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Daniel Tubau: “Helena refleja el modelo feminista de mujer”

El escritor, ensayista y guionista Daniel Tubau. Ricardo Grobas

Licenciado en filosofía pero no filósofo, guionista, director audiovisual, escritor, ensayista y apasionado de la mitología, el catalán de origen y madrileño de adopción Daniel Tubau desvela en su libro “Maldita Helena” los aspectos más desconocidos de un personaje a menudo denostado por poetas y dramaturgos a lo largo de la historia. Este ensayo habla de un modelo de mujer que podría ser el precursor del que reivindica el feminismo actual.

–¿Qué representa el mito de Helena, es decir, que nos enseña o a que nos invita a pensar?

–La esencia es la belleza y su poder fatal. A Helena la acusaban de ser destructora de ciudades y matadora de hombres. Más allá de eso, es, como sus coetáneas, una mujer que vive en un mundo hecho a la medida del hombre defendiéndose de los varones. Dentro de la personalidad que refleja el mito, ella es llevada por los acontecimientos, como si no tuviera poder de decisión, aunque sí la tiene en algunos aspectos menos conocidos. Es la protagonista de “La Ilíada”, la que va a provocar la destrucción de Troya, pero también aparece en “La Odisea”, cuando el hijo de Ulises, Telémaco, viaja a la ciudad de Esparta pidiendo ayuda para encontrar a su padre. En ese momento, Helena, ya acabada la guerra de Troya, es reina de Esparta y se muestra en igualdad de condiciones que su esposo Melenao. Representa la mujer en la antigüedad pasada a través del filtro del mito en que diosas y heroínas se tratan de tú a tú respecto a las deidades masculinas.

–¿Cuáles son las principales ideas erróneas sobre ella y qué aspectos desconocidos ha descubierto en su obra?

–Lo más erróneo es asociarla simplemente con la belleza. Su personaje es complejo e interesante, no es una reina secuestrada o que se fue por su voluntad, sino que viaja por treinta y un lugares y en cada uno de ellos deja su huella, se la recuerda. Homero nunca habla mal de ella; los troyanos la aprecian mucho, es el caso del rey Príamo, que la llama “querida niña”, y de Héctor, hijo del anterior y el dios más íntegro de toda “La Ilíada”. También es una gran contadora de historias. En el encuentro con Telémaco en Esparta se ponen tristes recordando a Ulises y ella saca una pequeña droga que ha traído de Egipto, cuyo verdadero origen sería la India y que se identifica con el opio. Dice que es una sustancia para olvidar pero acto seguido se ponen a recordar al empezar ella a narrar anécdotas de cuando estuvo con Ulises en Troya. Con ese relato entran en una sabrosa melancolía, de la que se disfruta. Parece que la verdadera droga es contar historias, su capacidad de narrar. Una versión curiosa dice que Helena después de muerta le contó “La Ilíada” a Homero, con lo cual ella sería la musa.

Daniel Tubau fue presentado por la profesora de Historia Balbina Pérez ayer en el salón de actos del MARCO. Ricardo Grobas

–¿Su condición de género la ha relegado a un puesto que no ocuparía de ser hombre?

–Por un lado, el hecho de ser mujer nos ha privado de saber más detalles acerca de ella y de su vida. Por otro lado, aparte del dios Apolo, no hay nadie que haya pasado a la historia por su belleza como Helena.

¿El hecho de que en la Grecia clásica las diosas tengan los mismos o más privilegios que los dioses podría leerse como un aspiración feminista?

–La ficción muchas veces va más allá de la realidad o conduce a ella. Decía Óscar Wilde que no es que el arte deba imitar a la vida como sostenía Aristóteles, sino que es la vida la que imita al arte. La literatura y la ficción reflejan mundos a los que se aspira a llegar pero que aún no se han alcanzando y describen comportamientos y valores muy diferentes a los de la sociedad dominante. 

–Helena y su prima Penélope representan dos modelos opuestos de mujer, ¿ambos cabrían dentro de la sociedad igualitaria que reclama el feminismo?

–Ambas tendrían cabida en la época actual haciendo una relectura –como decía Nietzsche, cada época crea sus griegos–. Helena, con poca transformación, podría encajar en el pensamiento feminista actual del papel de la mujer igual al del hombre. En esa relectura habría que escoger la versión que sostiene que ella se fue voluntariamente porque estaba cansada de su marido Menelao y se enamoró de un joven asiático bellísimo, porque Paris era muy guapo. Penélope, por su parte, ha sido despreciada injustamente. Es una mujer que está veinte años en Ítaca esperando a que venga su esposo, Ulises; aguanta en un palacio invadido por pretendientes que hacen orgías y pretenden casarse con ella, pero los elude mediante diversas estratagemas.

"En esta pandemia necesitaríamos a la diosa atenea para que obligase a los políticos a que se pusieran de acuerdo y dejasen de discutir "

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–Muchos pueblos se han jactado o incluso inventado una supuesta relación con Helena para atraer visitantes. ¿Podríamos encontrarnos ante el inicio de lo que hoy llamamos turismo cultural?

–Eso demuestra que Helena solo era modelo a no imitar en Atenas, pero otros pueblos la admiraban y presumían de que ella había estado allí. Ese turismo cultural, del que ya conocemos que se practicaba en época romana, existía ya en los viajes siguiendo el rastro de Helena.

–¿De dónde viene su pasión por la mitología?

–De niño mi madre me compró un libro de segunda mano en cuya portada había un hombre desnudo luchando con un señor con cabeza de toro. Me llamó mucho la atención, era un diccionario de mitología universal. Me pasaba noches haciendo genealogía de los dioses, sin dormir. Me iba fatal en el instituto, de hecho en segundo de bachiller solo aprobé religión y latín, este último porque hice un trabajo sobre mitología.

"Nos harían falta Asclepio, dios de la medicina, y Dédalo, inventor del laberinto, para que nos dieran un remedio para el coronavirus"

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–¿Qué mitos harían más falta en la situación de crisis socio sanitaria y económica actual?

–Nos harían falta Asclepio, dios de la medicina, y Dédalo, inventor del laberinto, para que nos dieran un remedio para el coronavirus. También Atenea, poderosa diosa del conocimiento, para que obligase a los políticos a que se pusiesen de acuerdo, dejasen de discutir y pensasen en lo que nos pasa a las españoles y la situación en que estamos.

–Recientemente ha publicado el libro “Cómo triunfar en cualquier discusión”. ¿Qué aconsejaría a los políticos instalados en la bronca?

–Lo bueno sería que lo leyeran y no lo aplicasen, que no quisieran triunfar en todas las discusiones hasta que se arregle esta pandemia. El libro es muy irónico, de alguna manera me burlo de quien aplica esos trucos. Personalmente no los empleo, o al menos eso intento, porque solo te dan un triunfo pasajero. El libro se subtitula diccionario para polemistas selectos. En principio no es para demagogias, así que no incluyo a los políticos en esa selección.

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