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Las gafas inteligentes que cambiarán el mundo

Gafas inteligentes. | FDV

En la sala de emergencias, la doctora Elena comparte imágenes de vídeo en vivo capturadas con sus gafas inteligentes para permitir que expertos médicos de otros hospitales, que participan de forma remota en la operación, puedan colaborar y dar su opinión. Finalizada la cirugía, que ha sido un éxito, Elena revisa a través de estas gafas las próximas citas de la agenda, los mensajes de WhatsApp, Instagram, … De repente le entra una videollamada de su amiga Sara que le invita a tomar un café, y le comparte su ubicación. Elena se dirige a su cita guiada por las gafas, que muestran indicaciones de qué calle tomar. Mientras camina, Elena se cruza con alguien que le resulta familiar, pero no recuerda su nombre. En ese momento el texto “Florencio Delgado” parpadea en el perímetro de su campo visual. “Hola Florencio”, dice Elena con una sonrisa. ¡Cómo ha cambiado el mundo en poco tiempo! No hace mucho, en los años veinte, nada parecía que pudiera superar a los Smartphones, y, hoy en día, son solo una reliquia vintage.

Fue el 9 de enero de 2007 cuando Steve Jobs subió por primera vez al escenario con su jersey cuello vuelto negro, vaqueros, cómodas zapatillas de deporte, el iPhone de primera generación en la mano (el primer teléfono inteligente de la historia, aunque no completamente funcional), y ese día cambió profundamente el mundo. Eso fue hace quince años, el mismo año de películas en cine como No es país para viejos de los hermanos Coen, o Hacia rutas salvajes de Sean Penn. Lo que hoy en día es completamente normal para las personas que utilizan su móvil, fue muy revolucionario en aquel momento. Antes de que el iPhone llegara al mercado, los teléfonos no eran realmente fáciles de usar; a menudo solo tenían una pantalla monocromática, un teclado enorme y parámetros de conexión a Internet muy pobres. Y de repente aquel teléfono nos permitía tener una pantalla grande que podías usar para navegar por la web, escuchar música, … un auténtico ordenador de mano, bonito y revolucionario. Así presentaba Steve Jobs, con gran elocuencia, el nuevo dispositivo en el Moscone Center de San Francisco durante la mítica conferencia Macworld de aquel año 2007:

“Este es el día que he estado esperando durante dos años y medio. Una vez cada cierto tiempo, aparece un producto revolucionario que lo cambia todo. Y Apple ha sido - bueno, antes de nada, uno es muy afortunado si consigue trabajar en uno de esos productos durante su carrera - Apple ha sido muy afortunada. Ha sido capaz de traer algunos de estos productos al mundo. 1984, presentamos el Macintosh. No cambió solamente Apple. Cambió la industria de la informática por completo. En 2001 presentamos el primer iPod, no solamente cambió la forma en la que escuchamos música, cambió la industria musical por completo. Bien, hoy vamos a presentar tres productos revolucionarios de esa categoría. El primero es un iPod con pantalla y controles táctiles. El segundo es un móvil revolucionario. Y el tercero es un dispositivo innovador de comunicación con Internet. Un iPod, un teléfono y un comunicador con Internet. Un iPod, un teléfono… ¿lo cogéis? No son tres dispositivos separados, a este dispositivo le llamamos iPhone. Hoy, Apple va a reinventar el teléfono y aquí lo tenéis.”

El iPhone no salió a la venta a los pocos días, sino que hubo que esperar seis meses para conseguirlo, y las colas que se formaron en las tiendas Apple Store fueron inmensas. Ahora ya no tenemos a Steve Jobs entre nosotros para que nos anticipe cual va a ser el próximo producto tecnológico revolucionario que lo cambiará todo, pero todo apunta a que serán las Smart Glasses: gafas inteligentes que se controlan por voz o por gestos con una pantalla que muestra información que se proyecta en el entorno real, por eso también se habla de realidad aumentada, o gafas AR. En definitiva, ordenadores en miniatura que se pueden llevar en los ojos.

Google fue la primera en lanzar estas gafas en 2012, las Glass Explorer, aprovechando la popularidad de los relojes inteligentes y otros dispositivos inalámbricos portátiles, pero no tuvieron éxito porque eran incómodas y costaban 1.500 dólares, lo que llevó a Google a retirarlas del mercado después de 18 meses. Recientemente Google ha vuelto a apostar por la comercialización de estos dispositivos, al igual que otras importantes compañías como Microsoft, Snap, Meta (Facebook) y Amazon. Aunque quizás lo que más intriga a la comunidad tecnológica es el secretismo de Apple, que podría anunciar en cualquier momento el lanzamiento de sus Apple Glasses (posiblemente primero con la versión básica de Realidad Virtual, y posteriormente el modelo avanzado de Realidad Aumentada), algo que sin duda daría un empujón definitivo a estos dispositivos disruptivos.

Las gafas inteligentes empezarán a ser frecuentes en campos como la medicina, la logística, el mantenimiento, la educación o el ámbito militar, para posteriormente abarcar todas las actividades del ser humano. La relación con la tecnología se volverá entonces más natural, eliminando la barrera que supone la pantalla del móvil, y liberando nuestras manos. Algunas compañías están ya explorando su uso. Por ejemplo, Airbus las utiliza en las labores de montaje del A330; el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla las emplea para preparar las cirugías; o los estudiantes de medicina de la universidad Case Western de Estados Unidos para sus clases de anatomía. ¿Y qué será lo siguiente? Pues lentillas inteligentes con realidad aumentada que sustituirán a las gafas, como ya nos avanza la empresa Mojo Vision, que acaba de lanzar un prototipo muy interesante, aunque para que esto suceda todavía faltan muchos avances en la miniaturización electrónica.

A nivel tecnológico, la diferencia entre hace diez años y hoy, es la misma que entre hoy y dentro de tres años. Y en ese momento la brecha será un año. Luego unos meses. Cuando salió el iPhone en 2007, pocas personas imaginaban que la mitad de la población del planeta, cerca de 4.000 millones de usuarios, tendría hoy una supercomputadora en el bolsillo, casi imprescindible para nuestras vidas. La tasa de desarrollo tecnológico que estamos experimentando se acelera cada vez más, y antes de que nos demos cuenta, el mundo volverá a cambiar de forma mágica y sorprendente.

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