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Clara de Humet

Joan Baptista Humet fue uno de esos cantautores de los que no puede decirse que el éxito no le sonrió en vida, y sin embargo, mayormente, pasó al olvido incluso antes de su muerte, en 2008, cuando ya semejaban apagados los ecos de sus mejores canciones, delicadas piezas de bisutería, publicadas casi todas ellas entre finales de la década de los 70 y principios de la de los 80. No cabe duda de que en el desconocimiento generalizado de su figura tiene también mucho que ver el hecho de que, durante quince años, se apartó de la música, y no volvió a ella hasta 2004, reapareciendo con un álbum al que tituló, irónicamente, “Solo bajé a buscar tabaco”. De la etapa gloriosa de este valenciano podríamos elegir cualquiera de las canciones de sus primeros álbumes en castellano (empezó, como Serrat, cantando en catalán); temas como “Que no soy yo”, “Hay que vivir”, “Y tú disimulando” o “Terciopelo”, pero hoy hemos traído una muy especial, “Clara”, la preferida de la mayoría de sus seguidores/as aún sin saber la historia real que contienen sus versos, por otra parte, poesía al más alto nivel.

Porque “Clara” es una crónica de la autodestrucción causada por las drogas y, en este sentido, guarda no escasas semejanzas con “Princesa” de Joaquín Sabina aunque, al que suscribe, le gusta más ésta. Humet se inspiró para componer la letra de “Clara” en una amiga suya, llamada Paca, a la que conoció en Madrid y con la que vivió, más que una amistad, probablemente lo más parecido a un romance en formato flash. Pero el caballo hizo su aparición y Paca cayó en las profundidades: “Clara a la deriva/no tuvo suerte al elegir la puerta de salida” canta Joan.

Y es que Humet, en la canción, sugiere dar la vida de su amiga por terminada (“Esa madrugada/Clara naufragó/tenía el mar del miedo en la mirada/las ropas empapadas/el suelo por almohada/ y lentamente amaneció...”) Pero resulta que la Paca real consiguió salvarse de su propio naufragio y, según tengo entendido, aún vive hoy en día (es una señora de 60 y pico años), un detalle que, según cuenta la leyenda, Joan Baptista Humet no llegó a saber en vida, pues creía que su Paca había perecido víctima de una sobredosis, del sida, de una paliza, de cuatro tiros descerrajados... en fin, de cualquier causa de las que le llevaron al infierno. Os invito a escuchar esta “Clara”, que empieza con una melodía silbada, y, a partir de ahí, adentrarse en el legado de un gran artista, poeta y cantor.

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