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Julia Navarro Escritora

“El éxito es efímero, en cada novela parto de cero”

En su octava novela, “De ninguna parte”, viaja a la conciencia humana para tratar de explicar la brecha entre Oriente y Occidente, el porqué de los atentados yihadistas y el desarraigo que se da en la Europa de las migraciones

Julia Navarro interviene mañana lunes en el Club FARO Juan Manuel Fernández

Con el integrismo religioso como telón de fondo y la búsqueda de la identidad ante el desarraigo que producen las migraciones, Julia Navarro viaja a los lugares más recónditos de la conciencia humana en su nueva novela, “De ninguna parte”, una historia de acción que invita a la reflexión protagonizada por un terrorista islámico y un judío no convencido de serlo -dos exiliados de sí mismos-. La labor actual de los medios de comunicación, el trato a los emigrantes en Europa y el feminismo son temas que aparecen a lo largo de la historia.

– En su nueva novela, “De ninguna parte” realiza un nuevo viaje a la conciencia humana, que para usted es el último misterio por resolver en la Tierra, ¿tan complicados somos?

– Me interesa la condición humana con todos sus claroscuros. Desde el principio de los tiempos el hombre se pregunta sobre el sentido de la vida. Y yo añado las preguntas de por qué hacemos lo que hacemos, somos lo que somos y cómo llegamos a determinadas situaciones. Me interesan los viaje a esas partes recónditas, que en el caso de esta novela realizo a través de dos personajes que terminan siendo lo que nunca se plantearon ser. Les acompaño en ese recorrido vital, no para exonerar lo que hacen -porque uno de ellos es un terrorista, sino para explicar cómo han llegado hasta ahí.

– La búsqueda de la identidad, el desarraigo y la brecha entre Oriente y Occidente están presentes en una novela donde plantea dilemas sobre los que escribe para comprenderlos, ¿ha encontrado alguna respuesta?

– No doy respuestas, creo que el lector es libre de tener su criterio propio y sacar sus conclusiones. Pongo los problemas encima de la mesa para reflexionar sobre ellos y mirarlos de frente para poder solucionarlos. Hay una brecha entre Oriente y Occidente y la cuestión es por qué, cómo hemos llegado hasta aquí, a qué se debe esa ira, qué está pasando para que en las últimas décadas en Occidente hayamos sufrido de una forma brutal el terrorismo de raíz yihadista. Son las preguntas que hago a través de mis personajes de una novela de acción para la reflexión, en la que se mezclan terroristas, informáticos, espías, periodistas; es una novela que se ha escapado de las páginas de los periódicos que han tenido que contar esos atentados que ha sufrido Europa.

– ¿Por qué es tan importante ser de alguna parte? ¿No podemos ser seres humanos o ciudadanos del mundo, sin más?

– Porque todos necesitamos tener certezas, somos hijos no solo del tiempo y las circunstancias en que vivimos. No es lo mismo nacer en Sudán que en Nueva York, o en una familia con una situación socioeconómica estupenda que en otra que puede sobrevivir a duras penas. Todas esas circunstancias van conformando una identidad individual y colectiva , aunque no nos determinan al cien por cien. Y cuando la gente tiene que dejar su país, huyendo de la guerra y la violencia, vienen a vivir entre nosotros y sufren un desgarro interior.

– ¿Está de acuerdo con Ortega y Gasset con que el hombre es él y sus circunstancias o plantea otra perspectiva menos determinista?

– Soy bastante orteguiana. Las circunstancias son como piedras que uno carga en la mochila a la espalda; a veces pesan mucho, pero el hecho de que tengas circunstancias adversas no va a determinar que tengas que vivir de una manera. El ser humano es libre, podemos elegir, pero a veces esa elección es muy difícil porque sales a vivir con una mano atada.

– Los protagonistas, sobre todo Abar, son víctimas de cómo Europa trata a los migrantes, ¿qué opina del auge de ciertos discursos xenófobos?

– La Europa de los derechos y las libertades no está a la altura del gran desafío del siglo XXI que supone el fenómeno de la migración, es decir, no está tratando a los emigrantes con la dignidad que todo ser humano merece. Me escandaliza lo que está pasando en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, lo que pasó con los sirios que huían de la guerra y no les querían recibir en ningún sitio y que en el seno de la UE haya campos de refugiados. Por supuesto abomino de las posturas no solamente insolidarias sino xenófobas que se están empezando a dar por algunos partidos europeos.

"Se me calificaría como feminista clásica. Considero que ser mujer es un hecho biológico, no una elección, y no se puede borrar de un plumazo la desigualdad y violencia que hemos sufrido a través de los siglos”

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Julia Navarro interviene mañana lunes en el Club FARO JuanManuel Fernández

– Entre las tres mujeres que aparecen en la novela se encuentra Nora, que elige quién quiere ser, Marion, que representa la reivindicación feminista de no dar ni un paso atrás en las conquistas, y Fátima, que apenas se atreve a alzar la voz, ¿cuál es la situación dominante en el movimiento feminista actual, según su punto de vista?

– En estos momentos el movimiento feminista está dividido. Pertenezco a una generación que luchaba por la igualdad y ahora hay una nueva generación que parece que tiene unos objetivos y planteamientos diferentes con los que no me siento identificada, con lo cual se me calificaría como feminista clásica. Hay leyes que ha aprobado el Ministerio de Igualdad pero para mi son antimujeres, nos borran a las mujeres. Estoy a favor de reconocer todos los derechos de todos los colectivos, pero eso no puede pasar porque las mujeres dejemos de existir. Ser mujer no es una elección, es un hecho biológico; la desigualdad y violencia que hemos sufrido a través de los siglos es por el hecho de ser mujeres y no se nos puede borrar de un plumazo. No me parece feminista.

– También trata sobre los medios de comunicación, sometidos a la lucha por la inmediatez impuesta por las redes sociales, el espectáculo que ofrecen las televisiones o el dilema que se plantea sobre si informar es ser portavoz de los terroristas, ¿cómo ve la situación actual de la profesión a la que se dedicó durante 40 años?

– Han cambiado todos los paradigmas de nuestra sociedad y por tanto los del periodismo. Las redes sociales y las nuevas tecnologías han trastocado la manera de informar y aún estamos en proceso de intentar acomodarnos a esos cambios. En cuanto al dilema de si publicar el comunicado de un grupo terrorista que llega a una redacción, yo lo daría, creo que a los ciudadanos hay que tratarlos como adultos y darles toda la información. Lo que sí me preocupa es que estemos viviendo en un momento en que el leitmotiv parece ser el entretenimiento -las plataformas están encaminadas a tener a la gente entretenida no solo las 24 horas del día, sino que tendrían que vivir varios vidas para poder consumir todo lo que ofrecen-. En una sociedad en que tenemos a los niños agotados de tanto entretenerles, sin darnos cuenta de que el aburrimiento es absolutamente creativo, a los adultos también nos tratan como niños y la información en medios televisivos se ha convertido en parte del entretenimiento. Pertenezco a una generación en que la información estaba completamente diferenciada del entretenimiento y creo que esa frontera cada vez más difusa es un salto atrás.

– ¿Con lo cual se siente aliviada de haberse apeado del oficio en estos tiempos tan complicados?

– Es cierto que es una época complicada, las empresas periodísticas no fueron capaces de ver lo que suponían los cambios tecnológicos, llegaron tarde y aún no han sido capaces de encontrar su sitio en esta nueva era. Sin embargo, el periodismo es más importante y necesario que nunca porque se trata de formar a los ciudadanos, de que tengan las herramientas para tener una opinión sobre lo que sucede.

– Su novela “Dime quién soy” ha triunfado en la ficción audiovisual, en un momento en que las plataformas digitales se nutren de literatura para alimentar sus series, ¿se ve repitiendo experiencia?

– No tengo especial interés en repetir. Ha sido una experiencia agridulce y no fácil. Me peleé mucho con los guionistas, costó que arrancara el proyecto, si no hubiera sido por el empeño del productor Manuel Lorenzo. Nunca puedes decir de esta agua no beberé, pero por ahora no tengo sed.

– Después de ocho novelas publicadas en más de treinta países, ¿qué queda de la Julia Navarro que comenzaba en la literatura combinando la escritura de ficción con la redacción de informaciones?

– Queda todo, sin la Julia Navarro periodista no existiría la escritora. El periodismo me ha dado las herramientas para poder escribir mis historias. La experiencia acumulada durante 40 años, vivir situaciones tan distintas, viajar a tantos lugares y conocer a gente tan diversas me ha dado las herramientas para escribir lo que escribo.

– ¿Su nombre y su éxito precedente es una garantía que le da tranquilidad o una responsabilidad añadida cuando se pone a escribir ante un folio en blanco?.

– Haber ejercido el periodismo durante 40 años me ha enseñado algo que creo que todos los periodistas sabemos: un día estás absolutamente arriba y al siguiente, por lo que sea, ya no lo estás. Por tanto yo no despego los pies de la realidad, sé que todo esto es absolutamente efímero. Para mí el periodismo fue una gran pasión y lo ejercí así. En estos momentos cuando saco una novela siempre tengo la sensación de que empiezo de cero es como si fuera la primera, no sé lo que va a pasar porque los lectores siempre tienen la última palabra y no se ajustan por el libro anterior, sino por el que tienen en la mano en se momento. Por tanto, soy consciente de que con cada libro me la juego y parto de cero. Mientras escribo no me genera ansiedad, me empieza a preocupar el día en que el libro llega a las librerías y lógicamente quiero ver recompensado el trabajo de dos años.

 

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