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Internet of Everything: la conexión inteligente de todo

Buenos días, es domingo 3 de octubre y son las 8 de la mañana. Hoy nos espera un día nuboso, con posibilidad de lluvia entre las 10 y 12h, y una temperatura media de 18 grados”. Gracias, me daré un baño antes de desayunar. Sube las persianas, llena la bañera y prepara por favor un zumo de naranja y café. Hoy vienen unos amigos a comer, prepararemos algo especial. ¿Tenemos todos los ingredientes necesarios? “La nevera indica falta de stock de algunos productos habituales. ¿Quieres que lance la orden de compra? En dos horas la tendríamos aquí.” Sí, hazlo, y después tendrás que ayudarme a elegir la ropa, hoy quiero un look informal. “Está bien, si te sitúas en frente del espejo inteligente te puedo proponer una combinación adecuada para hoy, que podrás ver superpuesta, y la elección que hagas será seleccionada automáticamente por el ropero inteligente”. Perfecto, y pon esa canción que ya sabes que quiero escuchar, hoy presiento que será un gran día.

IoE nos conducirá a un nuevo mundo en el que todo va a estar conectado

A partir del año 2030 será costumbre hablar con un asistente de voz de forma fluida. Los electrodomésticos también hablarán, al igual que el coche o el reloj, y todo estará fusionado con los asistentes virtuales actuales. Una completa conexión de multitud de elementos; personas, procesos, datos y cosas, formando la gran red de Internet de Todo. Este concepto, Internet of Everything (IoE), nos conducirá a un nuevo mundo en el que todo va a estar unido a través de redes, desde productos complejos, como puede ser un coche, un edificio o incluso un humano; a otros más elementales, como la lavadora, la nevera, el horno, el microondas, las lámparas, unas gafas, o incluso la cama.

Progresivamente se ha ido creando un amplio ecosistema de proveedores, y ahora la tecnología ya nos permite conectar todo tipo de productos sin un elevado coste. En el futuro habrá millones de sensores que recopilen datos en tiempo real; datos que serán compartidos y procesados de forma remota, para convertirlos en información útil que veremos de forma natural a nuestro alrededor, en el mundo real, pues viviremos permanentemente en internet, pero sin pensar en ello y sin ser conscientes de que ese proceso está sucediendo.

No habrá una frontera clara entre lo online y lo offline, y no pensaremos en conectarnos o buscar algo en internet, porque internet estará integrado y formará parte de nuestra vida. De la misma forma que las plantas absorben dióxido de carbono de la atmósfera y elaboran oxígeno de forma invisible, en el mundo del Internet de Todo, las cosas inteligentes absorberán datos y elaborarán información, de forma constante, silenciosa y omnipresente, y nosotros, los humanos, tan solo tendremos que “respirar la información” y tomar decisiones.

IoT, Internet of Things, o Internet de las Cosas, es la primera capa de la conectividad de este nuevo mundo. El objetivo es conseguir que multitud de dispositivos trasfieran datos a una red sin intervención humana, haciendo que esos dispositivos sean más inteligentes e independientes. Para ello es fundamental el nuevo protocolo IPv6 de 128 bits que sustituirá al anterior de 32 bits, pues cada dispositivo que se conecta a Internet lo hace a través de unas direcciones numéricas que funcionan a modo de matrículas, y gracias a esta nueva tecnología podríamos asignar una dirección IP a cada cosa en el planeta y todavía nos sobrarían direcciones.

En el futuro no habrá una frontera clara entre online y offline

Las tecnologías clave que hacen posible IoT son principalmente tres: procesadores cada vez más pequeños y con menos consumo (miniordenadores), sensores de última generación, y comunicaciones rápidas y de bajo consumo. Actualmente el sistema consiste en almacenar los datos y procesarlos, a veces en el propio dispositivo y otras veces moviendo la información a otro ordenador a través de algún canal de comunicación, vía Ethernet, WIFI, Bluetooth o LoRa. Pero en el futuro todos los dispositivos, incluidos los más complejos como un smartphone, podrían convertirse en simplemente una interfaz que no se conecta puntualmente a la nube, sino que vive en la nube y todas las aplicaciones se ejecutan de forma remota. De esta forma se solucionarían en parte los problemas de miniaturización de los componentes y de sobrecalentamiento. Pero para ello será esencial el despliegue previo del 5G, por su velocidad y su alta capacidad de transmisión de datos con una increíble baja latencia, y todo ello con un consumo muy inferior al 4G.

La aplicación de esta tecnología IoT tiene un largo recorrido y será habitual encontrarla por ejemplo en las señales de tráfico de las ciudades, que cobrarán vida y se comunicarán con los coches; en sistemas de monitorización y vigilancia de las principales infraestructuras, como la distribución de agua, gas y electricidad; en el sector de la salud con wearables con múltiples funciones situados directamente sobre los cuerpos de los pacientes, como dispositivos de geolocalización para personas con Alzheimer, o sensores de actividad cardiovascular y niveles de glucosa; en ropa inteligente como airbags para motoristas; en herramientas de trabajo, o también en distintos elementos para la práctica de deporte, como raquetas, pelotas, zapatillas o guantes.

En definitiva, la combinación entre la conectividad a la nube y el uso de componentes inteligentes, los nuevos avances en técnicas de almacenaje de gran volumen de datos y aprendizaje automático mediante Big Data, así como la reducción drástica de los costes de captura y de transporte de los datos, hará que en los próximos años se produzca una implementación a gran escala de dispositivos IoT, con una completa revolución en nuestras vidas y nuevas oportunidades sin precedentes para las empresas, las personas y los países, pues sin duda un mundo más interconectado favorecerá sociedades más maduras, con un mayor desarrollo económico, social y cultural y por lo tanto, con mayores posibilidades y beneficios para todos.

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