertad”.

Berta, tercera de tres hermanos, se educó hasta la adolescencia con profesores en casa ya que sufría una cardiopatía congénita que la agotaba con una mínima actividad. Ese retiro obligado la convirtió en una gran lectora; a los 8 años ya leía Hamlet y a los 17 había terminado todo Proust. Además, a falta de correr y saltar, acudía con asiduidad al teatro y escribía cuentos.

Fotografías familiares de Berta Ojea Fotos de Manuel Ojea

La música fue su primera vocación, un talento que, dice, heredó de su abuela materna. Estudió en el Conservatorio de A Coruña piano y canto y pronto los profesores advirtieron que tenía una voz prodigiosa. Cuando por fin pudieron operarla del corazón, su vida mejoró muchísimo y la joven Berta despegó con fuerza a un mundo repleto de posibilidades.

Sus padres la apoyaron firmemente en su pasión por la música y Berta se formó con grandes maestros, primero en Barcelona y después en Viena, París y Madrid. Sin embargo, aún faltaba que la magia de la interpretación irrumpiera en su vida y le diera un nuevo vuelco. “En los años 80 en Viena ya sentía curiosidad por el teatro más contestatario, pero fue en París, donde fui a ver a una amiga a una clase de interpretación de John Strasberg, cuando me di cuenta de que realmente quería ser actriz. El canto es hermoso y sacrificado y tenía condiciones para él, pero mi cabeza no era de cantante”, justifica.

Berta Ojea fotografiada por su padre, Manuel

Durante un tiempo, Berta realizó trabajos en el mundo de la música entre los que destaca su participación en un disco y en la gira de Lluis Llach: “Era lo primero que hacía fuera de la música clásica y sentí una libertad muy especial”, recuerda. Y comenzó también a subirse a las tablas del teatro, al principio con papeles ligados al canto. “Pensaba que siempre estaría allí; pero pronto vinieron el cine y la televisión aunque no los busqué conscientemente”.

“Nunca había estado delante de una cámara y fue el gran enamoramiento; abrí as puertas de un mundo del que ya no quería salir”

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Su primera experiencia cinematográfica fue de la mano del director Pedro Costa en “El crimen del cine de oriente”, protagonizada por Anabel Alonso. “Nunca había estado delante de una cámara y fue el gran enamoramiento; abrí as puertas de un mundo del que ya no quería salir”, asegura.

Luego participó en series de larga duración como “La señora” ó “A las 11 en casa”, donde trabajó con Carmen Maura y Antonio Resines “y tuve la oportunidad de aprender muchísimo”.

Ha trabajado con directores como Benito Zambrano, Alex de la Iglesia, Guillermo del Toro, Miguel Bardem o Javier Fesser, con quien interpretó a Ofelia en la adaptación cinematográfica de “Mortadelo y Filemón”, uno de sus personajes más populares.

Berta sentía que había encontrado su “lugar en el mundo”. Pero no se instaló cómodamente en ese escenario cerrando los ojos a lo demás. La innata inquietud de Berta por los derechos de la mujer -que se fraguó siendo testigo de realidades como que su madre necesitara la firma de su padre para regentar su negocio o pedir un crédito- la motivó a unirse a la Asociación Galega da Muller, una organización feminista con la que comenzó a soñar con la igualdad entre hombres y mujeres.

Berta Ojea, estos días en el Museo de Bellas Artes de A Coruña. VÍCTOR ECHAVE

La conciencia feminista de la coruñesa siguió creciendo también por la influencia de grandes intelectuales que la marcaron, como Josep María Flotats y María Casares. “A María la conocí en París en 1989, cuando acudí a su camerino como una fan, pero a partir de ahí nació una gran amistad”, cuenta.

La militancia feminista de la actriz ha sido una constante a lo largo de toda su vida a través de distintas organizaciones. Fue miembro de Mujeres de Negro, un movimiento internacional de mujeres pacifistas. También fue cooperante internacional del comisionado de la ONU y viajó a Sarajevo con otras mujeres de la cultura como Susan Sontag. Y en el mundo del audiovisual tampoco quiso quedarse al margen. Durante años ha ejercido como Secretaria de Igualdad de la Unión de Actores y Actrices -departamento pionero que creó ella misma ante la injusta realidad que observaba- y denunció las tres brechas que sufren las intérpretes y que estaban silenciadas: laboral, salarial y por edad.

En una época convulsa y junto a otras actrices como Pilar Bardem y Rosana Pastor, Ojea se comprometió intensamente con otros miembros del mundo de la cultura contra la Guerra de Irak o Nunca Máis. Su implicación la llevó incluso a apoyar la campaña de José Luis Rodríguez Zapatero de forma activa. “Le conocí en una primera reunión con Leire Pajín y Carmen Chacón y me fascinó su sinceridad”, recuerda. Así, dirigió el departamento de Cultura y Deportes en la Federación Madrileña sin renunciar a su profesión. “Me hice con un equipo extraordinario que fue muy generoso conmigo y me enseñó mucho”, agradece. También fue ponente en la Ley de Igualdad que sacó Zapatero en 2007, única mujer del mundo de la cultura que participó.

“Cada vez hay más organizaciones feministas en el mundo audiovisual, pero aún queda mucho trabajo por hacer”

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“Cada vez hay más organizaciones feministas en el mundo audiovisual pero aún queda mucho trabajo por hacer; el 81% de los puestos de responsabilidad en el Ministerio de Cultura, que es donde se toman las decisiones que nos atañen, están ocupados por hombres”, advierte.

En todo este periplo, Berta residió primero diez años en Barcelona y desde el 2000, en Madrid, pero sin desligarse en ningún momento de su Galicia natal, “mi casa a la que siempre volvía”, afirma. Desde hace un tiempo vive a caballo entre A Coruña y Madrid.

La actriz se casó muy joven, pero a los tres años su marido, Jorge Liaño, murió en un accidente de tráfico. Confiesa que esta tragedia la alejó de la idea del amor romántico y, aunque tuvo varias relaciones importantes, no se volvió a casar ni ha sido madre. “Llegó un momento en que mi libertad era incompatible con este compromiso y no quise renunciar a ella”, destaca.

Tráiler de "Rapa", la nueva serie de Jorge Coira para Movistar+ rodada en Galicia

Tráiler de "Rapa", la nueva serie de Jorge Coira para Movistar+ rodada en Galicia Movistar+ / Portocabo

Actualmente Berta sigue siendo una cara conocida en el cine y la televisión. Acaba de estrenar la serie “Rapa”, dirigida por Jorge Coira, que rodaron en plena pandemia y asegura que fue “una de las grandes alegrías que me ha dado la vida”. El mes pasado rodó en Ourense “Honeymoon”, el nuevo proyecto del director Enrique Otero, con el que pronto la veremos en la gran pantalla.

Además, creó una consultora cultural y de igualdad junto a su sobrina Carlota, con la que en estos momentos organiza conferencias, exposiciones y otras actividades dirigidas, entre otras cosas, a homenajear la memoria de grandes mujeres de la Historia como María Casares o Maruja Mallo.

Y es que Berta no para. Como ella dice, “me gusta meterme en todos los charcos y seguir descubriendo mundos”. 

Las pioneras: Ida Lupino, pionera del feminismo en Hollywood

Ida Lupino

Perteneciente a una ilustre familia de actores que se remonta al siglo XVII, Ida Lupino (Londres, 1918, Los Ángeles, 1995) fue la única mujer que dirigió películas en el Hollywood de los años 50, aunque para hacerlo tuvo que montar su propia productora.

En 1930 ingresó en la Royal Academy of Dramatic Art de Londres y dos años después debutó como actriz.

Fundó una productora independiente con su marido, el guionista Collier Young, donde trataron temas sociales como la maternidad no deseada (“Not wanted”), la discapacidad (“Never Fear”) o la violación (“Outrage”).

Su film más conocido, “El autostopista”, fue el primer thriller dirigido por una mujer.

Su corta pero inmensamente influyente carrera como directora es un ejemplo pionero del cine protofeminista.

En su faceta de actriz, Ida Lupino intervino a partir de los años 30 en películas de todos los géneros y destacó siempre con papeles de mujeres de fuerte personalidad.

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