Su aspecto es como el de una naranja pero más pequeña y alargada, además de su color dorado brillante. De ahí su nombre, porque kumquat en cantonés significa “naranja dorada”. Entre sus particularidades se encuentra que no hace falta mondarla porque su piel es comestible y dulzona, mientras que su interior es ligeramente más ácido. Esta dualidad de sabores hace que esta fruta pueda incorporarse a numerosas elaboraciones, desde ensaladas a mermeladas o salsas, entre muchas otras. Además de ser un tesoro nutricional, el kumquat es el único cítrico que puede comerse, literalmente, a mordiscos.
Se cree que los misioneros que visitaban China tuvieron conocimiento de esta pequeña naranja en el siglo XVII, aunque no sería hasta el XIX cuando se introdujo en Europa. Y gracias a un infatigable recolector de especímenes, botánico y explorador de la época, Robert Fortune, descubridor también del cultivo y el proceso del té chino, que los orientales tan bien guardaban. En honor al horticultor inglés se llama científicamente Fortunella margarita, aunque tiene variadas denominaciones, aparte de kumquat: naranjo enano, naranjo quinoto, naranja del oro o kinkan, entre otros. Hoy este cítrico se cultiva en numerosos países del mundo y es muy apreciado también como árbol ornamental.
Igual que sus hermanos mayores, el kumquat es rico en vitamina C, potasio, magnesio y ácido fólico. Posee fibra, propiedades antioxidantes gracias a los carotenoides y otros nutrientes y puede comerse en fresco o acompañando elaboraciones. Es perfecto para la elaboración de mermeladas y confituras, para combinar con ensaladas o como ingrediente de salsas. También como chutney, un condimento agridulce que se elabora con frutas o verduras cocidas en vinagre, especias aromáticas y azúcar. Por su fragancia y sabor es muy apreciado en coctelería.
En España se cultiva en Murcia, Málaga o Valencia, entre otras zonas. Además de su valor comercial, es un árbol ornamental ideal para mantener en jardines y macetas. Es perennifolio, alcanza unos cuatro metros de altura y se adapta a casi todo tipo de suelos. Florece a finales de la primavera, llenándose de minúsculas flores fragantes de color blanco. Su fruto es de los más pequeños de todos los cítricos, de color amarillo o naranja en su madurez, que puede alcanzar entre cuatro y seis centímetros.
Aunque en nuestro país y en la mayoría del continente se cultiva la variedad nagami (Fortunella margarita), existen otras clases, como la Hong Kong, de fruto redondo y piel naranja o la marumi, con piel de color amarillo dorado.
Conservación: fruto duradero
Los kumquats, como todos los cítricos, aguantan a temperatura ambiente varias semanas. Si se quiere prolongar su resistencia al paso del tiempo, basta meterlos en la nevera.
En almíbar: toque oriental
En almíbar el kumquat es postre típico de la cocina china, sobre todo de Hong Kong, aunque la receta existe en todo el mundo. La combinación dulce y ligeramente ácido es un bocado exótico.
Bonsái: naranjo enano
El kumquat es un naranjo enano que se puede cultivar como bonsái. Necesita un buen drenaje y es de mantenimiento bastante fácil. Crece lentamente y llega a dar frutos en miniatura.
