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El fillo do sastre entra en el Palacio Real

Diseñador puntero en Argentina, la vida de Gabriel Lage comezó a escribirse el día en que su padre, sastre en el pequeño concello de Taboada (Lugo) decidió cruzar el Atlántico.

Gabriel Lage, en la presentación de una de sus colecciones.

Cuando doña Letizia compareció, a principios de esta semana, en la cena de gala que contó como invitados de honor al emir Tamim bin Hamad Al Thani y la jequesa Jawaher Bint Hamad Bin Suhaim, de Catar, las miradas, como es costumbre, se posaron en el vestido que había elegido para la ocasión la reina de España. Y no, el modelo no era de la autoría de uno de sus diseñadores habituales. Pero se hicieron las pesquisas oportunas y enseguida surgió un nombre y una nacionalidad: Gabriel Lage, argentino. ¿Argentino? Sí, un argentino que, en sus primeras declaraciones, ya delató sus orígenes gallegos, por parte de padre, a quien por cierto quiso dedicar este triunfo profesional, todo un espaldarazo a su carrera, ya consolidada en Argentina pero, como confiesa, con la asignatura pendiente de dar el salto definitivo a Europa: “Mi sueño, y cada vez que he tenido oportunidad, lo he manifestado en público-nos relata Lage desde Buenos Aires- era, desde hace tiempo, desde antes incluso de ser reina, conseguir que algún día doña Letizia vistiese una de mis creaciones y, bueno, por fin lo he conseguido. A mí me parece una mujer bellísima y con una personalidad muy importante, por eso me apasionó el tema de vestirla”.

Aunque no lo puede confirmar, Gabriel Lage intuye que su sueño debió comenzar a acercarse cuando, en 2019, los reyes recibieron en el Palacio Real al por aquel entonces presidente argentino, Mauricio Macri, y a su esposa Juliana Awada, considerada una de las mujeres más elegantes del país, diseñadora y propietaria de una de las más importantes empresas textiles de Argentina. “A mí lo que me cuentan- dice Gabriel- es que doña Letizia se mostró muy interesada por el vestido que llevaba Juliana…y ahí debió empezar todo”. Pero no fue hasta los últimos meses cuando el asunto se aceleró: “Sí, fue nuestra gente en Madrid la que gestionó el tema. Doña Letizia no nos encargó que preparásemos un vestido especial para ella, sino que eligió uno de los incluidos en nuestro catálogo. Cuando recibí la noticia ¡uf! ¡Hasta lloré! Sentí una mezcla de orgullo, de felicidad, de emoción, y lloré como no lo había hecho desde niño. Y la verdad es que nunca supimos cuando lo iba a estrenar, en qué acto se lo iba a poner…¡hasta esta misma semana!”.

La reina, con el vestido diseñado por Lage antes de la cena con el emir y la jequesa de Catar. salvador rodríguez

Cuando Lage supo el interés de FARO DE VIGO por entrevistarle, su reacción fue tan inmediata como emotiva. Nos facilitó su teléfono personal y nos escribió: “Será un placer tener una comunicación con ustedes, estoy muy feliz y orgulloso , porque siento que este es un homenaje a mi padre, que amaba tanto su Galicia y que lamentablemente nunca pudo volver”. A las pocas horas, ya estábamos hablando con él: “Mi padre se llamaba Mario Delfín Otero Lage -cuenta- y, junto a un hermano suyo, emigró a Argentina a finales de la década de los 50 del siglo pasado. Al igual que mi abuelo, él también era sastre y, aunque los primeros años acá fueron muy difíciles, consiguió salir adelante con su profesión. Había nacido en Taboada, un pequeño pueblo de Lugo, y amaba tanto a su tierra que nos hablaba de ella continuamente. A pesar de ser uno de estos gallegos duros, rígidos, cuando hablaba de su tierra se le caía la baba. A mí, por ejemplo, me contaba unas historias que me encantaban y que todavía recuerdo, y me las contaba de tal manera que cuando visité por primera vez España y estuve en Taboada, ante la casa en la que él había nacido y vivido, y que ahora está cerrada, juro que tuve la sensación de que yo ya había estado allí antes”

Papá me contó tantas historias de su pueblo que, cuando lo visité, sentí que yo ya había estado allí”

A estas alturas, puede parecer que lo lógico era que Gabriel estuviese destinado a seguir los pasos profesionales de su padre, pero su vocación textil aún tardaría en manifestarse: “Papá era una persona muy metódica, muy perfeccionista con su trabajo, cualidades que me inculcó y que ahora agradezco mucho, y yo de niño le acompañaba en su taller, pero aunque yo era ya consciente de que lo que él quería era que le sucediera en su oficio, la verdad es que, al principio, esto de la moda me lo tomaba como un hobby. Colaboraba con él, le ayudaba, pero me interesaba más la música, al punto de que mi primera fuente de ingresos provino de trabajar como DJ en una discoteca, actividad que compatibilizaba con mis estudios”.

Doña Leticia y Juliana Awada, en la recepción al expresidente argentino y su esposa en 2019. salvador rodríguez

Sin embargo, algo sucedió para que Lage cambiase de opinión: “Ocurrió que, en un momento dado, y por mediación de una agencia inglesa, mi padre tomo la decisión de incursionarse, por primera vez, en la moda de mujer, realizando una colección para una marca de Londres. Y cuando yo la vi, me llamaron desde el primer momento mucho la atención los colores, porque en esa época, la moda masculina me resultaba aburrida, casi siempre insistiendo en los mismos colores negros, grises…al menos en Argentina. Pero a mí la moda de mujer me impactó en primer lugar por los colores, la combinación de los colores que se podían hacer…Y ese fue el punto inicial para empezar a hacer cosas para mujeres, al principio muy puntuales, pero luego… ¡hasta aquí llegamos, fíjese! ¡Hace de esto ya más de 30 años!”.

Los padres de Gabriel Lage

Mario Delfín Otero Lage empezó a tener problemas de salud cuando su hijo tenía 14 años. Cinco años después fallecía sin haber cumplido su deseo de haber regresado, al menos una vez, a su adorada Galicia. Sobre los hombros de Gabriel, a sus de aquella 19 años, recaía la responsabilidad de llevar las riendas del negocio: “No es que yo tuviera grandes ambiciones. Mi ejemplo a seguir, la figura a la que emular, siempre ha sido mi padre, así que tenía muy claro lo que había que hacer: trabajar, trabajar y trabajar. Él nunca ganó una fortuna, siempre nos movimos en una clase media-baja...Pero si a él le sirvió para poder dar de comer a su familia, pues para mí eso era y es lo importante, lo fundamental”.

-Oiga, ¿y cómo lleva un hijo de emigrante gallego lo del glamour?

-Me consta que mucha gente ve la moda como un lujo, como algo frívolo, pero los que estamos en esto sabemos que hay mucho trabajo detrás, mucha artesanía y, por qué no decirlo, también mucho arte”.

Los padres de Gabriel Lage

“Yo trabajo más con la personalidad que con el cuerpo de la mujer”

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¿Qué cuáles son las señas de identidad de las creaciones de Gabriel Lage? “Pues -señala- nosotros no tenemos los estilos marcados. Si alguien tuviera que identificar nuestra ropa yo quisiera que lo hiciesen por cómo está realizada, no porque se parezca a la de otros. Mantenemos una línea, pero lo que yo quiero es que mis vestidos se reconozcan por la calidad, por cómo le quedan a quienes las visten. Yo trabajo más con la personalidad que con el cuerpo, porque pienso que la personalidad de cualquier mujer es la que realmente domina el cuerpo”. Alcanzado el sueño de vestir a doña Letizia, que le ha ocupado los últimos años, Lage no renuncia a seguir soñando, y los círculos de la moda española no le son ajenos. De hecho, ya es un habitual de las galas de los Goya, y han lucido sus creaciones personalidades como Pilar Rubio, Kira Miró, Marta Torné o Lara Álvarez, así que no se corta en hacer públicos sus deseos: “Recién me han concedido la nacionalidad española y, sin dejar Argentina, lo que me gustaría es tener más presencia en España. Eso me daría la posibilidad no solo de trabajar más ahí, sino también de disfrutar de un país que considero tan mío como Argentina. ¡Debí haber venido antes! ¡Qué pena que mi padre no pueda vivir esto!”

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