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“Cero a cero: noticia de El Temucano"

'Cero a cero' de Tito Fernández, 'El Temucano'

Abundan canciones vinculadas al fútbol. Algunas de ellas están dedicadas a futbolistas destacados (en esto, Maradona bate récords), otras fueron encargadas a sus compositores e intérpretes para adoptarlas como himnos de determinados clubes (la de El Arrebato que cantan los hinchas del Sevilla es un ejemplo) y también las hay que, sin ser oficialmente reconocidas como himnos, han sido admitidas casi como tales, como la que Joaquín Sabina escribió en elogio/lamento del Atlético de Madrid o la cantata con la que Plácido Domingo cumplió en la conmemoración de la undécima Copa de Europa ganada por los merengues. Y luego está lo de “You’ll never walk aloneque se entona en Anfield, pero esa ya es otra historia.

Ninguna, sin embargo, cuenta un partido de fútbol, y esa es una de las razones por las que me gusta tanto “Cero a Cero”, la “crónica” que narra, en verso y con inequívoco estilo radiofónico sudamericano, un singular encuentro de balompié entre animales. Ingeniosa, irónica y estupendamente escrita y cantada, uno hasta se atreve a decir que estamos ante una genialidad digna del mítico “Mágico” González (escúchenla y ya me dirán).

Tito Fernández “El Temucano”, de verdadera identidad Humberto Waldemar Asdrúbal Baeza Fernández, la lanzó en 1972 como la Cara A de un single, aunque ya estaba incluida dentro del repertorio de su álbum de debut, editado el año anterior. El Temucano, que todavía vive aunque retirado del mundo de la música, es un trovador y folklorista chileno que formó parte en su primera etapa de aquel colectivo de cantautores liderado por Víctor Jara -con quien actuó en numerosas ocasiones- que estaba renovando la canción chilena cuando el golpe de Estado de Pinochet acabó con todos y con todo aquello: a algunos, como a Jara, los asesinaron, hubo encarcelamientos, torturas y, por supuesto, exilios forzados….Pero Tito se quedó, continuó su carrera y se hizo muy famoso en su país, lo cual que a partir de ello se empezó a manchar su controvertida figura. No faltaron quienes le culparon de haber traicionado a sus compañeros, algo que él siempre ha negado arguyendo aquello del “¡Qué culpa tengo yo de que mis canciones les gusten también a los militares!”, o los que lo acusaron de haberse hecho pinochetista, de los que se defendió a su irónica manera: “Lo que me ha pasado a mí es que sigo vivo. ¿Qué querían? ¿Que les pidiese que me matasen?”.

Caída la dictadura, El Temucano hizo sus pinitos políticos afiliándose al Partido Socialista chileno, pero ni así consiguió desmontar las sospechas que salpicaron su trayectoria. Y menos aún cuando, ya entrado en años, fue acusado de violar a tres mujeres de una secta que presuntamente él mismo había fundado, proceso del que salió tan tocado que apuró sobremanera su jubilación.

En cualquiera de los casos, y no solo por “Cero a Cero”, nos hallamos ante la obra de un gran cantante y poeta. Que no les quepa duda.

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