Hay extrañas razones por las cuales una canción, sin pretenderlo sus propios compositores, se convierte en himno popular. Sí es cierto, en cambio, que en determinadas coyunturas históricas, tal que la de la Transición española y sus años previos, los de agonía de la dictadura, proliferó este fenómeno, reflejado en piezas como “Diguem no” de Raimon, “La estaca” de Lluis Llach, “A cántaros” de Pablo Guerrero, “Canto a la libertad” de Labordeta, “O can de palleiro” de Bibiano…en fin, la lista está bastante bien surtida. Pero ningún caso tan peculiar como el de “Libertad sin ira” de Jarcha, una canción que era, en palabras de sus autores, una más de las que iban a constituir el cuarto álbum de este grupo andaluz, y que se enarboló como himno no una, sino dos veces, en la crónica de la España de anteayer.
Antes de ser grabada, “Libertad sin ira” se interpretó en público en varios recitales celebrados entre finales de 1975 y mediados de 1976, lo cual provocó que el tema fuese prohibido por la censura y el grupo “fichado” por las fuerzas de orden. La mayoría de esos conciertos tuvieron como marco algún tipo de movilización contra el régimen, y una de ellas sucedió en Galicia cuando, durante un festival organizado por obreros de la construcción en huelga, éstos pidieron a los componentes de Jarcha que leyesen un manifiesto reivindicativo, que no pudieron llegar a concluir, debido a la irrupción de la policía, que cargó contra los asistentes a aquel acto*.