El patrimonio secular que alberga la Serra do Suído es tan extenso como sus montes y laderas, donde se alza una iglesia de profunda devoción popular. Nosa Señora da Xestosa, en la parroquia covelense de San Salvador de Prado, se eleva a más de 1.100 metros, cerca de las cimas del Faro de Avión, en el límite con la provincia de Ourense. A su mágico emplazamiento suma el poder curativo atribuido al agua almacenada en la tumba precristiana adyacente y a la fuente sanadora que brota un poco más abajo.
Al templo se accede tanto por carretera como por una antigua pista de tierra. La capilla fue construida en dos fases por los vecinos de Prado, colocándose la última piedra en 1817. El lugar cuenta con una larga tradición milagrera. Muchos son los que dicen que el agua del sepulcro –que nunca seca, ni en los veranos más calurosos– cura las verrugas, afecciones de piel y otras dolencias del cuerpo. Los devotos mojan un trozo de pan –que llevan expresamente para el ritual– y después lo aplican sobre la parte que desean sanar. El rito se realiza especialmente durante la romería de agosto y mayo.
La creencia popular es que la tumba perteneció a un santo y que el agua de su interior es del río Tea. Otra tradición reza que en el lugar se apareció la Virgen. Maximino Fernández Sendín, historiador y etnógrafo que ha estudiado en profundidad la zona y publicó los resultados en la obra “El enigmático sepulcro del santuario de la Virgen de la Xestosa”, dice que el origen de la capilla puede estar en un eremitorio de los primeros siglos del cristianismo o de la Edad Media, y que en el sepulcro podría haber estado enterrada Santa Quiteria o la primera abadesa del convento de Melón.
Desde la cima se divisan varios puntos de Covelo y las laderas que descienden hacia los valles regados por los ríos Tea y Tielas. Solo la vista que ofrece el enclave justifica la subida, y más aún al existir la capilla realizada totalmente en piedra y rodeada de cruces que santifican un lugar único.
Además de espacios naturales de gran belleza, Covelo tiene una de sus joyas patrimoniales en el Cruceiro del Cristo de los Afligidos, situado en la plaza de la villa. Datado en 1899, es obra del escultor José Cerviño, que dejó su impronta por otros lugares de la geografía gallega. A 5 kilómetros del casco urbano se encuentra Maceira, una parroquia que esconde tanto tesoros etnográficos como parajes naturales en los que el agua serpentea, como su conocida playa fluvial.
Duración: 3 h. 15 min.
Dificultad: Fácil/media
Ruta: Señalizada
Coordenadas: 42º17.32´’5’’N/ 8º18.23’9’’O
Desnivel medio: 150 metros
Longitud: 7,5 kilómetros