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Aventura en África a golpe de pedal

El ponteareano Rober García lleva recorridos en bicicleta 2.000 kilómetros del continente africano. En el último mes y medio ha pasado por Senegal, Gambia, Guinea Bissau y Guinea Conakry

En la frontera de Guinea Bissau

Ponteareas es cuna de grandes ciclistas. Y un ponteareano, Rober García, ha echado mano de la bicicleta para vivir toda una aventura en África. De momento lleva recorridos 2.000 kilómetros del continente africano a golpe de pedal en su bici "Esperanza". "Cada día es una aventura grande dentro de otra más grande aún: viajar por África en bicicleta. Los días parecen semanas; cada día te suceden mil anécdotas y tienes que superar mil problemas", relata. Problemas que van desde el robo del teléfono móvil a la malaria que trata de superar en estos últimos días.

La aventura comenzó el pasado 22 de abril. "Tras pasa unos días en Dakar, una ciudad 'civilizada', recogiendo visados y cogiendo el ritmo africano, 'Esperanza' y yo nos pusimos rumbo sur-suroeste para cruzar todo el Oeste africano", explica Rober, que además de Senegal ha recorrido Gambia, Guinea Bissau y Guinea Conakry. Por cada poblado que pasa, los niños salen gritando a su encuentro y empujan la bici durante decenas de metros, "completamente emocionados, al igual que yo. Los hombres me ofrecen té y agua y las mujeres me sonríen y ofrecen comida y alojamiento".

Una de las cosas que más ha sorprendido al aventurero ponteareano es la afición al fútbol que hay en África. "Es más poderoso que cualquier religión -comenta Rober García-. Se juega en todos los lados: dos palos y algo medianamente redondo sirven para practicarlo, así que hay campos en cada aldea, en cada barrio, pintados en las carreteras o caminos donde se juega mientras el tráfico circula normalmente entre ellos". Los contrastes que ofrece el continente africano tampoco son ajenos al planeta fútbol: "En países como Guinea Conakry o Guinea Bissau no hay electricidad, pero el más poderoso de la aldea tiene una placa solar que además de cargar los teléfonos de todo el pueblo sirve para darle corriente a una humilde tele con culo y que nadie se pierda el partido del Madrid o del Barcelona. ¡En África están completamente locos por el fútbol!", sentencia Rober García.

A la hora de la alimentación no ha tenido problemas, porque la mayoría de los países que ha recorrido se caracterizan por su hospitalidad. "Día tras día, allí donde paro a la hora de comer me reúno con ellos alrededor de un plato grande y siempre con la mano derecha, por costumbre, nos ponemos a comer el arroz con lo que toque: un pescado, un pollo de casa o cualquier otra cosa que hayan cazado por ahí; siempre acompañado con alguna salsa y fruta de temporada".

Cada día, dos horas antes de que se ponga el sol, Rober García carga su bicicleta con 8 litros de agua para pasar la noche, cocinar y ducharse. "Me adentro en la selva, río o playa paradisiaca, monto mi campamento, preparo un fuego con leña y con una pequeña tartera cocino algo de pasta o lo que haya pillado ese día", explica. "Dormir en una tienda en África es increíble -añade el aventurero ponteareano-; se escuchan decenas de sonidos diferentes. La única contaminación lumínica es la de mi hoguera, así que se puede ver cada estrella del cielo. Todos me preguntan si no tengo miedo, y yo creo que nunca he dormido mejor que ahora".

Tras más de un mes en África y 2.000 kilómetros después, Rober García -que intenta reflejar la experiencia en su perfil rober globetrotter de Instagram y Facebook- se encuentra ahora en la frontera de Sierra Leona, con los visados listos para cruzar otros cuatro países, "siempre que la malaria me lo permita, porque las condiciones sanitarias aquí son terribles".

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