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“Internet ha traído tiempos feos para los músicos”

“Vigo siempre ha sido un sitio especial. Lo fue en los 80 con la “movida” musical y lo sigue siendo también ahora con la “movida” de las luces navideñas, porque en ambos casos ha provocado que se hable de la ciudad en todas partes”

Teo Cardalda, en su estudio de grabación de Gondomar. Ricardo Grobas

En su DNI se lee que José Teodomiro Cardalda Gestoso nació en Vigo el 7 de octubre de 1962 y que su profesión es la de músico, pero no aparece huella alguna de que, con el nombre artístico de Teo Cardalda, este hombre no es sólo uno de los principales artífices de la Movida viguesa de los, 80 sino también de esos tipos que hay que citar obligatoriamente si se quiere contar la historia del pop español de las últimas cuatro décadas. Este año ha decidido celebrar sus 40 de trayectoria profesional con la grabación de un disco con letras extraídas de una de las facetas menos conocidas de Ramón María del Valle Inclán, la de poeta, y, como siempre, sus razones ha tenido.

-Supongo que una idea como esta no es algo que le surgiese de la noche a la mañana.

-Forma parte de mis recuerdos de vacaciones en Vilaxoán con mi familia. Tenía un primo que me enseñó las primeras poesías de Valle que leí en mi vida y que me citaba sitios por los que había pasado el escritor que yo conocía y con los que me sentía identificado. Pero, en realidad, no empecé a trabajar en serio en este proyecto hasta hace cinco años.

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-Dicen que la obra de Valle es de las que no envecejen, pero eso de llevarla al rock habrá sido todo un reto.

-¡Y tanto que no envejece! Si don Ramón viviera hoy en día, sería un punki y, al tiempo, también un pijo. Era un hombre controvertido y atrevido, y eso lo reflejó muy especialmente en su poesía, lo cual me ayudó mucho a que saliese un disco muy abierto y, a la par, muy rockero y hasta muy rapero. A través de sus lecturas y sus biografías, he descubierto las dualidades de Valle Inclán, que era una persona maravillosa y, a la vez, tenía momentos insoportables. La verdad es que acabé enamorándome del personaje. Y por lo que se refiere a las letras, la mayoría de los críticos musicales que han escuchado el disco ha coincidido en que, cien años después, mantienen su vigencia y validez, porque el mundo, como decía Valle, es cada vez más esperpéntico, de hecho es un esperpento ya, no hay más que ver y escuchar la noticias que nos llegan. Todo lo que ocurre en estos tiempos ya lo vaticinó él.

-¿Esta experiencia le ha animado a hacer algo parecido con otro literato o este disco es un punto y aparte en su carrera?

-Yo lo veo como un proyecto muy emocional, en el que me he dejado mucho tiempo y esfuerzo, por eso creo que va a ser algo muy puntual, aunque también es cierto que he disfrutado haciéndolo.

-Viajemos ahora a sus inicios. Se ha escrito mucho sobre Golpes Bajos, fue un grupo que asombró a propios y extraños, pero tal vez no haya que darle tantas vueltas y una de las razones del éxito, fuese que quienes fundaron el grupo eran músicos ya prácticamente profesionales. Detrás de eso: ¿Cuáles son las razones de un éxito tan perdurable, tanto que hasta hoy en día sus canciones siguen sonando muy frescas, muy vigentes?

-Yo a eso no le doy muchas vueltas. Vigo es una ciudad que siempre sorprende. Lo era en los años 80 y lo continúa siendo ahora: un sitio muy especial, vaya. En aquel momento yo no sé lo que nos pasó. De repente Golpes Bajos se convirtió en todo un “golpe”, valga la redundancia, en el panorama musical español, pero la causa no éramos solo los cuatro que formábamos el grupo, sino todo el entorno en que vivíamos, las cosas buenas pero también las malas, porque no hay que olvidar que aquellos eran los tiempos de las drogas, de la reconversión naval, del paro…Nosotros, en aquella altura, lo único que queríamos era disfrutar. Sin embargo, y pensándolo bien, había un punto de responsabilidad que nos autobligaba a querer hacer las cosas bien. Y así surgió todo en una época que, aunque haya quien también la minusvalore, para mí desde luego fue tan importante como inolvidable. De hecho, creo que fue también importante para toda la ciudad, como lo es la que vivimos hoy en día, cuando hemos vuelto a estar en el candelero de la actualidad , gracias a las luces navideñas y a un alcalde del que, quieras que no, hasta se puede decir que hoy la movida de Vigo es él, y que Vigo sí tiene futuro a pesar del complicado momento social por el que atravesamos.

-¿Cual era la música, y los músicos, que más oía, y que más influían en Golpes Bajos?

-Cada uno de nosotros tenía sus gustos personales, como suele suceder. Germán Coppini, por ejemplo, esuchaba mucho punk inglés, y yo en cambio era un obseso de los grandes grupos del rock sinfónico de finales de los 60 y principios de los 70: Yes, King Crimson, Jethro Tull, Emerson, Lake & Palmer, Genesis, Peter Gabriel en solitario…Esa diferencia de gustos,que acabó en unión, fue una de las claves de Golpes Bajos porque, al final, resultaba que cada uno de nosotros escuchaba la música que le gustaba al otro.

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-El caso es que hoy pones un disco de Golpes Bajos y sigue sonando muy de ahora. Eso quiere decir que crearon ustedes una música perdurable, aunque supongo que de aquella no pensaban en eso ¿O sí?

-Mira, visto con la distancia del tiempo, lo nuestro era pura y maravillosa inconsciencia, con sus correspondientes dosis de provincianismo y atrevimiento. Nosotros creíamos en lo que hacíamos y de repente lo contagiamos, pero había un tanto por ciento de inocencia que, para mí, resultó lo fundamental, y que es lo que sigue valiendo. Porque sobre aquella época, además de lo citado antes, hay que añadir que eran unos años cargados de melancolía infinita, y eso está reflejado en las letras de muchas canciones.

Teo Cardalda, en su estudio de grabación en Gondomar Ricardo Grobas

"Quizás fue un error intentar “resucitar” a Golpes Bajos. Lo que está mitificado, mejor no volverlo a tocar aprendimos la lección”

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-La carrera de Golpes fue breve. Aunque, en 1997, Germán Coppini y usted intentaron resucitar al grupo, el asunto, al menos comercialmente, no salió muy bien. ¿Qué pudo haber ocurrido?

-Golpes Bajos duró poco, por una parte porque tenía que ser así y, por otra, debido a los errores que nosotros mismos cometimos, y eso hay que reconocerlo. Y, en cuanto a la “resurrección”, te confieso que, para mí, el disco en vivo que hicimos fue uno de los mejores discos que yo he producido. Pero como tú dices, no funcionó, y a lo mejor no lo hizo porque Golpes Bajos no necesitaba eso, o porque Germán y yo fuimos un poco egoístas y no llamamos a Pablo y a Luis, o porque, contra la voluntad de Germán, yo me negué a cambiar las letras de las canciones, tal y como él pretendía…Y el resultado fue un regreso, sí, pero un regreso raro; nos hicimos un lío: quisimos hacer algo que fuese Golpes pero que, al mismo tiempo, fuese diferente y, bueno, lo cierto es que la cosa no salió bien. Y es que en esto siempre se aprende y, en ese sentido, aquello fue una lección de la que, por supuesto, tomamos nota.

Teo Cardalda en Gondomar Ricardo Grobas

-También pudo ocurrir que para sus fans, Golpes era un producto tan mitificado que no había ni que tocarlo, había que dejarlo estar.

-Puede ser. Yo disfruté mucho con aquella vuelta y aún es hoy que escucho el disco de la reaparición y me parece buenísimo, pero puedo estar de acuerdo en que a lo mejor no tiene el encanto que la gente esperaba. Y sí, quizás a Golpes mejor no tocarlos, de hecho yo he llegado ya a esa conclusión.

"Cuando María y yo empezamos con Cómplices, ni se me pasaba por la cabeza el tremendo éxito internacional que íbamos a tener”

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-Después vino Cómplices y hubo gente que se mosqueó (cosas de aquellos tiempos) porque la “esperanza blanca” había optado por el pop digamos fácil cuando esperaban una nueva versión de Golpes Bajos. ¿Por qué eligió esa opción?

-De una forma natural. Después de la separación, lo primero que hice fue dedicarme a producir discos de otros; produje a Martirio, a Ketama, a Ray Heredia…aunque en mi cabeza ya rondaba el poner en marcha un nuevo proyecto propio. Y, bueno, empecé a trabajar con María (su pareja y madre de sus cinco hijos) y a entregarme a fondo en Cómplices. Recuerdo que mientras grabábamos “Manzanas”, de reojo echábamos un vistazo a lo que iba a hacer Germán Coppini, que estaba preparado su primer disco en solitario. El caso es que Cómplices, desde el primer momento, fue todo un bum, cosa que nos sorprendió a nosotros mismos. Y claro que era un proyecto totalmente diferente a Golpes Bajos, no obstante tengo que decir que yo siempre me sentí muy cómodo, y encima es que funcionaba muy bien.

-Algo que no ocurrió con Germán Coppini.

-Germán tuvo una excelente carrera en solitario, pero para mí que fue bastante incomprendido. A él le gustaba hacer cosas diferentes y eso no siempre se entiende bien.

Teo Cardalda, acompañado de María Monsonís, en "Claves líricas".

-A todo esto, usted ya había decidido establecerse en Madrid. ¿Esa era la única manera de hacer una carrera profesional como músico? ¿O hubo otras razones?

-Fue una decisión que tuvo más que ver con la adolescencia que con otra cosa. En aquel momento, yo veía a Vigo muy pequeño y a Madrid muy grande y lleno de posibilidades, una escuela de vida donde podía relacionarme de tú a tú con mis ídolos del pop español: con Antonio Vega, Eduardo Benavente, Carlos Berlanga, Nacho Canut…Para un chico de provincias aquello era lo más, un sueño cumplido. Y esa misma necesidad, esa misma urgencia fue la que experimenté, cuando empezó el Covid, y decidí volver a Galicia. Simplemente, en ambos casos, se trató de una necesidad vital. Yo he vivido 38 años en Madrid, pero ya no la necesito. Ahora necesito a Vigo como antes necesitaba a Madrid.

-¿De qué manera ha repercutido en su carrera musical Internet?

-Para los músicos, en general, la consecuencia de Internet ha sido la de que tengamos que vivir (o sobrevivir) casi exclusivamente de los conciertos en directo. En este gremio estamos teniendo un gran problema, un problema de justicia, con las plataformas. Está claro que no recibimos los ingresos que nos corresponderían por las descargas que hacen de nuestras obras. España es un país de gran talento, pero no es un país que quiera y respete a su cultura, cosa que sí ocurre en Francia, Alemania o Italia. Definitivamente, estos son tiempos feos para los músicos...que no para la música.

“Ver nacer una canción es lo más mágico de la música"

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 -Hablemos de otras de sus facetas musicales. Por ejemplo, la composición: ¿En qué momento de ese proceso creativo siente que está ante una gran canción y cuándo sabe que esa canción “la va petar” como se dice ahora?

-Ese momento no se sabe nunca, y eso es lo bueno. Yo he compuesto canciones pensando que iban a ser exitazos y me he pegado las ostias más importantes de mi vida; y, por el contrario, he hecho canciones en media hora, como es el caso de “Es por ti”, y fíjate a dónde ha llegado. Para mí, el momento en que nace una canción es el más mágico del mundo, porque la composición es uno de los actos más maravillosos y más misteriosos de la música.

-¿Qué satisfacciones le ha proporcionado la producción de discos de otros músicos que no le da la interpretación musical en sí misma?

-Lo de ser productor quema un poquito ¿eh? De hecho, últimamente no la he frecuentado mucho porque, aunque la he disfrutado, es un trabajo que a veces te resulta ingrato; es como ser el conductor de un autobús en el que tienes que lidiar con que un pasajero se rebele, o que no acabes de entenderte con él…Afortunadamente, las producciones que yo más recuerdo han sido todas muy emocionales, sobre todo lasprimeras, pero a estas alturas prefiero componer y tocar, y que de producir y descubrir nuevos talentos se ocupen otros.

-Usted siemple habla bien del flamenco, y de hecho produjo el primer disco de Ketama, pioneros del Nuevo Flamenco. ¿Qué le ha aportado el flamenco a su manera de entender la música? 

-Muchísimo. Para un gallego como yo ¡imagínate! Lo primero que me dije cuando los conocí fue “¡Uf! este es otro mundo”. A mí del flamenco me impactaron la pureza y los personajes, con su parte buena y su parte mala. Porque los flamencos son muy complicados y a mí, a pesar de ser payo, tengo que agradecerles que me aceptaran casi como un gitano, y sin casi, diría. Ellos, además, tenían talento y, sobre todo, tenían muy claro lo que querían hacer, a costa de enfrentrase a los puristas, pero siguieron adelante porque creían en lo que hacían.

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