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La heroína gallega de la resistencia francesa

La escritora Evelyn Mesquida rescata del olvido la figura de la ferrolana María Vázquez Blanco, que participó en la toma de Ruan y es todo un icono del papel que jugaron las mujeres en el Maquis francés contra la ocupación nazi

María Vázquez en 1944

Un fotógrafo de las tropas canadienses la inmortalizó con un fusil máuser alemán en las manos, una cinta de balas a modo de collar y la mirada perdida en el horizonte tras la liberación de ciudad francesa de Ruan en agosto de 1944. Poco se sabe, sin embargo, de la ferrolana María Vázquez Blanco, un personaje enigmático que jugó un papel destacado en la Resistencia francesa contra la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial. No fue la única mujer gallega que formó parte del Maquis francés en aquellos años, pues como ella lucharon también en la clandestinidad la viguesa Mercedes Núñez o Placeres Castellanos, natural de Pontecaldelas.

La figura de María Vázquez ha sido rescatada del olvido por la periodista y escritora Evelyn Mesquida, que hace unos años hizo lo propio con los españoles que formaron parte de la compañía “la Nueve”, que jugó un papel determinante en la liberación de París durante la contienda mundial. Mesquida acaba de publicar “Y ahora, volved a vuestras casas” (Ediciones B), donde recoge algunas historias de españoles que formaron parte del Maquis francés contra el Ejército alemán.

La figura de María Vázquez ha sido rescatada del olvido por la periodista y escritora Evelyn Mesquida, que hace unos años hizo lo propio con los españoles que formaron parte de la compañía “la Nueve”, que jugó un papel determinante en la liberación de París durante la contienda mundial. Mesquida acaba de publicar “Y ahora, volved a vuestras casas” (Ediciones B), donde recoge algunas historias de españoles que formaron parte del Maquis francés contra el Ejército alemán.

Amor por un soldado

En el caso de la ferrolana, el título del libro no llegó a cumplirse, pues María Vázquez no regresó a Galicia: se enamoró de un soldado americano y viajó con él –disfrazada de hombre– en un barco con rumbo a Estados Unidos, donde se le pierde la pista.

Uno de los capítulos del libro de Evelyn Mesquida lleva por título “Las ignoradas”. En él escribe sobre el papel que jugaron miles de mujeres en la Resistencia francesa contra los nazis. Mujeres de diversas nacionalidades que servían de enlace entre los grupos de maquis “llevando de un lado a otro correo, documentos, material diverso, dinero o vales de racionamiento, transmitiendo órdenes, jugándose la vida cada día”. Pero también mujeres que participaron en los combates de la Resistencia, como la gallega María Vázquez, que estuvo presente en la toma de la ciudad de Ruan, en Normandía. Como señala Mesquida, muchas de ellas, “cuando las descubrían y eran arrestadas, eran apaleadas, violadas, torturadas, fusiladas o asesinadas a golpes, enviadas a campos de concentración o ejecutadas al alba en una cárcel, en un bosque o en una calle cualquiera”.

María Vázquez, entre los republicanos españoles que tomaron Ruan. E. Mesquida

Un correo electrónico enviado desde Normandía

Evelyn Mesquida supo de la existencia de María Vázquez Blanco hace un año, gracias a un correo electrónico que le enviaron desde Normandía. Poco después se puso en contacto con dos de sus descendientes, Françoise y Libertad, que le contaron la historia de su familiar. María Vázquez había nacido en A Graña, pequeña localidad del municipio de Ferrol, y era hija de un capitán de la Marina republicana, Alicio Vázquez Hinojosa, que falleció en combate en agosto de 1936.

Tras la caída del frente del Ebro en noviembre de 1938, María, con su madre y sus dos hermanos, Alicio y Julia, se trasladaron de Madrid a Valencia. Posteriormente se desplazaron a Cataluña y en febrero de 1939 cruzaron la frontera y se instalaron en Francia. Allí fueron separados: mientras que el joven Alicio fue enviado a un centro para jóvenes, las mujeres fueron trasladadas a Grugny, un pequeño pueblo de las cercanías de Ruan. María tenía algunos estudios de enfermería, por lo que consiguió trabajo en un hospital próximo a Ruan, donde pasó a residir con su madre y su hermana.

Su hermano Alicio, tras alistarse en la Legión Extranjera fue enviado al norte de África. Desertó de la Legión de Petain y se enroló en la División Blindada del general Leclerc; más adelante pasó a formar parte de “la Nueve”, a la que se habían incorporado la mayoría de los exiliados españoles. En octubre de 1944, con veinte años recién cumplidos, murió en una emboscada de los nazis en el departamento de los Vosgos.

“Esta luchadora, por sí misma y por lo que representa su fotografía, merecía ser recordada en un libro”

Evelyn Mesquida

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Poco se sabe de la actividad que desarrolló María Vázquez en el Maquis francés, pero a juzgar por su protagonismo en la toma de la capital de Normandía cabe imaginar que su papel fue también destacado en la clandestinidad.

Cuando supo de la existencia de esta mujer gallega y le mostraron su fotografía “con un máuser alemán en el regazo y municiones como collar” en el balcón de la alcaldía tras la toma de Ruan por los aliados, Evelyn Mesquida supo que era todo un icono de las mujeres españolas que arriesgaron sus vidas en su lucha por la libertad del país que las acogía. “Desde que vi la foto –escribe Mesquida–, supe que debía ocupar un lugar en la portada este libro; (…) esta luchadora, por sí misma y por lo que representa su fotografía, merecía ser recordada en un libro, más allá de cuál fuera su rol en la Resistencia”.

Aunque se ignora su trabajo en el Maquis, sí se conoce que María Vázquez Blanco estuvo en la liberación de Ruan. Ocurrió a finales de agosto de 1944. Así lo relataba el periódico regional “L’Avenir normand” en el primer aniversario de la liberación: “La atmósfera estaba tensa en la plaza del ayuntamiento… Pero llegaron nuestros amigos, los republicanos españoles. Su sección, armada de una ametralladora, se instaló en el balcón del ayuntamiento […] El 30 por la tarde, los republicanos españoles voluntarios en los FTP ocuparon y liberaron el ayuntamiento. Una hora más tarde, las primeras patrullas canadienses penetraron en la capital”. Relata Evelyn Mesquida que, mientras uno de sus compañeros de la Resistencia colocaba la bandera francesa en el ayuntamiento liberado, María y su hermana Julia subieron a la terraza del consistorio y levantaron la bandera republicana española.

Mercedes Núñez durante su intervención en el juicio contra la Gestapo en Carcassonne, Francia (julio de 1945)

¿Y qué fue de María Vázquez?

Según cuentan sus familiares, la heroína de Ruan se enamoró de un soldado de las tropas aliadas. Poco después, cuando los aliados regresaron a sus respectivos países, María se vistió de hombre y embarcó como polizón para acompañar a su pareja a EE UU. A sus familiares les llegaron noticias suyas desde California durante algún tiempo, y después les escribió desde Florida, donde se pierde la pista de esta gallega inconformista. Su hermana Julia tampoco regresó a España: se casó con un español refugiado en Francia y tras la guerra se trasladaron primero a Argentina y posteriormente a Venezuela.

Como señala Evelyn Mesquida, sabemos muy poco sobre aquellas mujeres españolas que participaron en la Resistencia francesa. “No sabemos ni sus nombres. En la batalla de la Madeleine, en 1944, treinta y pocos resistentes españoles vencieron a un millar de alemanes. Sabemos el nombre de todos los españoles combatientes, pero no sabemos el nombre de las dos mujeres que estaban allí. De una de ellas conocemos su cara, porque sale en una foto. De la otra, ni eso. No sabemos nada de nada de ella. Y cada una de estas mujeres es la heroína de una película”, concluye Mesquida

Ambas arriesgaron sus vidas para facilitar apoyo logístico a los guerrilleros de la Resistencia gala. Mercedes estuvo a punto de morir en la cámara de gas en el campo de concentración de Ravensbrück

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Ambas arriesgaron sus vidas para facilitar apoyo logístico a los guerrilleros de la Resistencia gala. Mercedes estuvo a punto de morir en la cámara de gas en el campo de concentración de Ravensbrück.

Además de María Vázquez, otras dos mujeres gallegas participaron activamente en la Resistencia francesa contra la ocupación de las tropas alemanas. Una de ellas, la viguesa Mercedes Núñez, fue detenida y deportada al campo de concentración nazi de Ravensbrück, donde estuvo a punto de ser ejecutada en la cámara de gas. La otra, Placeres Castellanos, afincada en Vigo y natural de Pontecaldelas, trabajó para el Maquis como guerrillera de enlace en el sur de Francia.

Hija de padre gallego y madre catalana, Mercedes Núñez Targa había nacido en Barcelona en 1911, pero la mayor parte de su vida residió en Vigo, donde falleció el 4 de agosto de 1986 y donde una calle recuerda su nombre. Tras la guerra civil, fue condenada por auxilio a la rebelión por su vinculación con el Partido Comunista, y en julio de 1942 huyó a Francia con identidad falsa. Allí se incorporó a la Resistencia francesa, formando parte la 5ª Agrupación de Guerrilleros Españoles del Departamento de l’Aude como enlace, bajo el pseudónimo de Paquita Colomer. Realizó labores de logística y falsificación de documentos.

En mayo de 1944 fue detenida y sometida a un violento interrogatorio en la sede de la Gestapo en Carcassonne; fue trasladada al campo de concentración de Saarbrücken primero, y al de Ravensbrück después. Fue liberada el 14 de abril de 1945, poco después de que los nazis hubiesen decidido enviarla a la cámara de gas.

Placeres Castellanos, en una fotografía tomada en Niza

Por su parte, Placeres Castellanos había nacido en Pontecaldelas en 1896, aunque su vida estuvo ligada también a Vigo, a donde se trasladó tras casarse con Víctor Fraiz, una de las principales figuras de la resistencia republicana gallega contra la sublevación militar de Franco. Fue asesinado junto con su hijo en los primeros días de la represión en la ciudad olívica.

Placeres huyó al sur de Francia en barco y entró en contacto con la Resistencia francesa. Primero se responsabilizó de tareas de solidaridad con los presos y posteriormente pasó a ser la guerrillera de enlace de la III Brigada de Guerrilleros (francotiradores) de la FTI (Franc Tireurs de l’Interieur) con el grado de sargento. Placeres transportaba comprometedores paquetes y acogía en su casa a guerrilleiros, huidos y a militares que desempeñarían un importante papel en la contienda. Representó a Marsella, donde trabajaba como periodista, en el Congreso Internacional de Mujeres que se celebró en París en 1945.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, tras pasar unos años en Argentina, Placeres Castellanos regresó en 1955 a Vigo, donde vivió hasta el día de fallecimiento, el 25 de junio de 1971. Colectivos por la Memoria Histórica vienen reclamando desde hace años que el Concello de Vigo le dedique una calle.

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