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El detector de idiotas

En ejercicio de miopía incomprensible, la revista “Time” ha definido 2020 como “el peor de la historia”. Vale que estamos padeciendo una terrible pandemia y una crisis económica pavorosa, que ha muerto Maradona y hasta se han reunido Amistades Peligrosas 30 años después... Pero, sin duda, ha habido años mucho peores. Otra cosa es que no los hayamos vivido. Y 2020 también nos ha traído ventajas.

La primera de ellas ha sido casi una bendición para los que no somos de muchos besos ni abrazos. Quien es tojo casi desde la cuna tampoco echa de menos las grandes reuniones familiares ni las exaltaciones de la amistad –precedidas de bailes regionales– que caracterizan las fiestas navideñas. Por fin ha llegado, dicen algunos, ese año en el que podremos cumplir el secreto anhelo de todas las nocheviejas en la edad madura: “Yo por mí me comía un huevo frito y me acostaba justo después de las campanadas”, pensábamos para nuestros adentros. Pues ya lo tenemos. Que le den a las infumables actuaciones en playback y al especial de Raphael con su ropopompón. Bendito 2020.

El segundo gran avance es el detector de idiotas. ¿Cómo? ¿Qué no lo han probado? Pues es muy sencillo. Funciona sin pilas y ni siquiera hay que comprarlo: lo llevan los demás. O, mejor dicho, no lo llevan. O lo llevan mal. Son las mascarillas: cuando vemos a alguien que se la quita donde no debe, probablemente estemos ante un idiota. Si deja asomar la nariz, es muy posible que también sea un imbécil. En caso de que la lleve por debajo de la barbilla estaremos, indudablemente, ante un perfecto idiota. Y si hace todo esto en un espacio interior con no convivientes, es un idiota certificado 100%.

"Cuando vemos a alguien que se la quita donde no debe, probablemente estemos ante un idiota"

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No en la categoría de idiotas, pero sí en la de gravemente desinformados –tampoco han hecho mucho las autoridades para remediarlo– entran aquellos que, ante la necesidad de abrir ventanas, contestan con el consabido: “De eso nada, que voy a coger antes una pulmonía que el COVID-19”. Pues no. Una pulmonía, que viene siendo una neumonía, y además bilateral –en ambos pulmones– es lo que usted cogerá si no ventila y le contagian el coronavirus. Y la pasará solo. Y puede que boca abajo. Nadie coge una pulmonía simplemente por pasar frío: hace falta entrar en contacto con un patógeno, bacterias o virus, esos microbios tan contagiosos y dañinos como los mensajes que le llegan a usted por whatsapp y de los que se fía en lugar de hacer caso a los científicos.

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