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Mujeres fuera de serie

Al volante, sin techo ni frontera

Maribel Alfaya fue la primera conductora española de autobús en circuitos europeos. También fue la primera que se puso al volante en las líneas de Vitrasa, en 1992. Pero de lo que más se enorgullece esta luchadora es de haber sido un referente para otras chicas en la profesión

Maribel Alfaya vuelve a ponerse al volante de un autobús en las instalaciones de Vitrasa, en Vigo

Antes de cumplir los 18, Maribel ya estaba ansiosa por sacarse el carnet de conducir. Siempre le atrajo la conducción y, sobre todo, los vehículos grandes. Para ella no era ninguna locura aspirar a convertirse en conductora de autobús. En la primera de Vigo. Para su familia, y para la mayor parte de la sociedad del momento, la sorpresa fue absoluta.

Maribel Alfaya fue la primera mujer española que condujo un autobús en rutas turísticas europeas. También fue la primera que manejó el volante en Vitrasa, en 1992. Entonces, era la única mujer entre casi 400 conductores. Hoy son 34 chicas y 255 varones. Las distancias se acortan, pero aún sigue siendo una profesión con un marcado acento masculino.

  • ¿Quién soy?

    “Una mujer positiva y emprendedora. Nada me echa atrás y si me empeño en algo, lo consigo. Suelo hacer caso a mi intuición”

A Maribel nunca le asustaron los retos ni los muros invisibles. Nacida en Pazos de Borbén, la mayor de tres hermanas se hizo fuerte antes de tiempo al fallecer su padre en un accidente cuando ella solo tenía 10 años. A los 14, se puso a trabajar en la fábrica textil Regojo, a 12 kilómetros andando de su casa, para ayudar económicamente a la familia. Después, se sacó un título de peluquería y comenzó a atender clientas en el bajo de la casa de su madre los fines de semana, al tiempo que trabajaba como cocinera en un bar.

Maribel Alfaya en Monte Carlo

Sin embargo, el destino tenía otra ruta prevista para ella. “Estaba apuntada al paro y me ofrecieron un curso para sacar el carnet de conducir de camiones. Como me lo pagaban, me apunté y realmente me di cuenta de que aquello se me daba muy bien”, relata.

Maribel era la mejor alumna del curso y la única mujer. En cuanto aprobó, su profesor la animó a sacarse también el de autobús. Con solo hacer dos prácticas, triunfó.

“No tenía ningún familiar conductor profesional, y menos aún un referente femenino.Mi madre era ama de casa y mi padre trabajaba en la construcción. Tenía talento para conducir y me encantaba; no veía ninguna razón por la que no pudiera dedicarme a ello”

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Con el carnet de autobús bajo el brazo, Maribel comenzó a buscar trabajo y en ese momento se dio cuenta de los muchos prejuicios con los que iba a chocar “En las empresas, lo primero que me pedían era que les enseñase el carnet, como si no se fiasen de mí”, recuerda.

Maribel, primera mujer en formar parte de la empresa Vitrasa

Un órdago al jefe de Autos Aurelio le brindó a Maribel su primera oportunidad laboral. “Parece ser que cuando fui a entregar el currículo, dijeron al encargado: ‘Si tanto dices que no eres machista, demuéstralo y llámala”. Y así lo hizo. La prueba consistió en dar una una vuelta por la ciudad y, nada más apagar el motor, la contrataron.

Maribel Alfaya (en Bruselas en la imgaen) recorrió España y Europa conduciendo su autobús.

Corría el año 88 y Maribel, a sus 28 años, llamaba la atención de la mayoría de los usuarios. “Comencé con rutas colegiales, aunque también algunas excursiones por España y pronto empezaron a encargarme rutas por toda Europa”, describe la conductora.

La pacense fue la primera española que realizó rutas turísticas europeas y sorprendía allá donde iba. “Recuerdo cuando llegamos a un hotel en Italia y la gente salía a la puerta para ver cómo aparcaba. ¡Al final hasta me aplaudieron gritando brava donna!”, recuerda riendo.

Maribel disfrutaba mucho de su trabajo, aunque no siempre le pusieron las cosas fáciles. , advierte.

“Constantemente tenía que mostrar un carácter fuerte para que me respetasen. Había guías masculinos que creían que podían mandar sobre mí y, en el volante, siempre dejé claro que la jefa era yo”

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Para valorar el coraje de Maribel, hay que pensar que la gallega no había salido nunca antes de España, ni siquiera como turista, y que en esos tiempos los autobuses eran mucho más complicados de manejar que ahora. “¡Por no hablar de las primeras rutas por Gran Bretaña, circulando por la izquierda!”, destaca Alfaya.

Maribel, en una parada de una ruta en Italia

Algunos de aquellos viajes duraban casi un mes y Maribel, que por aquel entonces ya tenía dos hijos pequeños, Gustavo y Raquel, y estaba separada, tenía que hacer malabares para conciliar.

“Fue una etapa complicada, pero mi madre me ayudó mucho con los niños”

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En aquellos viajes también descubrió todo un mundo. “En cada viaje disponía de algún tiempo libre y pude conocer lugares maravillosos”, afirma.

"Nunca renuncié a mi feminidad, aunque tuve que mostrar un carácter fuerte para hacerme respetar”

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Tras tres años realizando estas rutas, en 1992 la empresa Vitrasa llamó a Maribel, que aceptó encantada el nuevo reto. De nuevo marcaba un hito convirtiéndose en la primera mujer conductora de los buses urbanos de Vigo. “Querían dar un cambio de imagen a la empresa incorporando a las mujeres y fui muy bien recibida por todos”, destaca. Ella estrenó el primer baño para conductoras de la compañía y el uniforme femenino. “Al principio usaba el mismo que los hombres, pero no tenemos por qué renunciar a nuestra feminidad: pedí llevar falda en verano, que iba más fresquita, y mis uñas siempre lucieron bien pintadas y arregladas”, añade.

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Sin embargo, de nuevo se topó con muchos usuarios a los que les molestaba ver a una mujer al volante. “Un señor me preguntó que si iba a ir seguro conmigo. Yo le contesté que podía esperar al siguiente bus, que lo conducía un hombre. Finalmente decidió subir y, al apearse, tuvo el detalle de disculparse y felicitarme por mi forma de conducir”, cuenta Alfaya.

El paso de los trayectos largos y las autopistas por las concurridas rutas urbanas fue complicado para la conductora. “Empecé en pleno mes de agosto con una línea a Samil... ¡Imagina!”, dice. Pero se acostumbró y mostró su destreza incluso en los momentos más difíciles, como cuando obligaban a repentinos cambios de direcciones.

En los muchos años que ha estado al volante de un autobús, Maribel puede presumir de no haber sufrido ningún accidente importante. “Tan solo un par de pequeños percances”, comenta. Pero de lo que se siente más orgullosa es de haber servido de ejemplo para que otras chicas se animaran a acceder a esta profesión. “Me encanta que las chicas me digan que al verme conducir se dieron cuenta de que ellas también podrían”, dice.

En 2015, Maribel apagó el contacto del autobús por última vez. La enfermedad de Crohn que le diagnosticaron y que llevaba meses provocándole grandes problemas fue la culpable de su prejubilación.

Poco antes falleció su marido, que también se acababa de jubilar. Fue un golpe muy duro, pero Maribel volvió a armarse de valor y mantuvo la radiante sonrisa con la que recibió durante años a sus pasajeros.

Crisanto y Maribel, historia viva de Vitrasa

Crisanto y Maribel, historia viva de Vitrasa MARTA CLAVERO

Durante los últimos años, Maribel se ha centrado en cuidar a sus nietos, Carla y Samuel, y en desarrollar su otra gran pasión: la repostería. Prepara espectaculares tartas para familiares y amigos y también tiene buena mano con las manualidades.

Nada de eso evita que cuando Maribel coge el autobús siempre le den ganas de ponerse al volante. “Me conozco Vigo con los ojos cerrados, pero ahora me toca ir de pasajera”, afirma con resignación.

“¡Rubia!”, exclama un ex compañero, encantado de verla de nuevo por las instalaciones de Vitrasa para realizar las fotos de este reportaje. “Siempre me llamaban así, tuve muy buenos compañeros. Ya hay muchos que no conozco, pero me alegra ver cada vez más mujeres”, concluye.

Las pioneras Catalina, la primera autobusera de España

Conjunto de personas en un autobús antiguo de la línea que pesaba por Lillo Amigos de la Montaña del Porma

Catalina García González, (León, 1888 -1959) fue la primera española en obtener el carnet de conducir, primera conductora de autobuses y primera en obtener una licencia de línea de autobuses,

Catalina comenzó a trabajar a los 14 años ayudando en la casa familiar. Aprobó el examen de conducir en 1925, cuando la mujer aún necesitaba el permiso paterno o marital. Compaginó su trabajo de conductora con el de la pensión familiar, Casa Catalina, muy frecuentada por trabajadores de las minas de San Andrés, donde trabajaba su marido. Se inició en el transporte en 1908, estableciendo un servicio de línea que realizaba en su coche de caballos.

En 1928 obtuvo la concesión de una línea de autobuses y, a cambio de la licencia, debía ejercer de cartera sin remuneración en las localidades que atravesaba la ruta. Compaginó sus trabajos con la crianza de seis hijos.

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