Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sin bares no somos nada (de nada)

Cerrar bares es un desastre cultural, psicológico, sociológico, político y teológico.

Habrá que pedir a las Naciones Unidas que extiendan el concepto de genocidio cultural, junto a los derechos de los pueblos indígenas, al cierre de los bares. San Judas Tadeo, abogado de los casos imposibles y de las causas desesperadas, nos asista.De seguir así esto puede ser considerado una aniquilación o exterminio sistemático y deliberado no solo de un grupo social sino de la sociedad en toda su transversalidad y no por motivos raciales, es cierto, ni políticos ni religiosos pero sí sanitarios. ¿Qué será de nosotros ahora que otra vez nos quitan los bares? 

 Qué paradoja que nos los quiten por razones sanitarias a pesar de que el bar de barrio está empezando a ser considerado en círculos psicológicos como un agente de salud, un factor que, siempre que no se se entienda como bebedero de patos, contribuye a aumentar la esperanza de vida. La psicóloga Susan Pinker explica la importancia de la interacción humana para el bienestar, la salud e incluso la longevidad y como el principal factor que influye en la vitalidad de las personas, más que la necesaria práctica del ejercicio físico, la buena alimentación y otros hábitos saludables. ¿Y qué mejor espacio para la interacción que los bares? 

Así apura Galicia su cuenta atrás en bares y restaurantes

Así apura Galicia su cuenta atrás en bares y restaurantes Agencia ATLAS

El cierre de bares no solo es un desastre para la salud psíquica sino también de orden político pues ya se sabe que en ellos está el verdadero estado de la nación. No solo es que los políticos tomen en ellos decisiones importantes con destino al Parlamento sino que es en estos espacios donde mejor se cumple su obsesiva política de igulaldad entre sexos, clases sociales y estratos generacionales. En algún lado leí que el bar es, después del Facebook, el centro neurálgico de la socialización horizontal porque en él se entremezclan obreros, estudiantes, ejecutivos y jubilados en un clima armónico, hidratando la cotidianedad, reforzando relaciones, alimentando lazos.

  • La comanda no tiene quien la escriba

    Célebres restaurantes optan por el cierre tras las restricciones: “Nos cancelaron el 90% de las reservas” | “Ya no se piensa en disfrutar de la hostelería”, lamentan en Maruja Limón

Cómo se atreven a cerrarnos los bares conociendo sus desastrosos efectos en la economía, en la cultura, en la sociología, en la salud psíquica, en la política de igualación social? Pues no digamos en el ámbito científico. Me dice un respetable filósofo que los universitarios o científicos no pueden simplemente limitarse a estudiar o conocer, también necesitan hablar y el bar universitario es el espcaio ideal ya que la conversación en ellos consiste en deslizarse de un tema a otro sin ninguna precisión.El laboratorio es un espacio cerrado pero en el bar se encuentran científicos de uno u otro signo, filólogos hispánicos y clásicos... que intercambian sus saberes hasta el punto de que podría afirmarse que la Universidad necesita de los bares,  que no poder tomar una cerveza en ellas es  una calamidad muy dañina para el alma científica de la Academia. 

No entraré en ello porque su complejidad me supera pero podríamos afirmar que los bares ocupan un espacio principal n el análisis de la antropología urbana e incluso de la teología: con una cerveza en la mano Dios sabe diferente, y ya hay iniciativas en España de encuentros en bares con esta generación a la que esta sociedad blandengue ha liberado no solo del Ejército -con lo bien que le vendría- sino de la fe más allá de sus narices. ¿Música y Poesía? También las hay en los bares y hasta corre por ahí un libro que recopila poemas y aforismos escritos en servilletas de papel y posavasos. Vendo mi alma a precio de saldo, dice uno de ellos. España es el país con el mayor número de bares, y de ahí que nos suicidemos menos. Durante la II Guerra Mundial, los pilotos de la RAF que iban a combatir, antes de embarcar en el aeródromo de Duxdorf dejaban en el Eagle´s pub de Cambridge sus inscripciones. Son también contenedores de nuestra memoria ¿quién no guarda algún recuerdo relacionado con los bares, cafeterías y restaurantes que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida y en los que se han precipitado experiencias inolvidables? ¡Cómo se atreven a cerrarlos? Sin bares no somos nada.

Compartir el artículo

stats