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Te doy una canción

Historias de Pedro Navaja

Es notablemente conocido que “Pedro Navaja” está considerada la canción icono del cantautor panameño Rubén Blades. Menos difundida ha sido la historia de su protagonista o, mejor dicho, de quien inspiró la creación (o re-creación) de tan afamado personaje. Existen varias versiones al respecto, pero hoy les apuntaré una de las más apasionantes, con orígenes en un criminal londinense del siglo XVIII llamado Jack Sheppard, apodado “El Escapista”. Asaltante y atracador, Sheppard se hizo legendario por la facilidad que tenía para fugarse de las cárceles hasta que, a los 22 años de edad y capturado por quinta vez, fue condenado a morir en la horca… Y en esa ocasión ya no se pudo escapar. Eso sí, a esas alturas se había erigido en un mito, al que le dio tiempo incluso a plasmar su aventurera vida en una autobiografía escrita deprisa/deprisa que posteriormente saltó a obras teatrales, de la literatura y, al cabo, de la música. Dos años después de su ejecución en 1724, su peripecia vital ya aparece en el libro “La Opera del Pedigüeño” de John Gay y, transcurridos dos siglos, la hallamos en “La Ópera de los Tres Centavos” de Bertolt Brecht, cuyo personaje central responde a Von Makie Messer, Mack The Knife en inglés, Mack El Navaja en español.

En 1956, Louis Amstrong conoce al personaje por la letra de una canción de Bobby Darin titulada precisamente “Mack the Kniffe”, que decide incorporar, con éxito, a su repertorio jazzístico. Fue en la versión de Amstrong en la que se basó Blades para componer “Pedro Navaja”, utilizando los mismos acordes, latinizándola y reconvirtiendo a Pedro en un ingenioso ladronzuelo del barrio hispano de Nueva York.

En 1984, la pieza sirvió de base para una película del mismo título con la que Blades quedó disconforme, entre otras razones porque se realizó sin su consentimiento. Enojado, al año siguiente graba “Sorpresas”, una segunda parte en la que resucita a Pedro y cuenta una nueva versión de los hechos, según la cual Navaja no murió aquella noche, sino que fue él quien mató al delincuente Alberto Aguacate, el “Salao”, el tipo que presuntamente registró los cadáveres… Mientras el “Salao” yacía en el suelo, Pedro decidió esconder su documento de identidad en el bolsillo del ladrón ya muerto para que los confundiesen. Y al final de “Sorpresas”, Blades confirma que a través de una identificación dactilográfica se demostró que el cuerpo encontrado no era el de Pedro Navaja, sino el del “Salao”. ¡Sorpresas te da la vida!

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