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Eso que llamamos amor ¿qué viene siendo?

Eso que llamamos amor ¿qué viene siendo?

Acaba de pasar un Día de los Enamorados otra vez más por mi vida y no sé si han sido muchos o siempre serán pocos, ya que aunque sepamos de la procedencia comercial de este artefacto, tampoco viene mal recordarlo a tantas personas a las que se les ha ido la memoria del amor o precisa agitarlo como en batidora. Si miro hacia atrás en los más de 20 años de esta columna no son pocos los que aproveché este día para llenar la de materia enamorada y sería para mí una experiencia interesante ponerlas todas encima de la mesa y contrastar las diferentes percepciones del amor que habré ido manifestando a lo largo de ese tiempo. Es que el amor es asegún y depende. No tengo ni idea de qué habré ido diciendo en ese viaje con la pluma por los escabrosos a veces y otras mágicos territorios del enseñoreamiento del deseo o del afecto pero estoy convencido de una cosa, y es que soltaríamos una carcajada al ver que ahora sé menos que antes o al menos manifiesto más inseguridades. ¿Cómo voy a saber más o estar más seguro con tantas cosas de las que me he ido enterando y tantas que he vivido en esa tarea del emparejamiento o apareamiento? Cuando oigo hablar con seguridad a alguien del amor o del sexo me pongo en posición de prevengan; siempre tengo la sensación de que o bien lo conoce por amigos o simplemente leyó mucho ensayo sobre la cuestión pero se desvistió y vistió pocas veces por culpa de la misma.

San Valentín, cariño, ilumíname. Supongo que habré pasado en esto de la pareja por el amor romántico, el pasional , el lúdico, el maniático, el pragmático, el desinteresado... pero todo ello no ha hecho más que una amalgama en mi interior, aderezada por la confusa mezcla del sexo con el amor y sus múltiples combinaciones. Tal maremagno o cruce de cables solo me lleva a la sugerencia de un sálvese quien pueda, que cada uno ame como quiera, pueda o Dios le dé a entender. Hay un arte de la guerra pero en la del amor no valen para todos las mismas tácticas o estrategias, de modo que te preguntas de qué ha servido tanto combate, tanto derroche e intercambio de energías si al final llegasa tanta ignorancia. Amamos de muchas maneras, unos en la diversidad, otros en el unicidad, los hay que no aman nunca... Los que viven en pareja y no tienen que salir al proceloso mercado de la carne humana, tirarse a la calle a la caza de afectos, practican una ahorrativa economía de esfuerzos aunque lo paguen con una vida monocroma, monocorde en el amor; los que saltan al ruedo con las viejas técnicas del aquí te pillo aquí te mato o recurriendo a nuevos artilugios tecnológicos como los portales de citas de Internet se exponen a grandes gozos o fracasos. En este cóctel del apareamiento fortuito o con visos de estabilidad hay muchos ingredientes, unos inesperados, otros inevitables como la edad. Es cierto que con 20 años es más fácil quedar con alguien para acostarse que para conocerse pero cuando andas por el doble en adelante, ya no te desvistes como antes y mides más encuerarte con alguien sin preguntarle si es de buena familia .

En mi pasado, si veo hacia atrás (que Dios no lo permita) hallo grandes lagunas y horribles recuerdos de cuando te despiertas preguntándote quien es esa persona que yace a tu lado con tu misma cara de resaca. Ahora solo permitiría que entrara gente nueva en mi lecho pagando, y ni así porque no estoy para esas contiendas. El otro día mis amigos del Ateneo organizaron un debate con el título "Iso que chamamos amor, qué ven sendo?". No sé cómo habrán sobrevivido a esa pregunta las osadas Chis Oliveira, Amada Traba y Iolanda Zúñiga pero les deseé desde lejos lo mejor a tan compleja pretensión. Yo, la verdad, solo podría aportar mi ignorancia en la teoría, y en la práctica la convicción de que uno va mejorando con el uso y en la pareja se empiezan a hacer las cosas bien cuando ya casi no tienes fuerzas para hacerlas. Porque aprendes a querer pensando en el otro, a respetar, a callar si es menester, a saber que es una construcción lo que tienes entre manos. Aún así, estaría bien saber cuánto dura el amor para poder hacer planes por adelantado.

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