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Tecnología al rescate del planeta Tierra

Planta solar flotante en Holanda, de la empresa BayWa r.e

Olas de calor, sequías, desertificación, aumento del nivel del mar, inundaciones, destrucción de ecosistemas, especies en extinción, nuevas enfermedades… Nuestro planeta Tierra agoniza, y el buen uso de la tecnología podría ser su salvación y principal aliado.

En nuestro siglo, los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes y empiezan a tener consecuencias muy negativas para comunidades de todo el planeta. Destruimos nuestro entorno día a día, lo que afecta a nuestra salud y nuestro estilo de vida. Y no se trata de un problema exclusivo de países en desarrollo, son problemas de la humanidad entera. El mundo es nuestra casa, y lo que ocurre en una esquina, tarde o temprano afecta a la otra parte del mundo.

El cambio climático, la explotación de recursos naturales, la producción insostenible de desechos, la concentración de la población en grandes ciudades y la contaminación del aire y del agua, suponen un enorme reto; pero con la tecnología adecuada podríamos aplicar soluciones innovadoras para revertir esta tendencia que amenaza la supervivencia de la vida en la Tierra. Pero ¿cómo puede la tecnología proteger el medio ambiente en un futuro próximo? Veamos algunos casos de éxito:

BioUrban, árbol artificial para purificar el aire, de la empresa Biomitech

BioUrban, árbol artificial para purificar el aire, de la empresa Biomitech

BioUrban es un revolucionario sistema de purificación del aire desarrollado por la empresa mexicana Biomitech que permite reducir la huella de carbono y mitigar el calentamiento global. Se trata de un árbol artificial de estructura metálica y de cuatro metros de altura que es capaz de absorber el dióxido de carbono del aire que captura y convertirlo en oxígeno, por medio de reactores de microalgas situados en el interior de su estructura. Cada uno de estos árboles purifica el aire que respiran cada día casi 3.000 personas, lo que supone entre 40 y 60 toneladas de CO2 al año, el equivalente a la cantidad de oxígeno que producen 368 árboles. Esto es posible gracias a que las microalgas se alimentan de la contaminación y, tras un proceso natural de fotosíntesis, la transforman en oxígeno y en biomasa.

Científicos de IBM están trabajando en un sistema con robots microscópicos autónomos con Inteligencia Artificial (IA), para monitorizar los océanos de forma continua y en tiempo real. Estos pequeños dispositivos, del tamaño de un guisante, se pueden colocar directamente en el agua para rastrear el movimiento del plancton y utilizar esta información para predecir su comportamiento y salud. Esta tecnología podría ayudar en situaciones como los derrames de petróleo y otras fuentes de contaminación terrestres para predecir amenazas como las mareas rojas.

Waste Shark, dispositivo de la empresa holandesa RanMarine Technology para mejorar el estado del agua.

Waste Shark, dispositivo de la empresa holandesa RanMarine Technology para mejorar el estado del agua.

Waste Shark es un dron acuático que se está utilizando en la ciudad de Róterdam para mejorar el estado del agua. Este dispositivo sigue el modelo de alimentación del pez más grande del planeta Tierra, el tiburón ballena, y es capaz de recolectar hasta 500 kilogramos de basura flotante en el puerto.

Airlite es una pintura especial que puede absorber contaminantes y purificar el aire que respiramos. Esta innovación italiana incorpora dióxido de titanio, un compuesto que da lugar a la fotocatálisis, un proceso similar a la fotosíntesis de las plantas. La pintura se activa en contacto con la luz y transforma en moléculas no nocivas los contaminantes que dañan la salud y los que causan el efecto invernadero: los óxidos de nitrógeno (NOx) y los óxidos de azufre (SOx), e incluso también elimina gran parte de las bacterias superficiales.

La “siembra” artificial de nubes es una técnica habitual en China, que cosecha nubes tanto para combatir la polución en las grandes ciudades como para mejorar las lluvias para la agricultura, utilizando sustancias como el yoduro de plata, un compuesto que tiene una estructura en forma de cristal parecida a la del hielo, y que actúa provocando que las gotas de agua se condensen y caigan en forma de lluvia o nieve. En la meseta tibetana, uno de los lugares más secos del mundo, ya se han instalado 500 dispositivos para producir yoduro de plata, que se mezclará con el escaso vapor de agua que supera la cordillera del Himalaya, y provocarán un aumento de lluvias en la meseta. El gobierno chino aspira a que en 2025 pueda generar lluvia artificial en el 56% de su terreno.

Árbol solar en la ciudad francesa de Nevers, desarrollado por la start up israelí Sol-logic.Foto

Árbol solar en la ciudad francesa de Nevers, desarrollado por la start up israelí Sol-logic.Foto

Entre otras tecnologías para salvar el medio ambiente, cobran un especial protagonismo los coches eléctricos, pero antes de que su uso sea masivo será necesario reconvertir el sistema de obtención de la electricidad, pues actualmente la mayor parte se genera en centrales termoeléctricas, que consumen combustibles fósiles como carbón, petróleo o gas natural, para calentar grandes cantidades de agua y generar vapor a presión, con el que se mueven turbinas que a su vez producen la electricidad. Por lo tanto, para ser eficaces, es imprescindible que la electricidad con la que recargaremos las baterías de los nuevos vehículos haya sido obtenida con tecnología de energías renovables. De todas ellas, la energía solar fotovoltaica parece ser la de mayor potencial productivo, y ya se están desarrollando importantes avances tecnológicos, como los paneles con células solares en tándem que funcionan en cascada, evitando así que se desaproveche la energía, pues la restante pasa siempre a la célula siguiente; los paneles fotovoltaicos flotantes en el agua, con enormes ventajas para los países donde la tierra es escasa o las redes eléctricas son débiles; o también los árboles solares, con paneles en forma de hoja conectados a través de ramas metálicas, que ocupan mucho menos espacio que los diseños tradicionales.

El éxito de estos proyectos y de otros similares es clave para nuestro futuro como sociedad. No olvidemos que el planeta no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos.

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