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Pensar el futuro

Hay que ayudar a los negocios cerrados, pero ¿cómo?

Las pérdidas ocasionadas por el cierre de los bares van a ser difíciles de financiar.

Imagino lo mal que lo han de estar pasando los responsables políticos autonómicos y municipales que se ven obligados a ordenar confinamientos de la población y cierres de establecimientos sin tener recursos financieros para compensarles económicamente y ayudarles a resistir hasta que la situación sanitaria esté controlada y puedan recuperar su facturación.

Los hosteleros de Vigo vuelven a la calle para exigir "ayudas reales"

Los hosteleros de Vigo vuelven a la calle para exigir "ayudas reales" BORJA MELCHOR

Esta mañana he tenido la oportunidad de hablar con el presidente de una Comunidad Autónoma que vive con desasosiego esta situación. Como una anécdota, me comentó que ha dejado de ir a tomar al café al bar habitual porque no logra convencer al propietario de que no puede utilizar los fondos europeos para ayudar a los bares y restaurantes, como el propietario le pide.

Es comprensible que los afectados por los cierres de las actividades de restauración, hostelería, ocio, deportes, culturales o los autónomos reclamen ayuda para resistir y sobrevivir. Y es legítimo que lo hagan porque se encuentran en esa situación no porque la demanda de su negocio haya caído como consecuencia de la crisis, sino porque las autoridades les obligan a estar cerrados, mientras otras actividades, como los supermercados o papelerías pueden, con las protecciones necesarias, seguir abiertas.

Hosteleros de Pontevedra, Marín y Poio escenifican la muerte del sector debido a las restricciones.

Si para proteger el bien superior que es la salud pública, las autoridades decretan el cierre o la limitación de horarios de algunas actividades, están obligadas moralmente -y posiblemente también legalmente- a compensar parte de esas pérdidas. Hasta aquí las cosas parecen estar claras. La cuestión es cómo ayudar.

El problema para las autoridades es que no pueden utilizar los fondos europeos para este tipo de ayudas. La fiscalización que van a ejercer las autoridades europeas sobre los usos de los fondos europeos lo impediría. Tampoco pueden ser utilizados para equilibrar las cuentas del sistema de pensiones públicas, como me preguntaba hace unos días una persona. Los fondos europeos son para reestructurar el sistema económico, de tal forma que en la próxima pandemia -seguramente la climática- la economía y el empleo sean más resistentes a sus efectos.

Esta confusión sobre los usos posibles de los fondos europeos está alimentada por la retórica que utilizan las autoridades. En el debate político se están confundiendo dos términos que para los economistas son diferentes. La palabra “recuperación” la utilizamos para políticas económicas orientadas a recuperar la demanda cuando ha sufrido una caída. La palabra “reestructuración” la utilizamos para políticas económicas dirigidas a reestructurar el sistema productivo. Los fondos europeos van orientados a esta función de reestructuración a medio y largo plazo. Comenzaremos a ver su disponibilidad en los años 2022, 2023 y 2024. Para fomentar la recuperación a corto plazo precisamos otro tipo de medidas. Probablemente la política más eficaz para la recuperación económica será la vacunación masiva de la población.

Pero en cualquier caso, a corto plazo, el problema para los propietarios y trabajadores de los establecimientos mencionados es que no pueden beneficiarse del aumento de la demanda. Para ellos el objetivo es lograr resistir hasta que puedan funcionar normalmente. Si no pueden utilizarse los fondos europeos para eso, ¿cómo hacerlo? Hay dos opciones: la alemana y la italiana.

La opción alemana es ayudas directas (subvenciones) por un porcentaje de la facturación de los años anteriores a 2020. Esta opción es posible cuando están presentes tres condiciones. Que la hacienda del país tenga recursos suficientes. Que el sector turístico no sea demasiado grande. Y que se sepa con precisión cual fue la facturación real de los años anteriores a la pandemia. Estas tres condiciones no se dan en España: No tenemos potencia de fuego fiscal. Nuestro sector turístico es muy grande. Y a causa del sistema de módulos que utilizamos para la tributación de pequeñas empresas y autónomos, no se conoce con precisión cual fue la facturación real.

Queda, entonces, la opción italiana. Con una situación similar a la española, el Gobierno italiano está ensayando un sistema que puede ser útil en España. Se trata de un crédito fiscal. Como los hoteles y otros establecimiento siguen obligados a pagar las rentas de los inmuebles alquilados, el IBI y otros costes fijos, la Hacienda italiana abre un crédito fiscal por la mitad o un porcentaje de cada uno de esos costos fijos. Estas cantidades se podrán recuperar cuando las empresas y los autónomos vuelvan a tener beneficios. Este sistema anima a los propietarios y autónomos a permanecer en el negocio, porque así podrán recuperar más tarde, vía fiscal, parte de los costes fijos pagados durante el cierre.

Este sistema de ayudas pueden ser de gran ayuda para las empresas competitivas; aquellas que puedan mantenerse en el negocio una vez acabada la pandemia. Me preguntarán como saber si una empresa es o no competitiva. Una forma es ver sus cuentas en años anteriores al 2020. Si tenían beneficio podemos suponer que seguirán teniéndolo cuando acabe la pandemia. Sin embargo para aquellas que ya estaban en pérdidas antes de la pandemia recomendaría ayudas para que puedan abandonar la actividad sin quedar ahogados por deudas y préstamos.

Cataluña empezará a vacunar desde el lunes a bomberos y policías

Cataluña empezará a vacunar desde el lunes a bomberos y policías Agencia ATLAS / EFE

Cuando escribo esta columna leo la propuesta que acaba de hacer el Gobernador del Estado de Nueva York, apoyada inmediatamente por el alcalde de la ciudad, para ayudar a este tipo de actividades. Consiste en de dar prioridad en la vacunación a los trabajadores de bares, restaurantes y hoteles, así como a los taxistas. Creo que es una propuesta que nosotros deberíamos analizar. A mi juicio, la vacunación de los trabajadores será la gran política económica que traerá la recuperación de esta recesión pandémica.

En relación con lo que han hecho y están haciendo otros gobiernos, España ha ayudado poco a los negocios a los que ha obligado a cerrar o ha limitado su actividad. Es legítimo que éstos pidan ayudas para resistir y mantenerse. No será fácil hacerlo. Pero hay que ser más innovadores, al menos tanto como lo están siendo otros países.

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