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Un siglo del Palacio de Antonio Palacios

Se cumplen cien años de la inauguración oficial por Alfonso XIII del monumental edificio diseñado por el arquitecto gallego para Correos y Comunicaciones

Detalles del edificio del arquitecto gallego

El 14 de marzo de 1919, el rey Alfonso XIII inauguraba un edificio que había supuesto todo un reto para el arquitecto gallego Antonio Palacios y su compañero Joaquín Otamendi. Se cumplen cien años de la inauguración oficial de la obra más emblemática de Palacios: el Palacio de Comunicaciones. Situado en la Plaza de Cibeles, es todo un icono de Madrid. Se cuenta que cuando Leon Trotsky visitó la capital de España en los años 30, al contemplar el edificio quedó tan impresionado por su belleza que lo denominó "catedral de Nuestra Señora de las Comunicaciones".

Las obras habían comenzado en 1907 y se prolongaron hasta 1919 debido a tensiones políticas y a la magnitud del proyecto: el edificio ocupaba una superficie total de 12.207 metros cuadrados y el presupuesto final superó los diez millones de pesetas de entonces. Al acto de inauguración oficial acudió la flor y nata de la sociedad española del momento. Los reyes Alfonso XIII y María Eugenia recorrieron las distintas dependencias de la Casa de Correos acompañados por Palacios y Otamendi, dos ministros y numerosas autoridades. "Las galerías estaban llenas de niños de las escuelas nacionales municipales y alumnos de las de Correos y Telégrafos", recogía en su crónica el diario "Abc". Los monarcas visitaron el negociado de Prensa de Telégrafos, donde se encontraba una nutrida comisión de periodistas. Como señalaba el diario madrileño, "el Monarca informose del trabajo que hacían allí los corresponsales y repórters, y agregó como comentario: -Sí, aquí es donde dan ustedes colorido político a las noticias".

El monumental edificio del Palacio de Comunicaciones se conserva prácticamente igual que en el momento de su inauguración. Tan solo se realizaron algunas obras de restauración tras la guerra civil. La última remodelación ha servido para destacar los techos y suelos de cristal, los azulejos en las escaleras y el trabajo de forja. Sus cinco plantas y techo acristalado lo convierten en una joya de la arquitectura de Madrid. Declarado Bien de Interés Cultural en 1993, es uno de los primeros ejemplos de arquitectura modernista en el centro de la capital de España. A comienzos del siglo XXI, el Palacio de Comunicaciones se incorporó al patrimonio municipal y se convirtió en centro cultural y sede del Ayuntamiento de Madrid con la denominación de Palacio de Cibeles.

Obra de juventud

Curiosamente, la obra más emblemática de Antonio Palacios fue en realidad el primer proyecto que firmó. Llama la atención la precocidad del arquitecto porriñés, pues cuando ganó el concurso para construir el Palacio de Comunicaciones, en 1904, apenas contaba con 30 años de edad. El comienzo de las obras se había visto interrumpido y ralentizado durante algunos años tras el concurso por las luchas políticas en la época. Tras obtener el título de arquitecto en Madrid en diciembre de 1900, Palacios se había asociado con su compañero de estudios Joaquín Otamendi Machimbarrena, con el que se presentó a varios concursos, uno de ellos el que ganaron con su proyecto para la sede de Correos y Telégrafos. En el proyecto participaron también el ingeniero Ángel Chueca Sainz y el escultor madrileño Ángel García Díaz, colaborador habitual y amigo de Antonio Palacios. El edificio se convirtió en el centro neurálgico de las comunicaciones postales en el Madrid de comienzos del siglo XX y todo un símbolo arquitectónico de la capital de España.

El arquitecto porriñés dejó en el Palacio de Comunicaciones un guiño a su Galicia natal. El escudo de España que se encuentra sobre la puerta principal del edificio tiene una peculiaridad; en el centro del mismo, donde deberían figurar las tres flores de lis símbolo de la casa de Borbón, Antonio Palacios hizo poner el escudo de Galicia. Al parecer, fue un jovencísimo Valentín Paz-Andrade quien le dio la idea de "plantarle allí el escudo de Galicia", como recordaba su hijo Alfonso Paz-Andrade: "Meu pai acostumaba ir a Madrid por traballo e, nunha desas viaxes, decidiu ir visitar o seu amigo. Palacios estaba preparando sobre una mesa e a tamaño natural o bosquexo do escudo de España para Correos e o meu pai díxolle 'plántalle aí o de Galicia". Palacios aceptou o reto. Así foi, sen máis. O arquitecto debuxou no centro do escudo imperial un círculo no que inseriu o cáliz e as sete cruces. Ao día seguinte, o capataz dos canteiros foi recoller os patróns, levounos ao seu lugar de traballo e os artesáns executaron en pedra o debuxo. Ninguén se decatou do asunto".

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