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¿Cómo afecta la brecha digital a las personas mayores?

Una mujer mayor, con un ordenador FdV

Rosa y Clara han quedado en un centro comercial para verse de nuevo después de muchos años. Rosa ha preparado meticulosamente la cita porque le ilusiona de forma especial reencontrarse con su gran amiga. A pesar de sus 68 años, Rosa se desenvuelve bastante bien con la tecnología, y esta mañana ha podido hacer la compra por internet, realizar varias gestiones con su banco, comprar entradas para el cine y reservar mesa en un buen restaurante, todo desde el sofá de casa. Antes de salir, ha consultado el tiempo que le quedada al autobús, pues estaba lloviendo, y ahora espera puntual a Clara en la puerta del centro comercial. Pero Clara, que también tiene su misma edad, no ha llegado, y Rosa, impaciente ante la ausencia de su amiga, decide llamar. Clara, con voz entrecortada, le explica que, lamentablemente, no podrá acudir a la cita, pues hoy ha tenido un día realmente complicado. Por la mañana temprano ha ido al banco para pagar un recibo, pero le han dicho que para realizar estas gestiones “tiene usted que utilizar el cajero automático o bien la app del dispositivo móvil con su nickname y password”, cosa que no ha sabido hacer a pesar de haberlo intentado durante más de una hora. Después ha recibido una llamada y le han comunicado que “para poder tener acceso a la banca online debía hacer clic en el link enviado por SMS y autorizar la LOPD”, explicación que le ha dejado muy confundida, pero antes de que pudiera reaccionar el Bot se ha despedido de ella diciéndole que “podría consultar sus dudas a través del chat online en la website”. Muy preocupada ha llamado a su hijo, que trabaja de Community Manager en una conocida empresa de pesca, “llevando las redes” (algo que ella no entiende, cómo después de tantos años estudiando en la universidad, ahora tiene un trabajo tan manual), pero su hijo le ha dicho que no facilitara ningún dato por teléfono o por SMS, pues podría ser “una estafa de un black hat hacker con la intención de engañarla por medio de phishing”. Con el disgusto, Clara se ha ido a casa, porque todo esto le causa una enorme frustración, “Querida Rosa, esto nos ha llegado tarde, y yo no valgo para ello. ¡Somos compusaurios!”.

Algunas aplicaciones móviles útiles para personas mayores:

1. Lumosity

Diseñada para ejercitar la memoria.

2. Podómetro

Para mantenerse en forma monitorizando la actividad física diaria.

3. Help Launcher

Mejora la visibilidad de los iconos y signos, amplía botones y teclado, y simplifica información en las aplicaciones.

4. Dragon Dictation

Con reconocimiento de voz para las personas que tienen dificultad para manejar el teclado.

5. Medisafe

Avisa cuando debe tomarse un medicamento, además, informa a los familiares o cuidadores que se ha hecho.

6. Senior Dating

Pensada para conocer personas mayores en cualquier parte.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en la franja de edad de entre 65 y 74 años el 7,8% de las personas no tienen habilidades tecnológicas y el 60,2% tienen habilidades bajas. Hay una barrera generacional que coloca a los nativos digitales como únicos usuarios de la web; y los que están del otro lado, adultos y mayores, deben hacer un esfuerzo, a veces inalcanzable, para familiarizarse con estas nuevas tecnologías.

Para quienes crecieron en un mundo analógico donde jamás imaginaron todas las opciones digitales del mundo actual, cada día supone una lucha por superar enormes muros, y una vez que lo han conseguido, la vista en el horizonte les sorprende con un nuevo muro más alto que el anterior, pues los avances tecnológicos suceden cada vez a mayor velocidad. Sin duda existen muchas barreras que provocan que las personas mayores se resistan a usar las nuevas tecnologías (como la falta de confianza o paciencia, el miedo a romper el dispositivo o cometer un error grave, texto o botones demasiado pequeños, o falta de ayuda directa), pero cuando el proceso de aprendizaje tiene éxito, los beneficios son evidentes y numerosos.

Es obvio que la mayoría de los jóvenes forma parte de una generación hiperconectada; pero sus abuelos, o incluso sus padres, están lejos de esa realidad. Y aquí resulta esencial el papel que juegan los hijos, nietos, sobrinos; aunque no hay que olvidar que muchos de nuestros mayores viven solos y no tienen a quién recurrir. Para corregir esta situación, a mi juicio, sería sumamente interesante que los ayuntamientos pusieran en marcha un servicio de “Sherpa Digital del Ciudadano”, es decir, empleados públicos que, al igual que un policía, un barrendero o un bombero prestan sus servicios en el “mundo físico”, estas personas pudieran ayudar a nuestros mayores en el “mundo digital” o mundo virtual, ya sea organizando formaciones gratuitas, o bien resolviendo dudas concretas con los dispositivos más habituales, o con los trámites telemáticos.

Una persona mayor, navegando con un ordenador portátil FdV

La tecnología no es solo para los jóvenes. La población española es la segunda que más envejece a nivel mundial, y uno de cada cuatro españoles tendrá 65 años o más en 2035 (doce millones de personas), por lo tanto, este colectivo es el futuro de nuestra sociedad. Pongamos en marcha iniciativas público-privadas ambiciosas para la alfabetización digital de nuestros mayores, y devolvámosles con gratitud todo el conocimiento que ellos ya nos dieron antes.

¿SABÍAS QUE?

Las personas mayores pueden obtener muchos beneficios con el uso de las nuevas tecnologías:

Más conexiones sociales, cuando la distancia no lo permite, con familiares, amigos y personas con intereses comunes, compartiendo pensamientos, imágenes, vídeos y noticias con solo un clic.

Mayor estimulación mental, aprendiendo cosas nuevas y participando en actividades que desafían al cerebro.

Más seguridad e independencia, especialmente para aquellos que viven solos, por medio de la teleasistencia móvil y la telelocalización.

Mejor cuidado de la salud, facilitando el seguimiento y la atención médica, o con apps que ofrecen recordatorios audibles para tomar los medicamentos, o que animan a realizar ejercicio.

Más diversión, ya sea socializando, disfrutando de juegos desafiantes o aprendiendo algo nuevo.

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