Escuela de Artes y Oficios - Una historia de novela
La actual EMAO fue fundada y promovida por los principales próceres del Vigo de finales del siglo XIX. Hoy en día, es una de las instituciones más antiguas de la ciudad

Eduardo Chao. FdV
Salvador RODRÍGUEZ
Aunque pocas veces se la cita, lo cierto es que la Escuela Municipal de Artes y Oficios es uno de los principales símbolos del Vigo actual. De hecho, es una de las instituciones más antiguas de la ciudad; lleva funcionando, casi ininterrupidamente, la friolera de 133 años y si bien se llegó especular con su desaparición, lo cierto es que camina con paso firme hacia el siglo y medio de existencia. En su historia, en la elogiable labor que se ha desarrollado en sus instalaciones,se fijó el escritor Domingo Villar para convertirla, más que en un marco ambiental, en un personaje vivo que en la novela "O último barco" rivaliza en protagonismo con el mismísimo inspector Leo Caldas. Desde su fachada a su espacios, pasando por algunas de las materias que allí se imparten, e incluso algunos de los personajes del último libro del escritor vigués son reales, forman y/o formaron parte de la EMAO como alumnos y/o como profesores. Están por ver los resultados, pero teniendo en cuenta el potencial de lectores de Villar (más de medio millón) nada extrañaría que la que aún se conoce como Universidad Popular(se le puso ese nombre en la década de los los 70 del siglo pasado) acabe convirtiéndose en un referente de cualesquier visita turística a la urbe del Olivo.
Aunque usualmente se alude a tres próceres de la ciudad, Eduardo Chao y Augusto Bárcena Franco en primera instancia, y José García Barbón en segunda, como factótums de la Escuela, el investigador local Eduardo Galovart (coordinador del portal Vigopedia) repara muy especialmente en la figura de Manuel Diego Santos, un vigués que había hecho fortuna en Brasil con una empresa de muebles. A su regreso de América, Santos se erigió en uno de los principales dinamizadores de la ciudad y, desde la presidencia de la sociedad Recreo Artístico, lanzó la idea de contar en Vigo, al igual que estaba sucediendo en otras ciudades españolas, con un centro (a grandes rasgos todo un adelanto de lo que posterioremente sería conocida como Formación Profesional) en el que pudieran recibir instrucción en diversas materias los jóvenes procedentes de las familias más humildes que no podían permitirse el lujo de pagar las matrículas en las escuelas al uso y mucho menos en la universidad de la época. Del indiano Diego Santos, que llegaría a ser alcalde y fundador del cuerpo local de bomberos, se lamenta Galovart de que, además de lo que hoy referimos, "apenas nada se sabe de él hoy en día".

Escuela de Artes y Oficios - Una historia de novela
Diego Santos buscará la ayuda del influyente político gallego Eugenio Montero Ríos y recibirá apoyo de otros dos vigueses ilustres de la época, los mentados Augusto Bárcena Franco, conde de Casa Bárcena, hermano del conde de Torrecedeira y miembro de una familia riquísima de la ciudad que poseía una consignataria de buques, bancos y otros negocios, y del polifacético Eduardo Chao, farmacéutico, meteorólogo, científico, escritor y político republicano, anteriormente ministro de Fomento en la Primera República presidida por Nicolás Salmerón. "Estos tres -ratifica Galovart- serán los artífices de la idea y aportarán una importante ayuda económica".
La fundación de la Escuela de Artes y Oficios de Vigo, se celebró el 26 de septiembre de 1886 en una casa situada en la calle del Circo, hoy Eduardo Iglesias y casi frente al Tamberlick. "Fue un acto solemne -relata el periodista Javier Mosquera- , en el que intervino Eduardo Chao en su condición de presidente honorario del centro". Desde varios días antes de la apertura, se anunciaba la matrícula "para todos los que deseen ser inscritos, si han cumplido 14 años de edad, y acreditan tener la instrucción primaria elemental". ¿El precio? 8 pesetas.Se trataba de una enseñanza "eminentemente práctica y abrazará las materias siguientes: Elementos de Aritmética, Álgebra, Geometría, Física Química, Dibujo y Contabilidad industrial. Por excepción, en los tres primeros años, se dará la enseñanza primaria elemental a los que la necesiten".

Escuela de Artes y Oficios - Una historia de novela
Años después, otro mecenas de la ciudad, esta vez el empresario nacido en Verín y afincado en Vigo José García Barbón, sería el artífice de la nueva y definitiva sede que perdura hoy en día en el inicio de la calle de su mismo nombre. "El proyecto del edificio para dicha obra -relata Eduardo Galovart- le sería encargado al famoso arquitecto Michel Pacewicz que tantas construcciones de su factura dejaría en la ciudad en los albores del siglo XX. Se concedió la licencia municipal en enero de 1898 y en 1900 estaría finalizado un precioso edificio de tres plantas donde se formarán también miles de jóvenes vigueses y comarcas circundantes".
Durante los años 80 la EMAO estuvo a punto de desaparecer, pero unas reformas efectuads en la década siguiente la revitalizaron e incluso la volvieron a poner de moda por su taller de construcción de instrumentos tradicionales que se transformaría, a la vez, en cantera de una pujante generación de músicos.

Escuela de Artes y Oficios - Una historia de novela

Escuela de Artes y Oficios - Una historia de novela
Suscríbete para seguir leyendo
- El jesuita gallego que escucha a los presos en Tailandia
- El caso de los asesinatos de cuatro hermanas gallegas
- «Opero unos mil tumores de pulmón al año»
- El legado de Eduardo Barreiros
- “Cuando gané el oro en Atenas sentí que rompía una maldición”
- La heroína de la justicia social
- Figueroa, de Redondela a la élite mundial del adiestramiento canino
- El retratista de recién nacidos