Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

“Scusate”

La foto publicada por Massimo Ossana , que se cita en el artículo M.O.

No todos los lugares guardan la memoria de las cosas. Visité Roma en varias ocasiones, y en el famoso foro no fui capaz de ver nada más que piedras y ruinas huecas. Con frecuencia tengo la sensación de que somos nosotros mismos los que desvestimos a la historia de su magia. Como si todo fuese culpa nuestra, que con el paso de los siglos entramos en casas ajenas y comenzamos a revolver en las cosas, desnudándolas del sentido y significado que tuvieron para su dueño original.

Descubren en Pompeya un hallazgo extraordinario, un "restaurante" de comida rápida

Descubren en Pompeya un hallazgo extraordinario, un "restaurante" de comida rápida Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EFE

Sin embargo, hay lugares donde todavía se puede respirar un aire vetusto y extraño, de alguien que sabes que ya no está pero que inexplicablemente permanece. ¿Han visitado alguna vez Pompeya? Es un lugar extraordinario, repleto de esas piedras viejas que, sin un guía concienzudo, puede ser que apenas les digan nada. Pero allí, ¡ah! siempre hay algún recoveco, alguna excepcional excavación que acaba de ver la luz y que, ajena a los enredos de la humanidad, todavía conserva su viejo aliento. Yo lo sentí en unas antiguas termas pompeyanas, que parecían a punto de soplar su vapor para recibir a los visitantes. ¿No creen que es importante conservar toda esa magia, toda esa historia que nos da una patria común?

Massimo Ossana, profesor de Arqueología Clásica en la Universidad Federico II de Nápoles, es el director general del Parque Arqueológico de Pompeya. En los primeros días de este mes de febrero de 2021 publicó una foto en sus redes sociales, en la que se veía parte de una escultura rota. Era medio rostro de una mujer dentro de una tosca caja de cartón. Con el resto, venía una nota:

“Hace cincuenta años, quité este fragmento de un edificio. Estoy avergonzado de ello y se lo devuelvo al dueño. Lo siento”.

decoration

Lo que me pareció más sorprendente del asunto fue el comentario de Massimo Ossana al pie de foto: “A veces regresan. Por correo, casi semanalmente”. ¡Semanalmente! ¿Se lo imaginan?

—Massimo, aquí hay otra caja sin remitente para el parque arqueológico.

—Tal vez contenga un papiro de dos mil años. ¡Abrámoslo!

Cuando suceden cosas así, me asaltan muchos pensamientos. Por un lado, la asombrosa falta de conciencia histórica de los turistas practicantes del hurto; por otra, lo esperanzador de esas devoluciones. ¿Será posible que estemos evolucionando, después de todo? Y no solo eso, pues en la nota que les he citado se pedía perdón. Pedir disculpas. Piénselo y díganme la verdad: ¿suelen pedir perdón?; y a ustedes, ¿alguna vez se lo piden? Y no me refiero a unas disculpas de cortesía, de un tropiezo, de un gesto. Me refiero a un perdón de verdad. Desde un regio “me he equivocado, no volverá a pasar”, a un “perdóname, sí, yo soy el responsable y lo lamento; intentaré cambiar las cosas”.

El Rey: "Me he equivocado, no volverá a ocurrir"

El Rey: "Me he equivocado, no volverá a ocurrir" Agencia Atlas | Foto: EFE

Tal vez la evolución de pensamiento nos llega cuando aprendemos a reconocer nuestra propia imperfección e insignificancia, cuando permitimos que los errores se definan y se vistan con su verdadera opulencia, para después guardarlos en una caja y enviarlos, sin remite, al lugar a donde pertenecen.

Compartir el artículo

stats