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Te doy una canción

Zitarrosa y su “Guitarra negra”

Cómo haré para tomarte en mis adentros, guitarra
Cómo haré para que sientas mi torpe amor
Mis ganas de sonarte entera y mía

Existen canciones que sabiendo, y aún sin saber, situarlas en su contexto, emocionan, fuere por eso que llaman carga de profundidad, de sentimiento, de poesía, de compromiso, de humanidad…o bien por la voz grave con aroma a tabaco de quien las interpreta, cual en el caso que nos ocupa. “Guitarra negra” de Alfredo Zitarrosa es una de ellas y, si la conocen, o si la escuchan por primera vez, dilucidarán por qué. En realidad, su autor no la definió como canción sino, primero, como “contracanción” y, después, como “poema por milonga”. “Guitarra negra” es, asimismo, el título de los tres discos en los que fue incluida, y abarca una cara entera (entre dieciséis y dieciocho minutos) de los vinilos conocidos en su época como de Long Play (elepés). El primero fue publicado en España en 1977, el segundo en México, en 1978, y el tercero, simultáneamente en las repúblicas de Uruguay y Argentina, en 1985. En cualquiera de ellos les merecerá mucho la pena su audición.

Alrededor de cinco años estuvo Alfredo Zitarrosa (desde 1972 a 1977) tejiendo y entretejiendo las letras, hasta que por fin pudo plasmar este texto en prosa recitado con un acompañamiento de guitarras, coros y arreglos orquestales. Empezó a escribirla en los meses previos a la última dictadura uruguaya, un período que se extendió desde 1973 a 1985, originado por el golpe de Estado del 27 de junio que decretó la prohibición de partidos políticos, la ilegalización de sindicatos y la persecución y asesinato de opositores al régimen; debido a su ideología política, Zitarrosa tuvo exiliarse a España y México, donde continuó escribiéndola, al punto de que es precisamente el exilio lo que tensa su trama. Aunque “Guitarra negra” es mucho más. Zitarrosa nos hace viajar por distintos estados de ánimo desde que comienza una canción en la que la nostalgia está presente en todo momento, mezclándola, según el verso, con la alegría, la tristeza y una retranca dolorosa que juraríamos gallega.

Merecería que la dedicásemos más líneas a Alfredo Zitarrosa, mas el espacio se nos encoge. Quédense con que no regresó a su país hasta 1984, convirtiéndose, él y su “Guitarra negra”, en emblemas del retorno esperado de todos los exiliados, en la voz de los uruguayos silenciados, de todos los silenciados. A lo largo de su carrera Zitarrosa grabó más de 40 discos en diversos países, fundamentalmente en Argentina y Uruguay, donde su éxito fue rotundo. Falleció el 17 de enero de 1989.

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