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Y, sin embargo, Syd Barrett estuvo allí

En 1975, y tras el éxito obtenido por “The Dark Side of The Moon”, los Pink Floyd lanza un nuevo disco largo para cuyo título eligen una de las canciones incluidas en él, “Wish You Were Here” (“Ojalá estuvieras aquí”) dedicado al fundador de la banda, un Syd Barrett cuyo deteriorado estado mental le había obligado no sólo a abandonar el grupo y, coyunturalmente, la música, sino también eso que llaman “una vida normal” para enclaustrarse entre las cuatro paredes del sótano de la casa de su madre. Ya en “El lado oscuro de la luna”, sus compañeros le habían homenajeado en uno de sus temas, “Brain Damage” (“Cerebro dañado”) -con estrofas como El lunático está sobre la hierba,/ recordando juegos y guirnaldas de margaritas y risas- pero “Wish You Were Here ha pasado a la historia del rock como el gran lamento de los Floyd por la ausencia de su primer líder. Y, sin embargo, el caso es que Syd Barrett sí estuvo allí, es decir, en los mismísimos estudios Abbey Road en los que se efectuó la grabación. Y lo hizo, sorpresiva y curiosamente, el 5 de junio de 1975, el día en que David Gilmour se casaba por primera vez y los Floyd ultimaban sus sesiones de registro discográfico de su nueva obra. Ese día, un hombre con sobrepeso, la cabeza y cejas afeitadas y con una bolsa de plástico en la mano entró en los estudios. Estaba irreconocible para sus ex compañeros, así que tuvo que presentarse a sí mismo ante unas miradas que no daban crédito a lo que veían. Según cuentan las crónicas, Barrett les dijo que estaba listo para incorporarse y se unió a los invitados de la boda de Gilmour, aunque se marchó sin siquiera despedirse. Ningún miembro de la banda lo volvió a ver hasta su muerte el 6 de julio de 2006.

Sobre “Wish You Were Here” también se ha dicho que, en principio, no iba a a ser una canción que tratase de Syd Barret, ya que la que sí estuvo desde el primer momento compuesta pensando en él fue “Shine On Your Crazy Diamond” con la que se abre y se cierra el álbum. El riff principal fue compuesto por David Gilmour y, mientras lo tocaba en su guitarra en el estudio 3 de Abbey Road para pasar el tiempo, Roger Waters lo escuchó y le gustó; de manera que se aprendió el riff y fue al estudio contiguo para intentar hacer una canción a partir de él. Después, volvió con la melodía vocal y la letra completas y, junto a Gilmour, se procedió al ensamblaje hasta darle a la canción la forma final. Otra anécdota más a la no exenta de polémica relación entre Syd y los demás, y a una pregunta que ha recorrido el mundo Floyd durante casi medio siglo: ¿Debería haberse disuelto el grupo tras la obligada marcha del que fue su verdadero ideólogo? Allá cada quién con su conciencia.

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