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Te doy una canción

"We are the world" (y 2): anecdotario

Todos los intérpretes de la canción original "We are the world"

Si en la anterior entrega, contábamos la trama de “We Are The World”, hoy cerramos el relato con algunas anécdotas que salpicaron la gestación de esta pieza, mundialmente conocida incluso por las nuevas generaciones.

A la presencia de Bob Dylan en aquel coro de ilustres intérpretes habría que calificarla, cuando poco, de inesperada, pues el cantautor, superada la fase inicial de su trayectoria, no ha vuelto a ser amigo de dar muestras mediáticas de solidaridad que rompan su cotidiano individualismo o, digámoslo de otra manera, ese “ir a su aire” que le caracteriza. Sin embargo, accedió, y se cuenta que estaba tan nervioso antes de grabar su solo que les preguntó a Stevie Wonder y Lionel Richie: “¿Cómo quieren que suene mi parte?”. Entonces Stevie Wonder se sentó en el piano y comenzó a imitar a Bob Dylan para decirle al propio Dylan cómo debería sonar la frase “There’s a choice we’re making…”.

El gran jefe de la grabación resultó Ray Charles, en lugar de Lionel Ritchie, Michael Jackson o el propio Stevie Wonder. John Oates, del dúo Hall&Oates, ha declarado que “hubo momentos en la grabación de los coros en que muchos comenzaron a lanzar sugerencias espontáneas, del tipo “¿Por qué no hacemos esto así?” o ¿Por qué no hacemos esto otro de esta manera?”. Obviamente la grabación se hubiera complicado si se hubieran aceptado todas las sugerencias, porque eran muchas, pero por suerte allí estaba Ray Charles, que mandaba: “Vamos, escuchen a Michael y hagamos bien esto”. Dicho y acatado. Palabra de maestro.

El ya citado Oates, así como el cantante country Kenny Rogers, aprovecharon aquella reunión de estrellas para llevarse autógrafos de cada una de ellas. Rogers ha referido que cuando todos terminaron de grabar, se percató de que había sido parte de un acontecimiento histórico. “Tomé un pedazo de sábana que había en el estudio y comencé a acercarme a todo el mundo para que me lo firmara”. Y John Oates hizo lo mismo: “Tengo los autógrafos de todo el mundo enmarcados en una pared de mi estudio en Colorado. Cuando la gente los ve, realmente alucinan. Es una de mis tesoros más valiosos, porque hay que ver la gente que puso allí sus nombres: lo mejor de la música americana del siglo XX”, confesó.

Antes de comenzar la grabación, el productor Quincy Jones dirigió un pequeño discurso a todas aquellas figuras: “En esta habitación están ahora las 45 estrellas musicales más importantes del mundo entero, para ayudar a gente desesperada que está muy lejos y pasa por una terrible necesidad. No creo que esta experiencia vuelva a repetirse en el futuro, pero sí conozco y creo en el poder de la música para sacar lo mejor de la humanidad, y no hay mejor ejemplo que estemos todos ahora en este lugar, listos para cantar esta canción”.

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