Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JOSÉ ANTONIO VÁZQUEZ TAÍN | JUEZ

“Esta pandemia es un caos jurídico”

“La Justicia española está diseñada para que los políticos en activo nunca sean condenados por corrupción, y cuando son condenados, ha pasado el tiempo y son viejos que ya dejaron de ser políticos”

José Antonio Vázquez Taín, esta semana en A Coruña VICTOR ECHAVE

Fue protagonista del acto organizado el pasado viernes por el Club FARO, donde pronunció una conferencia de título “Origen de la tumba y del Camino de Santiago”, basada en su reciente libro “Más allá y más arriba” (Espasa). Y es que José Antonio Vázquez Taín (A Merca, Ourense, 1968) es todo un especialista en el mito xacobeo, como ya quedó demostrado en la primera de sus obras literarias, “Santiago, la leyenda del santo oculto”, que escribió para cumplir una promesa que, además de rezar, le realizó al Apóstol en vísperas de las oposiciones a la judicatura que consiguió aprobar a la primera. Por ahí empezamos, pero teniendo en cuenta la trayectoria de este juez -azote de los narcotraficantes e investigador de célebres casos como el del robo del Códice Calixtino o el asesinato de la niña Asunta Basterra, entre otros, no podíamos desperdiciar la ocasión para que nos instruyese, con su habitual estilo didáctico, acerca de cuestiones que atañen a la legislación de asuntos que están de actualidad.

–Si me disculpa la indiscreción: ¿Es usted creyente?

–Si, soy creyente. Yo nací en una de esas aldeas de Galicia, tan pequeñas que no tienen ni edad, en el seno de una familia muy, muy religiosa y, aunque es cierto que no comparto algunos criterios de la Iglesia, me siento parte de todo lo que emana, histórica y culturalmente, del cristianismo, que es la base cultural de todo nuestro continente, como así lo reconoció la propia Unión Europea.

–¿Se sentiría defraudado si algún día descubriese usted que las cenizas que reposan en el sepulcro son las de Prisciliano?

–Reconozco que me dolería pero, si lo descubriese, ten por seguro que lo revelaría públicamente. De todas formas, todo lo que concierne al mito xacobeo es tan mágico, tan milagroso y tan apasionante, que lo de menos sería averiguar de quién son en realidad los restos que yacen en la tumba del Apóstol.

–¿Tiene algo que ver documentarse para escribir un libro como éste como tener que leer cientos y cientos de folios de un expediente sobre un caso criminal para poder hacerse una idea de por donde van los tiros?

–Pues sí, está bastante relacionado. Verás, es que yo soy un apasionado de la Historia y por eso me molesta mucho cuando emiten por televisión algunas series “históricas” que carecen de todo rigor. Como yo soy un juez instructor, tengo que atenerme mucho a los hechos y ser muy riguroso con ellos. Pienso que el rigor no está reñido con el entretenimiento ni con la épica, y eso lo aplico también a mis libros.

–Dado que ya lleva tantos libros publicados ¿a ver si va a ser que ha descubierto que su verdadera vocación es la literatura y la historia en vez del Derecho?

–No, no. Lo que ocurre es que, cuando ejerces esta profesión y te implicas de verdad en los casos que llevas, vas descubriendo las virtudes y los defectos del alma humana. Yo escribo para reflejar cómo somos realmente, cómo es la gente en realidad, de manera que escribir puede decirse que es mi modo de volcar mis experiencias. Y, claro, si no fuese juez, si no manejase la información que manejo, carecería de inspiración para escribir.

–Supongo que cuando le tocó investigar el robo del Códice Calixtino lo celebraría como si le hubiese tocado la lotería.

–Cuando me llamaron para decirme que me había tocado, pensé que era una broma de los funcionarios, incluso me enfadé con ellos porque creía que me tomaban el pelo. Reconozco que al principio me lo tomé con mucha ilusión pero, después, aquello se convirtió para mí en una tortura porque, como conocía el Códice, la responsabilidad de recuperar el libro me tuvo atenazado durante un año. De hecho, cuando averiguamos quién había sido el autor, la pregunta que nos hacíamos era si podríamos localizar dónde estaba el libro, por eso tardamos un tiempo en detener a Manolo, aunque sabíamos que había sido él. Y cuando, por fin, repusimos el libro en la catedral, sentí una grandísima sensación de alivio, de haberme quitado un peso de encima.

–Dicen de usted que es un juez muy cercano, tanto a las víctimas como,y ahí es donde sorprende, a los delincuentes. En este segundo caso, cuál es su objetivo: ¿Conocerlos mejor para que confíen en usted…?

–Es que se tiende a pensar que los delicuentes son una raza aparte, que son muy distintos de la gente honrada, pero al final todos somos muy parecidos. Hay mucha gente que ha cometido delitos, no se les ha pillado y viven tranquilos pensando que no son delincuentes mientras que, por otra parte, otros han tenido la mala suerte de ser pillados y ya tienen el resto de sus vidas crucificadas. Ser cercano es la única manera de buscar uno de los objetivos fundamentales que debe tener la Justicia, que es el de reinsertar. Si a alguien no lo tratas como a una persona normal ¿cómo vas a pretender que algún día viva como una persona normal? Confieso que, en ocasiones, te cansas de tender la mano pero, bueno, a veces resulta que alguien la recoge de buena fe, y si eso se da sientes una gran satisfacción interior.

"La serie 'Fariña' me indignó. No se puede tratar un tema tan serio como el del narcotráfico con esas pandeiretadas ridículas"

decoration

–Su nombre comenzó a sonar en los medios de comunicación por sus éxitos en la lucha conta el narcotráfico. A todo esto: ¿Le gustó la serie “Fariña”?

–No, no me gustó nada. “Fariña” está llena de tópicos superficiales que, como gallego, incluso me indignaron. Me hubiera gustado que, en vez de detenerse en anécdotas superfluas, “Fariña” hubiese sido una serie en la que se dimensionara lo que de verdad significó el fenómeno del narcotráfico en Galicia con sus verdaderas implicaciones, y no se quedasen con el tópico de comprar a tal o cual alcalde; a estas alturas pienso que se perdió una oportunidad de que se conozca qué es el narcotráfico y sus nefastas consecuencias, y que se dejen de lado esas pandereitadas ridículas.

–Las serie se definía como de ficción, sin embargo los personajes de los narcos salían con sus verdaderos nombres. ¿Eso no sería denunciable si no está recogido en una sentencia?

–Es que en España tenemos un problema: por un lado creemos en la libertad y, por otro, no la ejercemos. Es muy tópico amenazar con que “si no hay una sentencia, te denuncio” pero, si se tienen los datos contrastados, si se citan honradamente las fuentes, hay que procurar ser más valientes. ¿Que te denuncian? Pues bueno, con todo eso amarrado, no deberías nada que temer. Y que conste que eso se lo dije al director de la serie: que no fueron los suficientemente valientes…o a lo mejor es que nos faltan buenos periodistas de investigación.

"La sentencia del tribunal vasco que permitió abrir los bares es cuestionable pero, jurídicamente, impecable"

decoration

–He escuchado varias de sus declaraciones sobre los aspectos jurídicos de la pandemia y a fe dan mucho que pensar. Vayamos por partes: ¿Qué opinión le merece la sentencia del Tribunal de Justicia del País Vasco sobre los bares?

–Desde el punto de vista de la realidad, la sentencia es cuando menos cuestionable, pero desde el punto de vista jurídico es absolutamente impecable. Es que, verás: muchos opinan que nunca hemos tenido un Gobierno tan progresista como éste, y sin embargo es el único Gobierno que ha limitado las libertades sin una ley que lo habilite para ello. Y por eso pasan estas cosas: las leyes son frías, como las matemáticas, y jurídicamente, el hecho es que no se ha elaborado ninguna norma que limite esos derechos fundamentales. Por eso si un señor llega al juzgado y denuncia que “Me han cerrado mi trabajo, me han impedido mi derecho al trabajo ¿dónde está la ley que habilite eso?” Pues te pones a buscarla y resulta que no la encuentras.

–Pero también dice que la sentencia es cuestionable.

–Claro, desde el punto de vista médico resulta obvio que es cuestionable. Pero desde el punto de vista jurídico, España está viviendo igual que hace dos años. No se ha dictado ninguna ley que habilite la limitación de los derechos fundamentales, no se ha hecho ninguna reforma legislativa que legitime a las autoridades del orden para restringir desplazamientos, salidas, guardar distancias, toques de queda, etc. Jurídicamente, esta pandemia es un auténtico caos, así que me temo que a la larga veremos numerosas sentencias anulando muchas de las sanciones.

–Es que, en cuanto a las multas económicas, mucha gente avisa que recurrirá y “no voy a pagar ni un duro”, suelen decir. ¿O acaso podrá aplicársele el haber cometido delito contra la salud pública?

–El delito contra la salud pública tiene unos parámetros muy específicos, que efectivamente se pueden estirar, pero no hasta tal punto, porque no estamos ante un riesgo cierto, sino ante un riesgo hipotético. Quiero decir que se puede aplicar en casos como el de una persona que sabe que esta contagiada y se dedica a escupir a la gente…¡y aún así habría que ver!

–Y por si fuera poco, ahora vienen las vacunas, y eso tampoco está jurídicamente regulado.

–Claro.Y lo que yo me pregunto es ¿por que el Gobierno no dicta una ley que obligue a vacunarse? Por norma general, las leyes sancionadoras, y sobre todo las que atañen a los derechos fundamentales, tienen que estar muy claras porque, si no, los jueces tendemos a no sancionar. Se está recurriendo al decreto, sí, pero ya veremos cómo acaba todo esto. Yo estoy seguro de que la sociedad española lo aceptaría mayoritariamente pero, claro, también entiendo que, debido a la estructura autonómica de país, si el Gobierno central aborda promulgar una legislación jurídica sobre la pandemia, todas las comunidades autonómicas tendrían que hacer lo mismo, y yo no sé si a este Gobienro le interesa que algunas comunidades hagan lo que les dé la gana abriendo restricciones y otras estén sometidas a durísimas limitaciones. O sea, que esto es un reino de Taifas.

"El gobierno no se ha preocupado de elaborar unas leyes que habiliten la legitimidad de las medidas adoptadas"

decoration

–Y sin en vez declarar el estado de alarma se hubiese declarado el estado de excepción ¿sería jurídicamente válida cualquiera de estas medidas?

–Cada estado es para una cosa determinada y el estado de excepción te permite detenciones, pero no limitaciones. Por otra parte, el estado de alarma contempla una serie de catástrofes entre las cuales se encuentra la crisis sanitaria, pero cuando se promulgó, en 1986, nadie contemplaba un caso de pandemia mundial.

–¿Y cómo se hizo entonces en otros países de nuestro entorno?

–En Portugal, por ejemplo, durante la segunda ola se elaboró una reforma legislativa para precisamente habilitar lo que ellos habíandeclarado como estado de calamidad. Pero para mí el ejemplo más significativo es Alemania porque, frente a lo que se cree desde aquí, los länders alemanes apenas tienen capacidad autonómica. Y allí, desde el momento cero, el estado montó una mesa de trabajo en la que representantes de todos los länders y del Gobierno trabajaron juntos, y todas las normas necesarias para habilitar la nueva situación jurídica se aprobaron por consenso.

–Todos somos iguales ante la ley pero ¿los que tienen dinero para contratar a buenos abogados son más iguales que los que no lo tienen?

–Lo de los buenos y caros abogados es un asunto en el que se suele caer en el mito. El de la igualdad, en mi opinión, es uno de los términos menos respetados no solo en la legislación, sino también en la realidad. La gente piensa que los políticos, y los ricos, salen bien de los juicios gracias a sus abogados, pero no es así. El problema no es el de contar contar con buenos abogados o no, el problema es que nuestra justicia no está preparada para determinado tipo de causas, y entre ellas la de los casos de corrupción. Aquí una causa por corrupción está condenada directamente al fracaso. En primer lugar, porque los jueces se la quieren quitar de encima y, luego, porque la fiscalía no impulsa la investigación judicial, porque los informes de Hacienda tardan entre un año y año y medio en que te los den (y luego hay que contrarrestarlos). Yo esto lo he denunciado cientos de veces, y sigo pensando lo mismo: debido a su complejidad, la justicia española está diseñada para que los políticos en activo nunca sean condenados, es decir, que unicamente son condenados cuando ya no ejercen la política, y llegados a este extremo ya se encargarán sus amiguetes de arreglarle sus periodos de presidio.

Compartir el artículo

stats