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El mundo 4.0

Robotocracia: Cuando los robots gobiernen la tierra

El sistema político actual vive una crisis de representación. Debajo, Michihito Matsuda, el primer robot de la historia que se presenta a alcalde. FdV

Estamos a pocos días de unas nuevas elecciones en EE UU, y en este momento, de profunda división de la ciudadanía y descrédito de nuestros líderes, nos podríamos preguntar: ¿Podría realmente un robot gobernar mejor que un político humano?

Analizando el curso histórico de la democracia, se puede observar que desde su origen, hace más de 2.500 años, ha habido innumerables conflictos militares mientras los viscerales humanos gobernaban los estados. Con el apogeo del capitalismo, las empresas y corporaciones más influyentes se han ido adueñando poco a poco de la voluntad política, y las guerras han dejado paso a una cierta estabilidad basada en los intereses comerciales. En paralelo a este cambio en la gobernanza mundial, se está produciendo una transformación dentro de las grandes compañías, en las cuales las decisiones estratégicas se empiezan a tomar a partir del resultado del análisis que hacen avanzados sistemas de Inteligencia Artificial (IA), los cuales son capaces de anticipar de una forma muy fiable qué opciones o caminos debe escoger la empresa para seguir progresando y alcanzar mayor éxito. Por lo tanto, si la gobernanza global está en manos de las grandes empresas, y éstas a su vez, empiezan a estar dirigidas por sistemas de IA, ¿no sería lógico pensar que en el futuro el devenir de los Estados estará más influenciado por los robots que por los humanos?

Donald Trump.

Actualmente todavía nos encontramos en una fase temprana de la explosión de la inteligencia, pero los expertos en esta materia coinciden en que más pronto que tarde, las máquinas inteligentes superarán el rendimiento humano en una amplia gama de tareas. Una investigación de la Universidad de Oxford estima que para dentro de 45 años, la IA superará a los humanos en todo. Esto es lo que dicen los expertos, aunque sus estimaciones podrían resultar incluso demasiado conservadoras, como cuando calcularon que una IA no podría derrotar a un humano en el Go (complejo juego de estrategia de origen chino) hasta 2026, pero AlphaGo, de Google, lo consiguió en 2016, derrotando al mejor jugador, el surcoreano Lee Sedol. Tardaron dos años en lugar de doce. Puede resultar inquietante y hasta cierto punto incluso distópico. ¿De qué vamos a vivir los humanos? ¿en qué vamos a trabajar, y quién nos pagará por nuestro trabajo? Es un dilema interesante, pero compartiré mi opinión sobre este importante tema en otra ocasión.

¿SABÍAS QUE?

La DEMOCRACIA tuvo su origen en la Grecia antigua, especialmente en la polis de Atenas, en el siglo VI a.C. El órgano máximo del gobierno era la Asamblea, integrada por todos los ciudadanos libres. La palabra democracia procede del griego demokratía, que se compone de los términos démos, que significa “pueblo”, y krátos, que se traduce como “poder” o “gobierno”.

Lo cierto es que la IA sigue avanzando y consiguiendo nuevos hitos. En 2012, por primera vez un programa informático superaba el famoso test de Turing (la prueba diseñada por Alan Turing en 1950 para diferenciar un humano de un robot) y lograba convencer al jurado que le examinaba de que era un joven adolescente ucraniano de 13 años. Otro hito importante se produjo gracias al sistema IBM Project Debater, que se convirtió en la primera IA capaz de debatir con humanos sobre temas complejos, enfrentándose al campeón mundial Harish Natarajan, y deslumbrando a los asistentes. Más recientemente, en Tama, un distrito de Tokio, se ha producido algo casi de ciencia ficción. Michihito Matsuda se presentó a la alcaldía de este distrito japonés, y consiguió un meritorio tercer puesto, muy cerca del segundo. Meritorio porque Michihito es en realidad una IA, un robot futurista plateado y con rasgos femeninos, que prometía acabar con la corrupción política, y ofrecer “oportunidades justas y equilibradas para todos, estableciendo la mejor manera de elegir lo que es mejor para los ciudadanos, analizando sus peticiones, y los aspectos positivos y negativos que tendría su puesta en marcha”.

La verdad es que por ahora nuestros políticos pueden estar tranquilos, todavía queda camino por recorrer antes de que una inteligencia artificial pueda sustituirlos, sobre todo a aquellos que se muestren más empáticos y estén más cerca de los ciudadanos; aunque una encuesta hecha en 2017 en Reino Unido arrojó la sorprendente conclusión de que un 26% consideró que lo harían mejor, convencidos de que cometerían menos errores que sus homólogos humanos. Posiblemente veremos antes estos androides de forma habitual en otras tareas de servicio a la ciudadanía más básicas, como en Portugal, cuyo gobierno implementó en 2019 el primer robot funcionario, Lola, que se encarga de recibir a los visitantes de la Oficina del Ciudadano de Oporto, y les explica cómo tienen que realizar los diferentes trámites administrativos.

Estos robots conquistan la Universidad de Vigo

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La democracia es el derecho del pueblo a participar en las decisiones públicas, pero hoy el funcionamiento se basa solo en delegar el poder durante cuatro años a varios representantes que están en el Senado o en la Cámara de Diputados. Sin embargo, dado el avance meteórico de la tecnología y el estado de crisis de representación que sufre el sistema político en distintos lugares del mundo, es lógico suponer que no tardarán en introducirse otras opciones de participación que le puedan dar más control al ciudadano y que sean útiles para alcanzar pactos de Estado en temas tan importantes como la salud, la educación, el Poder Judicial o el sistema de pensiones. Necesitamos volver a centrarnos en los principios detrás de la idea de democracia, y desde ahí repensar un nuevo mecanismo. Supongamos que una persona en vez de votar a un político, puede votar a un “avatar”, una IA con las preferencias claras, no para crear leyes, sino para votarlas; ¿no sería una representación más fiel, inquebrantable y efectiva de la voluntad ciudadana? No sabemos cuánto tardará en llegar, ni quiénes serán los primeros, quizás Noruega o Suiza, en un horizonte de 30 años; pero sin duda llegará, y en este utópico futuro de robotocracia, la toma de decisiones importantes se hará desde la lógica del bien común y el interés mayoritario, y no por decisiones personalistas o de partido, abrazando de nuevo la noble esencia de la democracia.

¿SABÍAS QUE?

La palabra ROBOT llegó al público a través de la obra R.U.R. (Robots Universales Rossum) del dramaturgo checo Karel ČCapek, que se estrenó en 1920. La palabra se escribía como robotnik, y su significado era “servidumbre”. La palabra robótica, usada para describir este campo de estudio, fue acuñada por el escritor

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