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Los viejos oficios: Joaquín Diéguez, cerero

Cera que arde

Es la cerería más antigua de Galicia y una de las más longevas de España. Joaquín es el bisnieto del fundador de Cerería Diéguez, que empezó su andadura a finales del siglo XIX en Pontecesures. Hoy sigue elaborando las velas de forma artesanal

Joaquín Diéguez en la tienda de la calle San Román, en Pontevedra, donde además de velas vende tallas de santos y objetos relacionados con el culto religioso. Gustavo Santos

En Pontecesures se encuentra una de las cererías con más solera de España, donde se elaboran las velas de manera artesanal desde hace más de ciento veinte años. Eso la fábrica, porque la tienda está en Pontevedra, donde Joaquín atiende el negocio cuando no está en el taller. Es el bisnieto del fundador, por lo que compone la cuarta generación de una saga dedicada a dar luz e ilusiones a vecinos y compradores de todos los puntos.

Joaquín fabrica velas con la misma técnica y maquinaria que su bisabuelo José Diéguez inició a finales del siglo XIX. Él lleva más de treinta años perpetuando el oficio. Y aunque estudió para capataz agrícola y forestal, llevaba la tradición en la sangre. Así que es el continuador de una artesanía que no ha perdido nada de su esencia, porque la innovación si surge, lo hace muy lentamente. En la fábrica se conserva el noque que llegó hace 85 años, cuando se construyó la segunda y por ahora actual nave de cerería Diéguez. En esa especie de carrusel circular las mechas se cuelgan y se hunden en un depósito con cera en estado líquido, mediante varios baños, hasta conseguir el grosor de la capa deseada.

Le han encargado desde decoraciones para bodas o películas a exvotos de tamaño natural. Gustavo Santos

Cuentan las crónicas que la de San Xulián, desde sus inicios, fue una fábrica famosa, la más grande de Galicia en su día. Sus productos se vendían en todo el país y eran apreciados por su calidad. Igual que un siglo después.

"Fue la única fábrica en Galicia que se construyó exclusivamente, de raíz, pensada para ser cerería”

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La de cerero fue una importante artesanía antes de la llegada de la luz eléctrica, puesto que sus productos eran necesarios en las casas para alumbrar. Al uso doméstico se sumaba el religioso, ya que a través de su trabajo llegaba la luz a altares y capillas, igual que hoy. La elaboración de exvotos de formas diversas es otro importante apartado de este oficio secular. Además de lo tradicional, a veces a Joaquín le piden velas decorativas, para celebraciones e incluso alguna pieza artística. Le han encargado también creaciones de época para cine y series de televisión. Quien quiera una vela especial, aparte de las habituales para iglesias y procesiones, se la puede pedir a este experto cerero, que ha hecho velas para desfiles de moda o para bodas.

La fábrica centenaria está en San Xulián, en Pontecesures, donde pasa varios días a la semana elaborando manualmente cada una de las piezas de cera. Gustavo Santos

Si las velas se van hundiendo en cera líquida hasta alcanzar grosor rodándolas con paciencia en el noque, el trabajo de los exvotos se hace casi siempre sobre moldes de madera o metal, lo que permite realizar la forma deseada: una cara, un pie, una pierna o cualquier otro miembro con que los fieles buscan o agradecen la curación de alguna dolencia. Y como Joaquín lleva años en el oficio, alguna vez le han pedido piezas personalizadas, como un exvoto de un hombre a tamaño real. La devoción llevó a ese cuerpo de cera a Santa Rita, en Vilagarcía. Son trabajos excepcionales en un negocio que puede presumir de alumbrar a varias generaciones.

El bisnieto del fundador de Cerería Dieguez regenta la tienda de la calle San Román de Pontevedra, cuya historia corre paralela a la fábrica de San Xulián en Pontecesures. El bisabuelo surtía de mercancía al dueño de la tienda pontevedresa y luego el abuelo cogió el traspaso y así siguió la luz del oficio, con nave propia levantada exclusivamente para ser cerería, algo poco frecuente entonces. Joaquín no sabe aún si sus hijas perpetuarán el negocio, aunque a él le queda mecha para rato.

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