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A más información, menos disfunción

@A2C_ILUSTRACIONS

Cuando pensamos en las cosas que nos preocupan a nivel sexual hay que tener en cuenta que estas son diferentes dependiendo de cada etapa de nuestra vida. Las necesidades personales, sociales y afectivas de cada época vital pueden hacer que estas inquietudes vayan cambiando y modificándose con el tiempo.

En el año 2009, la Asociación Mundial de Sexología publicó, junto con la OMS, un documento llamado Salud Sexual para el Milenio en el que explican, entre otras cosas, las preocupaciones de índole sexual más habituales entre la población:

  • Enfermedades o infecciones de transmisión sexual (como el VIH). Género, orientación e identidad sexual Funcionamiento y desarrollo sexual. Frecuencia, regularidad y normalidad de las relaciones sexuales. Problemas reproductivos e infertilidad. Métodos anticonceptivos Abuso y violencia sexual Aspectos médicos, farmacológicos, psicológicos o físicos relacionados con la sexualidad Masturbación Anatomía sexual y reproductiva Autoimagen corporal Preocupación por el tamaño, forma o apariencia de las mamas y de los órganos genitales

Es probable que, si no la mayoría, muchas de esas preocupaciones produzcan ansiedad de forma anticipada en la persona y afecten a su sexualidad; un malestar que se podría resolver con psicoeducación sexual.

La falta de información es la causa número 1 de malestar sexual, por lo que rebajar la incertidumbre puede ayudarnos a evitar o disminuir esas sensaciones.

Yo recuerdo, cuando tenía 15 o 16 años, buscar información en revistas como Vale o Súper Pop, donde se contaban casos reales de chicas y chicos que habían tenido experiencias sexuales y que nos atrapaban con titulares como Mi primera vez. Mi única preocupación era saber si dolía o no dolía, sin pararme a pensar si me aportaría placer, gustito, bienestar, etc.

Obviamente, yo no he tenido nunca educación sexual en el colegio, y en casa se limitaban a decirme “ten cuidado”. Cuando en la tele aparecían escenas subidas de tono, se creaba un ambiente incómodo y no se hablaba del tema.

Supongo que habéis tenido experiencias parecidas y, aunque ahora la educación sexual está mucho más extendida en los centros educativos, en realidad aún nos queda mucho por mejorar. En próximas entregas os contaré los resultados de un experimento realizado con estudiantes de entre 13 y 19 años en el que se les pregunta sobre diferentes aspectos de su sexualidad.

Y es que la psicoeducación sexual es una terapia en sí misma. Todas las terapias relacionadas con la sexualidad, como la disfunción eréctil, la anorgasmia, la eyaculación precoz o la falta de deseo sexual, tienen un componente informativo. El tratamiento más utilizado hasta la fecha para estos trastornos es el de Masters y Johnson (¡desarrollado en los años 50!), y ya en aquellos años se ofrecía información sobre mitos relacionados con el sexo y anatomía genital, sobre todo de nuestro querido clítoris, con buenos resultados.

A día de hoy, las terapias que se realizan en consulta van acompañadas de una parte teórica, sobre todo al principio, para que las y los pacientes sepan qué es cierto y razonable en cuanto a la sexualidad humana y qué es un mito o falacia.

Sabemos que no todas las personas pueden acceder a una consulta de sexología, pero si pudiéramos acceder a esta información desde casa de forma cómoda y fácil, daríamos un importante paso hacia el cambio.

Viviendo en la era digital, tenemos muy fácil dar con soluciones accesibles para compensar esta falta de información. Y parece que sí que las hay.

El año pasado, un equipo de investigación diseñó una herramienta digital con información y contenidos auto terapéuticos pensados para ayudar a prevenir y mejorar todas estas preocupaciones. Cada persona puede acceder de forma individual y la lectura e interacción con el programa es de unas 2 horas de duración, con resultados que, a priori, son muy positivos. Este proyecto me hace pensar que lo de las revistas para adolescentes está superado y que tenemos que dar un paso más para que estas herramientas lleguen a todos y a todas.

Ahora sí, ¡parece que la información es poder!

Nos vemos en las próximas entregas, y no olvides que te escuchamos y leemos en www.saludplacer.com.

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