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Recaudación tributaria, empleo y Producto Interior Bruto en 2021

¿Por qué crecen la recaudación tributaria y el empleo muy satisfactoriamente, en tanto la evolución del PIB va rezagada y muestra una mayor histérisis? Esta pregunta centra la atención de economistas e instituciones económicas, sin que haya una respuesta unívoca al asunto.

La rápida recuperación económica prevista por todos en verano se ha modulado a la baja. La recuperación del consumo gracias al desarrollo de las vacunas y el éxito logístico de la vacunación masiva, provocaron escasez y tiraron al alza de los precio. No hay microchips para la industria del automóvil. Las cadenas de fabricación y en especial distribución se han colapsado. Los contenedores se amontonan en los puertos. El gas, los bonos de carbono y en consecuencia la electricidad, están por las nubes, un drama para los hogares humildes y que también aboca al cierre a las industrias electro-intensivas. El aluminio y el acero, indicadores infalibles, han subido un 100% desde 2020, al igual que muchas materias primas. En la Inglaterra post-Brexit faltan 100.000 camioneros y las estanterías de los supermercados así como las gasolineras están sin existencias.

Además la inflación ha vuelto y puede comprometer las políticas expansivas de los bancos centrales y encarecer el crédito. El crédito también es un consumo para la industria en expansión, pues la financiación externa es tan necesaria como el suministro eléctrico o los microchips. Por último, la inflación reduce el consumo real, pues con la misma renta disponible se adquieren menos productos. Esto sin duda compromete las expectativas de crecimiento del PIB.

Pero no todo es negativo. El crecimiento del PIB en 2021 no ha alcanzado los niveles precios a la pandemia, pero en cambio el crecimiento del empleo y el crecimiento de la recaudación tributaria ya han sobrepasado sus índices previos a la pandemia.

El crecimiento de la recaudación tributaria se muestra en el Gráfico 1.

Como se puede observar el incremento acumulado anual de los ingresos es del 14,9%, con una subida del 11% en los ingresos brutos y una caída del 3,1% en las devoluciones realizadas. En comparación con el mismo periodo de 2019, los ingresos de 2021 son un 4,6% superiores. Luego la recaudación tributaria está en niveles superiores a la pandemia. Son muy buenos datos.

Respecto a la creación de puestos de trabajo, España ha vuelto a las cifras prepandemia, con datos históricos en cifras de empleo y con diciembre de 2021 marcando un nuevo récord al acumular diez meses consecutivos de descensos, el periodo más largo de la serie histórica en el que la bajada total de parados es de 902.884 personas. El total de paro registrado se ha situado en 3.105.905 personas. Es la cifra más baja de un mes de diciembre desde el año 2007 y supone 140.142 parados menos que al inicio de la pandemia, en febrero de 2020. El comportamiento del empleo se visualiza en el Gráfico 2:

Respecto a diciembre de 2020, el paro ha descendido en 782.232 personas (-20,12%). En términos desestacionalizados, el paro registrado baja en 40.832 personas. Por consiguiente estamos ante otro gran dato.

¿Y que pasa con el PIB? Pues pasa que va rezagado en comparación con los anteriores indicadores. El Gobierno en los Presupuestos Generales del Estado, pronosticó un crecimiento del PIB del 6,5% para este año y del 7% para el próximo. Estas cifras contrastan con las previstas por otros organismos como el Banco de España, que prevé que en 2021 el PIB crezca un 4,5% y un 5,4% en 2022, lo que permitiría retomar el nivel precrisis hacia el inicio de 2023. El INE cifra su crecimiento en un 6,5% en los tres primeros trimestres del año, de manera que el nivel del PIB en 2021 es el 95% del que se alcanzó en 2019. Por consiguiente el PIB arrastra un año de demora en relación a los anteriores indicadores económicos.

¿Porqué sucede esto? Algunos analistas afirman que la pandemia hizo aflorar la economía sumergida: esta sería una de las explicaciones que ayudaría a encajar el motivo por el que el empleo está creciendo más que el PIB, si lo que estamos viendo es efectivamente empleo que ya estaba ahí pero que no estaba registrado”.

Otros organismos, como la Agencia Tributaria afirman que está aumentando el grado de cumplimiento voluntario de los contribuyentes; en otras palabras, para un mismo nivel de actividad y PIB, se declaran y pagan más impuestos.

En mi opinión es otra la explicación, y tiene que ver con la aplicación de políticas socialdemócratas a la crisis originada por la pandemia. Esta crisis ha sido afrontada por las economías occidentales de manera opuesta a la crisis financiera originada en 2008. Si entonces se impusieron medidas de austeridad contra la deuda y el déficit, ahora se aplicaron políticas monetarias y fiscales de corte keynesiano, asumiendo como necesario dejar una deuda pública que habrá de ser deglutida por varias generaciones.

La Administración Americana y la Comisión Europea movilizaron fondos como no se veía desde el Plan Marshall que reconstruyó Europa. Pero no solo hablo de los fondos Next Generation; hablo también de las políticas internas de los estados miembros. En España, gracias al gigantesco esfuerzo desplegado por los ERTE, que permitió a las empresas desprenderse de la carga salarial ociosa sin recurrir al despido, las rentas de los hogares cayeron un 3,27% cuando el PIB se hundió un 10,8%. Ese gigantesco diferencial fue el resultado de las prestaciones adicionales del Estado en 2020: 30.000 millones de euros.

Ahora bien, los ERTE son subvenciones. En términos económicos esos fondos son subsidios públicos y, como sabemos todos los economistas, son un componente negativo del PIB. Los componentes del PIB son: 1) la remuneración de los asalariados, 2) el excedente bruto de explotación (EBE), y 3) los impuestos menos las subvenciones. Por consiguiente el subsidio (ERTE) suma como salario pero resta como subvención: Luego el PIB no se inmuta.

En cambio los ERTE forman parte de la renta de las familias. Son base imponible en el IRPF. Y las bases imponibles generan la recaudación tributaria. Entonces en la ratio recaudación tributaria partido por PIB, tenemos 30.000 millones de euros en el numerador y, por vez primera en la historia, no están en el denominador.

En otras palabras, súbitamente, en la serie histórica el PIB baja sin que baje la recaudación tributaria, porque ESTÁ DOPADA CON GASTO PÚBLICO. Y lo mismo sucede con el empleo: el PIB baja más que el empleo porque en lugar de paro los trabajadores van al ERTE.

Por consiguiente, si a primera vista una fuerte variación en la serie histórica apunta a un mejor cumplimiento de las obligaciones tributarias, o a una disminución de la economía sumergida, en un estudio más sosegado hay que reconocer esos 30.000 millones en el numerador, porque suman como salarios percibidos pero restan como subsidios, pero que sí computan en la recaudación tributaria.

Luego que el PIB haya bajado sin que sus efectos se hayan resentido en igual medida en el empleo y la recaudación tributaria es una virtud de las políticas económicas de Madrid y Bruselas, que evitaron mayores cotas de destrucción del tejido productivo.

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