Ya llegó a Galicia la alta velocidad. Después de varios plazos que finalmente se vieron demorados por múltiples vicisitudes, nuestra comunidad autónoma contará con un transporte por ferrocarril moderno y sostenible. No sin cierto retraso, se ha podido superar una de las asignaturas pendientes que se tenían con Galicia.

Dicho lo anterior, resulta necesario tener muy en cuenta los efectos económicos de la alta velocidad para Galicia. En 2007 tuve la oportunidad de participar en un grupo de investigación de la Universidade de Vigo donde evaluábamos precisamente estos impactos para el proyecto de alta velocidad Vigo-Oporto. En 2010 también pude señalar las ventajas (y limitaciones) que supondría la llegada de la alta velocidad para la provincia de Ourense. Once años después desde Faro de Vigo se me posibilita dar mi perspectiva de lo que supondrá esta vía rápida de acceso para nuestra comunidad autónoma.

Desde mi punto de vista el impacto económico de la alta velocidad para Galicia estará marcado por, al menos, estos diez elementos.

Primero. El impacto no será igual para todas las actividades económicas ni para todas las provincias. Esto debe quedar muy claro desde el primer momento. Algunas se beneficiarán en gran medida; otras no tanto. En todo aquello que somos una comunidad de referencia claro que nos beneficiará, especialmente si se trata de actividades con mercados mucho más allá del ámbito local. Por el contrario, en aquellas que no se garantice ninguno de los dos requisitos anteriores, su beneficio ser reducirá notablemente. Así, es esperable que algunas zonas de Galicia apenas tendrán un beneficio adicional con la llegada de la alta velocidad. Lo anterior parece comprobarse en aquellas zonas con peor accesibilidad a este medio de transporte. Atendiendo al mapa de la nueva infraestructura, es fácilmente constatable que la Costa de la Muerte, la Mariña y la montaña de Lugo o las zonas más alejadas de la ciudad de Ourense o de A Gudiña serán algunos de los territorios con más problemas para beneficiarse de la alta velocidad.

Segundo. El beneficio que se obtenga no será individual de una determinada zona, sino conjunto, puesto que habrá que tener en cuenta toda el área de influencia que se verá afectada. A modo de ejemplo, los beneficios para la capital ourensana, se verán condicionados por las ventajas que se obtenga de la alta velocidad en el resto de provincias. Al igual que las vías de tren, las repercusiones económicas, van encadenadas.

Tercero. El contar con alta velocidad no tiene que implicar automáticamente un alto beneficio. Para que la alta velocidad sea aprovechable económicamente es necesario desarrollar la capacidad logística que permita una utilización adecuada de instalaciones de estas características. Es necesario, por lo tanto, que en cada ciudad donde pase la alta velocidad disponga de transporte intermodal, la posibilidad de realizar un transporte combinado y que todo esto sea sostenible económicamente.

Cuarto. La alta velocidad traerá importantes beneficios para Galicia si se sabe aprovechar las potencialidades del desarrollo del ferrocarril frente al transporte por carretera; en especial, si es posible el crecimiento del transporte en contenedores - algo que en estos momentos resulta complicado por su escasez- y la posibilidad de enlazar las comunicaciones de los trenes con el resto de transportes, como el terrestre (autobuses y camiones), aéreo o marítimo. En Galicia contamos con tres aeropuertos y varios puertos de indudable relevancia económica, de ahí que estamos obligados a hacerlo bien al disponer de las infraestructuras necesarias.

Quinto. Es necesario aprovechar la llegada de la alta velocidad para mejorar nuestra capacidad de respuesta a las empresas y a los turistas. En un mercado cada vez más competitivo, hay que ser inteligente y saber responder a las demandas de todos estos usuarios. Disponer de una estructura de alta velocidad supone una mayor movilidad de personas y mercancías y de indudables ventajas en relación a la accesibilidad, pero hay que saberlo utilizar.

Sexto. Estamos obligados a conseguir que la alta velocidad sea rentable, puesto que de no ser así se podrían reducir el número de trenes de estas características o, dicho de otra forma, se podría optar por una “reconfiguración” de las prestaciones, reduciendo las frecuencias del servicio. En este sentido, no solo hay que pensar en el transporte de mercancías, sino también de viajeros, puesto que estas cifras condicionarán, en gran medida, la rentabilidad económica de la alta velocidad. Galicia cuenta ahora con la ventaja de la alta velocidad, pero también es nuestra responsabilidad saberla utilizar

Séptimo. Y esto seguramente es por deformación profesional como profesor universitario, es preciso realizar desde la óptica pública y privada un ejercicio didáctico de lo que debería suponer la alta velocidad para Galicia. Así, se debería transmitir tanto a los viajeros como a las empresas, entre otros beneficios, el importante ahorro de tiempo que supone esta nueva forma de comunicación, la seguridad de que la mercancía y los viajeros lleguen a la hora prevista o lo que puede suponer vivir en Galicia en relación a la calidad de vida, al quedar, a modo de ejemplo Madrid de Ourense a 2 horas y 15 minutos.

Octavo. Es preciso poner sobre la mesa el importante papel que puede desempeñar la alta velocidad sobre el desarrollo económico regional de nuestra comunidad autónoma y su impacto sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Sin duda, contar con trenes de estas características permitirá reducir notablemente las externalidades negativas del uso excesivo del transporte por carretera y permitirá contar con un sistema de transporte mucho más rápido, seguro y con menor huella ecológica.

Noveno. Debemos de estar preparados para lo que puede llegar con la alta velocidad. Para eso hace falta una visión de conjunto a nivel autonómico, evitando localismos en la toma de decisiones. Las infraestructuras que se creen o se vayan a ampliar, deben tener no solo en cuenta al nuevo tráfico de mercancías y de personas que pueda llegar a cierto destino, sino que tienen ser consensuadas por encima del ámbito municipal, para aprovechar posibles sinergias y externalidades positivas. Además, es necesario que la administración pública y las empresas colaboren en el diseño de actuaciones que permitan rentabilizar esta nueva infraestructura, evitando que ocurra como en la película de maestro Berlanga “Bienvenido Míster Marshall” que los beneficios de la alta velocidad pasen de largo, como lo hicieron “los americanos” en aquella película.

Décimo. La llegada de la alta velocidad a Galicia es algo muy importante para la economía gallega, pero no debe considerarse como una panacea. Desde luego contar con un ferrocarril de altas prestaciones es una gran ayuda para el desarrollo económico de Galicia, pero siguiendo el ejemplo del inmortal Cervantes no puede considerarse el bálsamo de Fierabrás, el remedio mágico que cura todos los males.

En consecuencia, es necesario poner en valor todo lo que va a suponer para Galicia la alta velocidad, pero también ser responsables de que el éxito de esta nueva vía de comunicación dependerá de hasta qué punto sepamos aprovecharla. Los resultados económicos que obtengamos estarán claramente condicionados a nuestro comportamiento.